...del libro nuevo...
Ella se levanta de la silla. Sabe, porque siempre se dio cuenta, que a él le gusta. No podemos perder esta guerra.
Hay palabras que, en su verdadero significado, son muy diferentes.
Iñaki se separa.
-¿Guerra?. ¿Tú has visto las películas o has hablado con tus abuelos?. ¿Tu te crees que en una guerra te vas a montar una reunión de peñas del Athletic?. ¿Crees que vas a poder manifestarte libremente con tus ideas tras una pancarta?. ¿Crees, acaso, que en una guerra tienes internet y te llega el repartidor con la videoconsola nueva antes de la hora de comer?. ¿Qué abren las peluquerías o que puedes ir por ahí pidiendo que te hagan un poco más el filete?. ¿Cuántos tanques has visto?. ¿Cuántos bombardeos?. No me jodas, anda. Ahí fuera está uno que se cree el Che tomándose una cerveza y quejándose de lo mala que es la marihuana que se está fumando, con el culo caliente. Al menos el Che se arrastró por las playas de Cuba. Y, eso sí, igual que el Che está convencido que la lucha armada es la respuesta. Para vosotros el Che es una camiseta y ese que está ahí va pegando tiros como si viviera en el puto juego del Call of Duty. Hace setenta años del Che, cuarenta de Franco. La ropa que te llega en cajas la hacen niños bengalíes mal pagados por ricos americanos y es transportada por camioneros polacos para que te la entregue un inmigrante en la puerta de tu casa, desde la que juegas a hacer la revolución. Y tu revolución se preocupa de que la etiqueta esté escrita en euskera, la hagan con lana de ovejas felices o quien esquile al animal sea mujer. Pero claro, que sea barato.
Da tres pasos hacia la puerta, pero se da la vuelta
-¿Sabes lo que pasa? Que cuanto sales a la calle y no tienes todo lo que pensabas que ibas a tener, te enfadas. Como no eres capaz de admitir la verdad encuentras la respuesta a todo cuando te ubicas en ser víctima. Crees que no eres la estrella de un anuncio porque eres mujer, pobre, euskaldun, negra o coja. Que hay una reunión de machos ricos españoles blancos preocupados en que tú, precisamente tú, nunca llegues a nada.
Alazne se queda callada mientras Iñaki tiene una sensación de haber sobrepasado más de una línea.
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