La mejor manera de ligarte a una chica, que no enamorarla, es que se crea que eres una especie de reencarnación de chico malote que no está más interesado en ella que lo justo para una noche. Le puedes decir eso de "if you´re looking for trouble, you came to the right place".
No lo estoy preguntando. Es una afirmación.
Hace unos días una amiga, antes reconocida y experimentada habitante de la isla de Lesbos, me hablaba sobre la finalización de cierta relación con un muchacho de soberana planta física y atlético comportamiento sexual. Ante mi extrañeza sobre el cambio de acera respecto del conocimiento previo que yo había tenido de ella (porque la conocí un día en el que me levantó a una monitora de fitness con la espalda más recta que la mujer de Alberto de Mónaco) me confesó que había dejado a las mujeres porque "son muy raras".
Así que esa afirmación categoriza mi planteamiento previo.
Las mujeres en edad de merecer, al menos las que yo he conocido, y afortunada o desfortunadamente creo que he conocido a las suficientes, que no a demasiadas ni a demasiadas pocas, viven en las experiencias casi místicas del juego sexual y amoroso anárquico que se debió de inventar, sin que los hombres nos diéramos cuenta, al principio del siglo XXI. Si las quieres para una noche: malo. Si las quieres para todas las noches: vamos más despacio. Si las quieres para que conozcan a tu madre: se hacen su mejor amiga. Si sus padres quieren conocerte: dejan de llamarte porque te has convertido en una relación con patas (en vez de un rabo con patas). Si ven cómo te desean otras mujeres, te desean más, pero si te pillan con otra mujer la has perdido para siempre. Si ves porno eres un cerdo, pero desean ver porno contigo pensando en sí mismas cómo acróbatas sexuales que no son. (ni tu). Si llegaste a casa tarde un dia que te esperaba eres un machista descontrolado pero necesitan tener sus fines de semana de chicas en los que tu teléfono no suena y sobre el que nunca te van a dar detalles (aunque añadan amigos en su perfil de facebook).
El resultado es que sabes que es una especie de juego en el que, probablemente por una cuestión hormonal, siempre vas a perder porque, como decía una canción de un travelo folclórico de pueblo que yo conozco: "La que tiene raja tiene toda la ventaja".
Porque, de la misma manera que al resto de las mujeres, a aquella chica le gustaba verme cantarla las canciones de Extremoduro pero en realidad quería que supiera tocar la guitarra mientras me convertía en el batiscafo de su abismo. Eso sí: mataría antes de admitirlo o lo admitiría en el momento en el que yo mismo saliera por la puerta. Lo peor de todo es que ahora que hemos descubierto la manera de ligar, que no de enamorar (que es hacer lo contrario de lo que te pide el cuerpo o la lógica)... ahora el gran misterio es enamorarla sin que ella deje de pensar, como si fuera uno de los personajes absurdos y anacrónicos de Sexo en Nueva York, que lleva las riendas de su propia vida.
Siempre me equivoqué, como todos los hombres del mundo, queriéndolas en el momento inadecuado, siendo el duro cuando no debía, celoso cuando no estaba justificado, egoista cuando a ellas les tocaba ser las niñatas caprichosas y querer abrazarlas los momentos en los que deseaban mirar de reojo al espejo mientras pensaban que el mismísimo Elvis estaba en su cama diciéndoles aquello de que "si quieres tener un problema, has venido al lugar adecuado". Y cuando te convertías en Elvis deseaban uno de esos besos lentos y quietos que parecen 3.
Pd: dicen que hay un manual para ello, pero sólo lo han publicado en cantonés antiguo. El resto son tangos suicidas. Yo tengo, lo diré a modo de confesión,sangre argentina corriendo por mis venas.
3 comentarios:
Pues si, pues si
El último párrafo es buenísimo xD
gracias. Es raro (porque soy exigente) pero es un texto que me gusta como quedó.
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