Perez Reverte, ese muchachote curtido en mil y una guerras que descubrió lo bien que se vive haciendo una y otra vez prácticamente el mismo libro desde su salón, ha descubierto lo publicitariamente rentable que es la provocación. Así que ha usado Twitter para soltar un par de improperios contra Moratinos y después se ha dejado querer por todos aquellos que, aburridos en sus casas,no tienen otra cosa más que seguirle el juego. Así que hoy, por encima de la muerte del pulpo Paul (al que esta vez le eligió la caja en vez de a la inversa) o la mala fortuna de aquella chica de 31 años a la que le ha caido en la cabeza una cornisa en Bilbao con el resultado de muerte, es titular en casi toda la prensa digital. Y sonreirá con ello como los chicos que han puesto un montón de despertadores (18) en un cine de Bilbao haciéndolos sonar a la vez en medio de una sesión.
Provocación, según la RAE, es el delito consistente en incitar públicamente a alguien para que cometa una acción delictiva. Lo cierto es que provocación lo vamos asociando a aquellas acciones, comentarios o elementos que sacan de nosotros aquellas cosas que llevamos dentro y sabemos que no nos gustan. (Como insultar a Perez Reverte no puedo decir que me desagrade no lo considero una provocación, aunque parece ser que para muchos así lo sea.). Sin embargo la provocación es parte del juego al que jugamos cada día. Jugamos en la publicidad, en la prensa, en las declaraciones de los elementos públicos de la sociedad provocativa en la que vivimos. Provocación es verla con un liguero porque saca de ti el pornografo que llevas dentro pero luego que no te deje tocarla mientras se indigna de tu erección. Provocación es gritar "Gora España y Arriba Euskadi" el día del Aberri Eguna. Provocación es levantarte de la cama sin darle tiempo a que te abrace y aparecer con la ropa puesta y cara de chico malo mientras dices comportarte como la relación sólo de sexo que te pidió que fueras. Provocación es entrar con cuatro amigos negros en la sede de la falange. Provocación es lanzar un beso al conductor delante del que te has colado adelantando por la derecha en medio de una caravana. Provocación es reaparecer con arañazos en la espalda. Provocación es pedir una canción musicalmente de verdad en una SuperperreoParty. Provocación es recordar cuando el sr Guerra llamó "mariposón" a Rajoy para así excusar al alcalde de Valladolid de llamar cerda a la Pajín. Provocación es pedirle a Ramoncín que te firme un disco copiado de Nirvana. Provocación es, según alguna otra definición, comportarse como un idiota sabiendo inexorablemente que lo estás haciendo así.
Desde este punto de vista P.Reverte sólo busca provocar si es que pensó en el resultado antes de meterse con Moratinos. Lo divertido son, si no te importan, los resultados. Si te divierte siempre puedes dedicarte a provocar un poco a este mundo deseoso de ser provocado y descubrir lo fácil que es ver a algunos gritar exabruptos como si las comunicaciones públicas fueran pequeños virales dialécticos. Si no fuera así no entendería el éxito de público indignamente provocado del que vive T5 o la mayoría de las tertúlias radiofónicas de opinión.
Tampoco entiendo la cobertura publicitaria que tienen las provocaciones de cualquiera aunque tenemos que reconocer que existen demasiadas personas con demasiado tiempo libre que pasan demasiado tiempo buscando ser provocadas.
Y hay demasiados de esos que juegan a ser escritores que necesitan su minuto de provocación:
Pd: aqui.
4 comentarios:
Casi resulta hasta refrescante la incontinencia verbal cuando una bandada de cuervos está dispuesto a acusarte de incorrección política a la mínima
http://www.youtube.com/watch?v=sEJtiNI2cMQ
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