En un estudio que intentaba adivinar las maneras de comunicar emociones exclusivamente tocando a la otra persona se descubrió que las tasas con las que una pareja es capaz de transmitir las mismas a su contraparte sentimental es mayor que si lo hace un extraño. Es lógico principalmente porque estás acostumbrado (en la mayoría de los casos) a tocar a tu pareja. Por alguna razón inexplicable eso es parte del vínculo.
En el 1,2,3 una prueba eliminatoria consistía en adivinar cual de las personas del otro lado del biombo era tu pareja. Yo creo que sería capaz de diferenciarla entre cientos de manos aunque tampoco puedo llegar a describir el motivo, como los psicólogos al interpretar los resultados.
Independiente de la apreciación "sentimental" del estudio considero que una de las maneras más fantásticas que tiene el ser humano de relacionarse con los demás es encontrar a aquellas personas con las que por algún motivo inexplicable tienes un determinado "feeling". Sucede con algún compañero de trabajo con el que te llevas bien o con una amistad recién encontrada. Sucede cuando descubres que no te hace falata dar datos en exceso para pensar en la misma dirección o disfrutar con las mismas cosas o con los mismos chistes, aunque sean chistes de Eugenio.
Y cuando, un día, parece que todo está gris ves cómo la otra persona se está dando cuenta.
Y cuando, un día, te acercas y ves su cara eres capaz de darte cuenta que necesita que te quedes cinco minutos más.
Después, con suerte y siendo ahora la parte menos casta, eso te pasa con aquella chica que te reconforta en los abrazos. Un día, si los astros te son propicios, eres capaz de temblar al descubrir su cuerpo bajo el roce de tus manos. Más tarde, si has saltado las barreras que se ponen las personas adultas, eres capaz de diferenciar su calor del calor que conocías hasta entonces y, si te eligen para un estudio sobre la posibilidad de comunicar emociones, descubres que vuestro porcentaje de éxito es del 60% cuando con los extraños es del 39%.
Y la miras a los ojos sin decirla nada pero con cara de que sientes mucho que vaya a ser así, que se tenga que quedar con el premio pequeño de la tómbola de su vida (que eres tú con forma de oso de peluche).
Así que con esto me regodeo en el día cariñoso, meloso y merengón que todos tenemos algún jueves que otro escondiéndome tras unos resultados científicos tontorrones que me he encontrado por ahí y del que no quiero ser objeto de estudio no sea que, como en las encuestas del Cosmopolitan, salga que no tenemos afinidad y salga, ella, de la encuesta, con algún premio gordo atlético y mucho más listo que yo.
Pd; remember: tocar y ser tocado.
2 comentarios:
El mejor premio que le puede tocar a una mujer en la vida es el oso de peluche de la tómbola, que suele estar relleno de guata, calentita y agradable. Los premios atléticos son como las figuras de porcelana: están huecos por dentro.
"se descubrió que las tasas con las que una pareja es capaz de transmitir las mismas a su contraparte sentimental es mayor que si lo hace un extraño"
Ahí estas diciendo que los extraños son mas certeros, cuando seguramente querías decir lo contrario.
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