A nadie le extraña la demostración de saber que vivimos en un mundo lleno de engaños, como si los grandes poderes fueran magos que se empeñan en usar trucos en los que caemos de una manera infantil, como cuando nos regalan el movil pero nos dan hachazos con las tarifas.
Nos han convencido, haciendo acupuntura sobre la parte más infantil de nuestras expectativas, que tenemos derecho a un trabajo digno, siendo el significado de digno más de 30mil y seis semanas de vacaciones.
Nos han convencido que las relaciones sexuales siempre tienen violines, que el amor es eterno y no hay subidas y bajadas en el carrusel de lo interpersonal. Nos han convencido, incluso, que el amor de verdad está al final de la película y que el vicio se compone de una contorsionista de pechos redondos, largas piernas y deseo irrefrenable (en mi caso, por poner un ejemplo) o de un buen muchacho de cuerpo robusto sobre el que cabalgar en tu sillón hasta que te de un mareo fruto del exceso, del sudor y de la resistencia física del efebo.
Nos han convencido que si uno se pone la etiqueta de empresario es un tipo con más dinero del que pudieras pensar, aunque tenga una mercería con su prima mal contratada.
Nos han convencido que el tercer mundo es un lugar lleno de miseria donde los niños no sonríen y donde lanzamos las defecaciones del primero pero también nos han enseñado a sentirnos bien con nuestra moral cuando dejamos un par de euros en la puerta de una ONG como si dejáramos un recién nacido abandonado en la puerta de una iglesia sin pensar en el mundo de la pederastia.
Nos han convencido que el sistema no tiene solución y que nos tenemos que dejar llevar por los políticos sin capacidad para que nos lancen por el acantilado de la crisis que, de eso estamos seguros, no es responsabilidad nuestra.
Estamos convencidos que internet es libre, facebook privado e incluso que las tablets son ordenadores.
Creemos que somos justos, buenas personas, seres inteligentes, amigos de nuestros amigos, amantes de nuestras parejas, cuidadosos con los animales, ordenados y equilibrados.
Es lo mismo que pensar que las noticias son verdad hasta que descubres que las señales de los mitines que nos dan son acuerdos entre los partidos y los medios donde nos han seleccionado la parte del mitin que al partido le interesa y la zona del pabellón que está llena. Es la institucionalización del engaño.
El dia que te das cuenta tienes varias opciones: asumir los engaños que te interesan, deprimirte, pasar el tiempo intentando explicar a las personas que te importan que aquello en lo que viven es un engaño o fingir que tu trabajo es digno, los empresarios son malos, que no puedes cambiar el sistema, nadie mira tus búsquedas en internet, los partidos políticos llenan estadios y, por supuesto, que tú y yo no hicimos nada por perder a la última persona que nos quiso.
Se vive mejor engañado.
Pd: Afortunadamente el número de hogares con televisión ha bajado por primera vez en años. Aunque la manipulación en internet es, por su propia definición, más zafia que en TV.
Pd2: el dibujo, de Jrmora.
Pd2: el dibujo, de Jrmora.
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