30 de abril de 2010

Lucha de gigantes

Cuando en Amores Perros él persigue a la mujer de su hermano por la casa poniendo en la balanza del amor su buen hacer y sus buenos sentimientos contra la maldad innata del pandillero con pistola que es "el otro" suena de fondo Lucha de Gigantes de Antonio Vega.

En realidad Amores Perros fue uno de esos felices momentos cinematográficos de hace unos años que el Sr Iñarritu quiso repetir con gran presupuesto en Babel y, bajo mi personal punto de vista, le salió un melón relleno de Brad Pitt y una japonesa que se siente sola en la inmensidad de Tokio.

Claro que cuando alguien intenta plasmar el sueño de la sensación de soledad global que se puede vivir en cualquier parte del planeta acaba de comprar, en cuestiones de éxito de audiencia, todos los boletos para que aquello sea el telefilm con picores en el que se convirtió. Por eso, por lo dificil que es hablar de las cosas más básicas que nos afectan a todos, a saber: el amor, la soledad, nuestros miedos, nuestros sueños frios y cálidos... por eso mismo las películas que nos devoran son esos colores pastel y esos chistes fáciles que saltan, entre una y otra bala, por los azules avatares de personajes que querríamos ser pero nunca seremos porque no existen.

O símplemente el éxito se compone de vendernos lo que nunca llegaremos a ser o lo que nos gustaría ser pero no tenemos arrestos para serlo. Quizá ese era el éxito de "Historias del Kronen", porque todos querríamos colgarnos de un puente sobre la autopista o quizá será el éxito del próximo estreno (con excelente campaña en Internet) de "Ingrid"

Lo cierto es que los guionistas, que están cogidos por los genitales de la industria y lo que se supone que es más o menos rentable, o no se atreven o no son capaces de lanzarse al vacío de hacer esas películas que te hacen salir del cine y replantearte reductos de tu vida. O quizá simplemente algunos directores cambian a una pareja hetero por dos bolleras en Roma y cogen el papel de alternativos. (porque la última del antes brillante Medem es un remake de "en la cama").

O es que la lucha de gigantes entre el entretenimiento y el cerebro hace tiempo que la ganó el entretenimiento y muchos de los que buscamos encontrar respuestas en el cine no encontramos a quien nos acompañe a una que no sea de tiros o en 3D. Será que el cine que me gusta no tiene una tercera dimensión.

O porque creo que la televisión atrofia mi capacidad de decir lo que siento.
O porque ahora busco constantemente pequeñas obritas de arte en forma de videos por internet.
O porque hoy me levanté repitiendo una y otra vez a Antonio Vega.

Dice así:
...me da miedo la enormidad, donde nadie oye mi voz. Deja de engañar, no quieras ocultar que has pasado sin tropezar. Monstruo de papel, no sé contra quien voy o es que acaso hay alguien más aquí.


29 de abril de 2010

Esterilicense

Existe una asociación que paga a drogadictos para que se esterilicen y así no pocreen niños con todas las papeletas para tener una vida de mierda.
Lo cierto es que cuando la vida se compone exclusivamente de decisiones cerebrales determinaciones como ésta tienen un sentido, por mucho que algunos estudios afirmen que hay hijos de yonkis que son buenísimas personas.

También es cierto que una de las soluciones que más seguidores tiene en los casos de violadores reincidentes (porque estudiosos afirman que los violadores no se curan nunca) es la castración química aunque eso no salva al agredid@ de la horrorosa experiencia que es ser objeto de una agresión.

Pero si la sociedad evoluciona sólo y exclusivamente con decisiones que nacen de la racionalidad nuestro futuro promete ser frío, gris, productivo y esteril.

Nuestra ciencia médica ha empezado a controlar factores que hasta hace años eran atribuídos a un Dios superior. Elegimos el sexo de nuestros hijos. Podemos saltarnos los límites de la capacidad física a base de productos dopantes. Estamos capacitados para castrar al vecino con unas pastillas. Nos ponemos y quitamos tetas a un precio similar al de 15 días en un resort. La industria de regeneración de hímen está ganando más que nunca (al menos en el mundo árabe). Te puedes transplantar la cara completa, borrarte las huellas, atiborrarte de bótox o cambiarte el corazón.

¿Pero donde queda la magia de nuestros errores o de nuestros pequeños defectos?

John Cusak decía en "Alta Fidelidad" (mucho mejor el libro), hablando de su ex, que recordaba con excitación nostálgica la manera de rozarse los pies para que entraran en calor cuando se metía en la cama. No echaba de menos la manera perfecta que ella pudiera tener de arreglar su pelo o freir un huevo o redactar un proyecto sino que, después de todo, recordaba una imperfección, que es lo que nos diferencia de los demás: nuestra manera de equivocarnos.

Quizá lo que sucede es que si cuando al sonreir se nos ven una paletas largas, si al mirar el sol de frente se nos adivinan las patas de gallo o si al comer con las manos siempre se nos cae la salsa de la hamburguesa éstas son las pequeñas cosas que nos diferencian de los demás y son aquellas cosas que nos hacen ser especiales, exclusivos, imperfectos y únicos.

Nos pasamos la vida intentando corregir, a modo de esterilización social, nuestros pequeños defectos. La ciencia y la medicina nos está poniendo incluso los medios para convertirnos en una nueva raza de seres humanos sin tara.

