Afirman, en alguna de esas publicaciones que satisfacen el ego del psicólogo de turno, que si se simula virtualmente el juego ese en el que un grupo de personas se pone en circulo y se van pasando una pelota aleatoriamente podemos considerar las percepciones sobre la autoestima, las sensaciones de pertenencia a un grupo y esas cosas que sienten los que creen que les han pasado la pelota el numero correcto de veces o no.
Al final lo que se viene a decir, si lo juntamos con aquel otro trabajo que afirma cuánto los usuarios de los medios de comunicacion (personales o globales) son adictos a la información y cuanto caen en picado cuando no pueden recibir sus dosis diarias.
En el fondo, en ambos casos, está el poso de la necesidad que nos vamos generando de sentirnos parte de un todo y, en el caso de las infames redes sociales, de sentir que para los demás tenemos cierta importancia.
Porque una de las grandes verdades de la tecnología tiene el problema de la facilidad. Me explico. Mandarme un mail, dejarme un comentario, darme un toque en el perfil, enviarme un link o simplemente hacer bulto dentro de las múltiples bandejas de entrada que cada uno utilizamos es mucho más sencillo que hacer una llamada (que implica marcar 7 números y tener una conversación) y, por supuesto, mucho más fácil que quedar para tomar un café, cenar o, incluso, un abrazo.
Y si no hay abrazos, ni cenas, ni cafés, ni llamadas... cuando llega el final de la noche y ves que tus bandejas de entrada están vacías o solamente te ha mandado un sms algún operador de telefonía piensas lo fácil que hace la tecnología que alguien se acuerde de que existes.
Entonces te sufres un ataque a tu autoestima.
Antiguamente, cuando los marineros salían a alta mar pasaban meses sin hablar ni ver a sus familias. Alguno, al llegar, se encontraba a un nuevo hijo casi destetado y eso no afectaba a sus relaciones con sus seres queridos. Ahora hay días que piensas paranoicamente que te han dejado de querer cuando no han respondido a tu mail en menos de 15 minutos. La verdad no está en un lado ni en el otro pero hay que reconocer que la inmediatez de Internet resulta compleja cuando la contraponemos a nuestras necesidades sociales.
En realidad se basa en la capacidad de gestionar la tecnología y la verdad.
Miro el correo más veces de las que debería.
Mi madre me llama todos los días a las 21h30.
Mi madre me llama todos los días a las 21h30.
4 comentarios:
VAMOS A VER, QUE SE NOTA QUE ERES UN CAPULLO INTEGRAL: ¿HACE CUANTO QUE NO LLAMAS A NADIE?? PUES YA HACE TIEMPO QUE HAY QUE MARCAR 9 (NUEVE) CIFRAS.
POR OTRO LADO, YA QUE LO QUE PIDES ES UN POCO DE CARIÑO Y AUTOESTIMA REGALADA, PUES AQUÍ TIENES UN MENSAJE PARA QUE TU DIA SEA MÁS AGRADABLE.
UN ABRAZO (Y MARICONADAS, LAS JUSTAS)
No cambias eh?
Deberías plantearte que no solo tú tienes esas sensaciones, quizá tú también deberías de preocuparte de los demás, quizá la gente se cansa de dar y no recibir. Seguramente recibes o recibías de quien te daba igual y no recibes de quien quieres. Hay que apreciar los gestos de todo el mundo.
Venga va...Un achuchon, aunque éste no sea el que buscas.
gracias, y gracias.
como dice una amiga, cuando no tengamos internet, utilizaremos el tan tan, http://www.youtube.com/watch?v=F9taT4PIez4
( suena de fondo en este tema )
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