Un estudio de hace tiempo afirmaba que las personas que van a trabajar con un maletín en vez de una mochila sufrían una tendencia mayor a ser más competitivas que el resto.
También es cierto que se acaba de publicar que si has visto previamente fotos de esas llenas de cariño y compañerismo en la que dos personas escenifican cierta unión afectiva (como aquellas fotos que guardas en la carpeta de "fotos que te hacen daño") tiendes a comportarte de una manera más colaboracionista en cuestiones de labor porque una parte inconsciente de ti cree en el trabajo en equipo.
Son, sin más, pruebas de la maravillosa capacidad humana de prejuzgar.
Somos perfectamente capaces de alegrarnos en nuestro interior cuando el bueno mata al malo y preferimos que lo haga de un certero tiro entre los ojos si es que no podemos elegir que sufra como una perra. Somos perfectamente hábiles para sentir una pequeña punzada de alivio cuando un terrorista explota en un mal bache mientras llevaba una bomba en el maletero de su Opel Corsa y, por supuesto, citar con una sonrisa que a Traepacáesecanon Teddy Bautista es probable que le metan en la cárcel a criar malvas castigado viendo una y otra vez "Mentiras y gordas" (guión: Sinde) en screener oyendo la tos de los de las filas de delante del señor camarógrafo.
El caso es que cuando las fuerzas de seguridad han entrado en las dependencias de la Sgae a ver el extraño motivo por el que un impuesto que se recauda para una empresa privada ha derivado en el supuesto enriquecimiento de socios de dicha empresa lo que muchas personas ansiaban era ver a Teddy arrastrado en un mar de cd´s copiados mientras las instalaciones eran subastadas para el disfrute de los beneficios por los manteros que han sido perseguidos por la organización que dirige aquel señor.
Otros, aún con el chip cambiado, pensaban que iban a detener a un tonto de terciopelo mientras la guardia civil llamaba y se oía "Tun, tun- ¿Quien es?- Hacienda y un coronel- Cierra la muralla"
El caso es que, por uno u otro motivo, a todos aquellos que se han sentido vigilados, perseguidos y castigados por el atroz afán recaudatorio de la Sgae se les ha dibujado una sonrisa igual que la que se te pone cuando sentencias que A todo Cerdo le llega su San Martin.
¿Nos alegramos? Por mi parte me recuerda a aquello de Capone al que, como lo le podían meter en la carcel por asesino y por cabrón, le metieron por defraudar a hacienda. Porque lo que es cierto es que lo que nos molesta es que la Sgae se meta en tu boda para cobrarte cuando vas a poner Paquito el Chocolatero y nos importa algo menos que esté disfrutando de los impuestos de todos para vivir como reyes porque en algún momento se convirtieron en una asociación de intocables a quien nuestro gobierno (me de igual el color), en una bajada de pantalones digna de la sodomización más dolorosa, le regaló cientos de millones que se han encargado, a base de excesos, de recaudar hasta que alguien les cerrara el grifo. Y eso de recaudar hay que reconocer que Teddy lo hizo muy bien.
¿Es un chorizo?. Lo desconozco. También tengo que admitir que ser un cabrón no está penado en el código penal. El caso es que nos encanta ver sufrir al malo de la película y convertirlo en Trending Topic.
Pero el canon en los discos, que te cobren por el hilo musical, que vayan a tu bar para llevarse unas monedas por la televisión donde pones teledeporte mientras ves que no entran clientes, que seriesyonkis sea un delito o que, por poner un ejemplo, te puedan cobrar por silbar el himno de tu comunidad autónoma sigue exactamente igual. (aunque alguno publique que ahora el gobierno, como si volviera a los 120km/h, diga que va a quitar el canon)
Porque lo que se juzga es otra cosa, aunque te mole ver a Teddy sufrir un poquito del dolor ajeno, como una mala pastilla de canon digital para subsanar la cacareada copia privada.
1 comentario:
Para mí no deja de ser una nueva cortina de humo para tapar lo que realmente importa, precisamente porque como bien dices existe una cierta satisfacción en entrever un “final de película” en la que nunca te cuentan qué pasó después.
Una fianza a tiempo o unos meses a la sombra, buen comportamiento y otra vez en la calle ya dejarían satisfechos a muchos, en el mejor de los casos, porque también existe la posibilidad de que “pague el pato” cualquier otro del que nunca hemos oído hablar de su existencia.
Sea como sea seguiremos en la misma situación y la SGAE simplemente cambiará de cabeza visible pero no de prácticas ni ideales.
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