Hace no muchos años, cuando un amigo era capaz de publicar una "carta al director" en algún periódico de tirada aceptable nos sorprendíamos y asombrábamos de la "fama" que aquel buen muchacho había conseguido.
Cuando unos compañeros lograron, con una banda de muchachos de colegio, dar un concierto en un tugurio de nuestra propia ciudad, nos abalanzamos sobre ellos como si fueran los mimísimos Rolling Stones estudiando en el pupitre de al lado.
Y si salías en la televisión, aunque fuera de figurante en una actuación para aquellas primeras televisiones autonómicas de Rocio Jurado, estabas en el pedestal exclusivo de las estrellas.
Ahora, como en casi todo, las cosas han cambiado. Puedes añadir un comentario sin la necesidad de esforzarte en cualquier medio de comunicación. Agarras el rallador de queso de tu abuela y te haces un grupo conceptual que publica su música en myspace y hay tantas cadenas ansiosas de contenidos que cualquier gilipollas puede tener sus minutos de televisión (lo digo por mi).
Conozco a quienes han tenido su momento de gloria con el baile de las gambas crudas.
Conozco más de un blog sin gracia ni respeto por la ortografía que es más visitado que la audiencia de algunos documentales de la2 y conozco, por el contrario, grandes opinadores y tremendos músicos que son menos seguidos que el campeonato finlandés de curling.
Me pregunto cuales son esos elementos culturales que te convierten hoy en dia, frente a tus compañeros de instituto, en prácticamente un semidios. Supongo que serán aquellas estrellas del tipo de "Contigo no, bicho", la chica de "La he liao parda" o el freak satánico del diario de patricia. Todos ellos casi tan famosos como aquel hamster que miraba atento a la cámara (28 millones de visualizaciones).
Así que ahora la fama o el reconocimiento ha dejado de ser fruto de un esfuerzo o una mezcla de capacidad y casualidad. Ahora los 5 minutos de gloria es una mezcla de número de visitas y casualidad.
Hace nada cuando a los niños se les preguntaba lo que querían ser de mayores nos asustábamos porque la mayoría querían ser futbolistas sin estudios. Ser futbolista debe de ser demasiado cansado cuando vamos demostrando una extraña admiración por los que llegan a la fama haciendo absolutamente nada.
Será que mi viejuna generación tiene muy arraigado el concepto del esfuerzo y el sacrificio como paso previo hacia cualquier otro lugar o simplemente es que a nuestra sociedad tan culta le encanta reconocer fenómenos mediáticos que duren menos de lo que dura un video de youtube.
2 comentarios:
Cuidado: es "abalanzamos" con b, no con v.
avalaaaaaaaancha.
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