Un amigo se altera y se molesta porque cuando pone la televisión se ve inundado por canales que se parecen sospechosamente a lo peor que es capaz de generar aquella cadena con un torito bravo en su logo. Mete en un saco a VEO7, al sospechoso CANAL13, a partes de Antena3 y, por supuesto, lanza al agua el gato de Intereconomia y sus retransmisiones de misas desde el Valle de Los Caídos.
Siente la profunda decepción para con unos medios que considera que se balancean hacia la parte derecha de la balanza de la misma forma que agarra el Público con la otra y piensa que el gran Wyoming es un genio cuando se está haciendo ese hueco como el Sostres de la izquierda que Gabilondo no supo hacerse.
Es un amigo que ha nacido en un mundo de buenos y malos, sin puntos intermedios.
Una amiga, de esas concienciadas por el bien común y que aún ahora es capaz de apostar por un mundo más igualitario, participa de un trabajo malamente remunerado que se basa en ayudar a las personas en exclusión. (Mujeres, de mejor o peor vida, sin domicilio ni papeles, con hijos a sus espaldas.) Se altera cuando afirma que alguna de ellas se sienta en la cama y exige dinero para tabaco y para fumar delante de su recién nacido sin una mayor preocupación que la de que en su dieta no le den cerdo porque se considera una firme defensora de las creencias árabes. Y porque le gusta más el cordero que pagamos otros.
Mi amiga cree que algunos sistemas de ayuda no suponen más que la creación de parásitos del sistema que van saltando de casa de acogida en casa de acogida, de cursillo remunerado a ayuda social sin que el mismo sistema pueda tener la fortaleza de castigarle con la dureza que merece un caradura sin escrúpulos que se rie sistemáticamente de todos aquellos que nos compramos nuestro piso libre, pagamos nuestros impuestos, nunca facturamos en B, no pasamos de robar algún vinilo en el Corte Inglés y seguimos creyendo en un mundo en el que la gente se salude sonriente por la calle y un sistema que nos pueda abrazar en su seno si algún dia las cosas nos vienen mal dadas.
Pero castigar con dureza siempre se ha considerado una opción de derechas, de la que defienden en los nuevos canales de la TDT.
-Eso son ideas de derechas- le digo.
Las sociedades actuales están viviendo la gran desbandada de la felicidad global a la carrera desenfrenada de la defensa de sus propios derechos adquiridos sin preocuparle el derecho de los demás. Los franceses saben que mandar a su casa a un grupo de gitanos es rentable para las normas democráticas. Los padres saben que una bofetada a tiempo es más efectiva que decenas de largas conversaciones con sus criaturas. Los ingleses saben que subvencionar las universidades les otorgarán solamente menos titulados en paro pero que muchos de los progenitores de los que queman la sede del partido conservador han valorado positivamente esa manera de enfrentarse a los problemas de cara. Los suizos saben que promulgar una ley que expulse a cualquier inmigrante delincuente es bien vista dentro de las casas de los habitantes de su zona. Los españoles alaban que alguien se haya enfrentado al gremio endiosado de los controladores aunque sea con la herramienta del ejército. Los americanos solo se preocupan cuando alguno de sus chicos vuelve en un ataud pero nunca pusieron en duda que si algun árabe había matado a cinco mil americanos en las torres gemelas algún país tenía que pagar por ello, aunque fuera el pais equivocado. Todo esto son ejemplos.
En realidad la salida del gran sueño que supuso el espejismo del estado del bienestar nos deja esa hipócrita actitud tan contemporánea y tan moderna en la que nos encanta hablar de cosas buenas, de amores eternos , de sueños globales, de ecología, de igualdad, de solidaridad. Nos movemos cuando nos tocan el bolsillo, nos vamos a defender lo ecológico en coche, nos gusta defender verbalmente al pobre, comer cordero en casa y que, por supuesto, no nos digan en televisión, si es que estamos con los amigos, nada politicamente incorrecto.
Y en la intimidad de nuestro salón, cuando nos quedamos solos, ponemos intereconomía porque estamos poseídos por un egoísmo tremendamente de derechas.
Eso da audiencia, los audímetros lo saben. En algunos hombres buenos, alguna escena es interpretada con el beneplácito de muchos en muchas televisiones porque, quizá fruto de unas filtraciones se puede afirmar que "no somos capaces de asumir la verdad". (min 5.21)
Piénsalo la próxima vez que algo te de mucha pena pero descubras que eres incapaz de movilizarte. Eres Jack Nicholson de uniforme viendo la TDT, con o sin CNN+.
A los izquierdistas egoistas de mi generación en la de mi padre les llamaban de derechas.
Pd: publicado previamente en Sinusoides.
3 comentarios:
Tú siempre has sido un pobre imbécil manipulado, y sólo ahora te empiezas a dar cuenta de por qué los desengañados de la política son casi siempre de izquierdas, y la gente que ya ha vivido un tiempo suele ser de derechas.
A la generación de Zapatero se la llamaba la generación X: la generación perdida. La gente con serrín en el cerebro, vamos. Ya se veía venir que cuando a estos les tocara gobernar lo iban a destrozar todo. Pues mira qué te digo, espera a ver lo que pasará cuando a los salvajes que se han creado por culpa del relativismo moral, el politicorrectismo, y la falacia del buen salvaje de los subnormales pedagogos socialistas les llegue el turno. Te juro por mi padre que cuando sufras las consecuencias de viejo (si no te dan matarile) desearás que a esos monstruos les hubieran dado un guantazo a tiempo, ese mismo guantazo que Zapatero ha declarado ilegal.
PD: Quiero aprovechar para decir a todos los que votaron PSOE que son unos capullos integrales, por si alguno todavía no se han enterado.
Estimado Carlos.
Lo de que yo sea un pobre imbecil manipulado te lo consiento porque he ido a un colegio de curas y suelo poner la otra mejilla.
Lo de que a la generacion de zapatero se le llame X es una tonteria porque a la de Obama, a la tuya y a la mia, tambien. (Y a la de uno de Almendralejo o Pekin, tambien). Asi que deja a zapatitos fuera de que X era la generacion perdida porque aqui la una X la tiene Felipe, pero eso es otro tema.
Lo de ser correcto, ser amigo de los mas desfavorecidos, creer en un mundo mejor... aunque es algo de izquierdas y probablemente utopico ... es chulo.
Mantengo que creer en ello en vez de creer en la imposicion por parte del estado de lo que es bueno o malo , como si fueramos soldaditos sin cerebro, es mejor.
Mantengo tambien que hay demasiado gilipollas suelto.
Quiza alguno ande leyendo por aqui.
Y que vote a quien quiera, en eso se basa la libertad.
Tras leer el comentario de Carlos he llegado a la conclusion de que vivo en mundo de fantasia, me rodean enanitos con gorritos color azul con voz de pitufo. Creo que voy a despertar a Blancanieves para que vea a sus 7 enanitos.
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