Existe un tipo de cine que se escapa del común de los humanos. Es ese espacio entre el silencio y la reflexión al que nos da pánico acercarnos y, también, es ese lugar al que casi nunca somos capaces de llegar solos con la excusa de lo triste que resula ver cine en soledad o con la consideracion contemporánea de que el arte es un cúmulo de divertimentos. Conozco a más de una persona que jamás se sentaría delante de una cinta sin efectos especiales a no ser que alguien le obligara con unas esposas o alguna promesa posterior de dificil cumplimiento. Este corto es uno de esos casos y, sin embargo, verlo con el silencio y el detenimiento adecuado puede revolverte y alegrarte cuando descubres que ha conectado con esa parte de ti que no te gusta mirar.
28 minutos dignos de ver.
2 comentarios:
la verdad ,que me ha gustado ,por que me he sentido reflejada ,con alguna diferencia ,que mi final, no es tan bonito ,sigue siendo ,la misma .esperar a que alguien aparezca y te haga reir ,mientras tanto la soledad acaba siendo tu mejor compañera y aprendi a disfrutar de ella .un saludo
¡Qué rematadamente jodida puede llegar a ser la soledad!
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