Las virtudes que le concedemos al ocio son, en este mundo moderno, extrañas. Si dices que te has ido de vacaciones a montar en barco por el Adriático todo parece ser maravilloso y si te has ido a Gumiel de Izan aparenta que vienes impregnado a olor de vaca. No puede ser, porque no puede, que te hayas mareado y todo tu tiempo lo hubieses empleado en vomitar por el mediterráneo. Tampoco puede ser que hayas comido riquísimo, hayas aprendido sobre la vida y la meseta te ponga la piel con el punto cobrizo y dorado que tiene la buena vida. Hay quien, de la misma forma que ya se lo ha pasado de fábula antes de llegar a su lejano destino, desprecia todo aquello que ha presupuesto inferior a lo merecido.
Un hotel de dos estrellas siempre le parecerá despreciable frente a un coloso lleno de luces de Las Vegas, aunque esté lleno de imitadores de Elvis y cocainómanos ludópatas.
Un coche será mejor si te saluda al entrar que si simplemente te lleva. Hoy tuve una curiosa conversación sobre lo bueno que es un Tesla en la que yo argumentaba sobre la frágil ingeniería de los frenos y las tolerancias de acabados. La otra persona me decía "pero si es un Tesla" casi como si al llegar a Ibiza, por arte de magia, vayas a ser feliz. Por supuesto que eso implica lo contrario: si entras en un bar de Villanueva del Bierzo, te han comido las chinches por mucho que Carmiña sea una mujer limpísima.
Como todo en la vida el sexo vale como ejemplo extremo. Puede ser que estar acurrucado en el sofá sea maravilloso, pero hay quien considera ( hombre y mujer) que si no la atas, la azotas hasta que se le pone el culo rojo y te terminan doliendo los huevos como en erecciones adolescentes, no te lo has pasado bien.
Nunca he sido un gran trasnochador. Cuando tenía sueño, me iba a casa. Alguna vez he visto amanecer pero son veces que las puedo contar con los dedos de una mano. En absoluto ha sido, jamás, un objetivo primario. Todos conocemos a alguien que, llegada una hora, se va al baño y reaparece con los ojos muy abiertos porque hay que aguantar todo lo que se pueda. Es como si el número de horas despierto fuera directamente proporcional al goce de la noche. Que cuando te lo estás pasando bien estés más tiempo no significa que estando más tiempo te lo vayas a pasar mejor. Tampoco significa que si tienes marcas en el cuerpo el sexo haya sido más satisfactorio.
Alberta, Canadá, no tiene por qué ser mejor que Jacinta, Mejorada del Campo.
Reivindiquemos la capacidad de encontrar la felicidad en lugares insospechados y con placeres comprobables. Suele pasar.
Mojar pan en un huevo frito en vez de una deconstrucción al vapor de almejas salvajes australianas.
Cada uno disfruta de lo que quiere y a nadie le tienen que obligar a entretenerse con lo que no le entretiene. Jersey es la prenda que me pongo cuando mi madre tiene frío. Ese hotel es al que vamos cuando tú quieres decir que te lo pasaste bien, pero te chupabas los dedos con las alitas de pollo. También es cierto que alquel dia, después de colarnos en un bar lleno de adolescentes con capucha, vislumbré la luz de la felicidad llegando a casa riendo.
Pd: intentar que cada día fuera algo nuevo y algo emocionante aurrinó una parte de mi vida. Sabes por qué lo digo.
1 comentario:
El mejor sitio es al que quieres volver.
No hay veranos como en Navia.
Cuando quieras, ya sabes.
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