Y yo, por mucho que me queje, quizá influído por aquella película, noto ese cosquilleo sentimental cada vez que veo a un adulto que no sabe montar en bici o cuando a alguien se le arruga demasiado la nariz.

Muchas veces se nos olvida que si esterilizamos nuestras partes defectuosas nos volveremos mejores sobre el papel pero perderemos la esencia. La vida, que es el proceloso camino hacia la muerte, es mucho más divertida si está plagada de defectos de la misma forma que las carreteras comarcales son más entretenidas de conducir que las perfectas (y estériles) autopistas. Las aventuras de verdad se viven cuando el viaje no es perfecto.

28 de abril de 2010

Medicamente debería de estar muerto

Parece ser que los telómeros son el marcador por excelencia del envejecimiento humano. Según las células van dividiéndose la longitud de estos chavalotes se reduce y el envejecimiento se va haciendo mayor. Es decir, que tengo, más o menos, los telómeros casi a la mitad.

Analizando la longitud de estos en un buen montón de personas, unos investigadores de la universidad de la Gran Bretaña profunda que es Leicester, han llegado a la conclusión que si bien dan una referencia del envejecimiento biológico éste no se corresponde en determinados sujetos con la edad que tienen. Es decir, que algunos tienen tendencia a envejecer más rápidamente que la media porque nacieron con telómeros de mala calidad. Algunos tienen, por predisposición biológica, 4 años menos de vida que la media.

Por otra parte también se piensa que existe un componente genético que causa el síndrome de piernas inquietas que padecen, al menos en España, 4 millones de personas. En mi caso personal se reduce exclusivamente a pequeñas pataditas que doy cuando me meto en la cama con algo de nerviosismo. He de decir que es la excusa perfecta cuando no quieres que te abracen por las noches. Lo triste de todo esto es que, al igual que lo de los telómeros de mala calidad, te obligará a morir pronto porque se supone que tanto nerviosismo termina abriendo la puerta a otras enfermedades.

También se suele tener predisposición genética a la diabetes, a ciertos tipos de cáncer, al sobrepeso y a no sé cuantas cosas más que llevan todas asociadas consigo la reducción de años de vida. Si a todo ello le sumamos que el tabaco reduce 10 años la media de vida, que ver la televisión acorta la vida, que tener hijos dicen que acorta la vida, que trabajar de noche resta 5 años de lo que te quede, que la contaminación, un mal dormir o el estrés acortan más la vida...

Lo que no entiendo es cómo dando pataditas por las noches, con los telómeros sin cuidar, fumando un poco, trasnochando, teniendo estrés, viviendo en una cuidad contaminada y viendo la televisión aún sigo vivo. En el momento en que engorde y tenga un hijo, la diño.

¿No será que los médicos quieren ser todos guionistas de películas de miedo?. Porque si analizamos mi vida medicamente, yo debería de estar muerto casi antes de nacer. Será que estas ofertas médicas de reducción en años son como las del supermercado: no acumulativas.

27 de abril de 2010

Mi Valle de los Caidos

Leyendo los comentarios a la noticia del desmontaje de La Piedad del Valle de los Caidos recuerdo la última vez que estuve allí. Lo cierto es que fuí por curiosidad morbosa y por ver si podía pisar al dictador que está enterrado, como buena pareja de hecho, al lado de su queridísimo Jose Antonio.

Conduje mi flamante Seat ibiza rojo desde Madrid buscando en el mapa o a lo lejos esa enorme cruz que señala la ubicación de la basílica horadada en la roca y me dispuse a entrar en ella sorprendiéndome con la arquitectura brutal del lugar. Es enorme y es espectacular, si nos atenemos expresamente a las mismas consideraciones que podemos hacer al ver las pirámides.

Supongo que parte del problema está, como siempre, en la sucia mirada que tiene la política de todo. Supongo que en una gran parte de este pais de garrulos permanecerá la idea absurda que se basa en que todo lo que hizo el asesino es mierda.


Pero yo, que quizá no tengo una conciencia histórica que me haga pensar en lo malísimo que era y que me da igual si TuTanKamon era de izquierdas o de derechas o si azotaba con látigos de 7 colas a los esclavos que movían las pesadas piedras creo que independientemente que esa obra se hiciera con la sangre de nuestros abuelos no puedo evitar darme cuenta que es una gran construcción. Cuando hablan de dinamitarla me recuerda la cara que ponen algunos intelectuales cuando recuerdan cómo los talibanes derribaban los Budas del norte de Afganistan.

"Terrorismo cultural" dicen desde la Cope.

En verdad mi opinión es, como en otras muchas cosas, tremendamente equidistante (del pais de equidistán, habitantes: equidistaníes). Apoyo el mantenimiento de la construcción, el levantamiento e incineración en un vertedero de los cadáveres de los "autores intelectuales" de la basílica y el enterramiento digno, sin que Garzón se entere, de la mano de obra que murió en la construcción. Apoyo incluso varios usos de dicho lugar:

1- Lugar de exilio e internamiento de todos los curas pederastas que se localicen
2- Creación de un centro de recreo para Boy Scouts dada su ubicación en la sierra.
3- Lugar de descanso de todos los documentos de la "memoria histórica" del país (no el periódico)
4- Centro de celebración de bodas gays con Zerolo de director
5- Macrodiscoteca (con mucha luz azul-falange)

50 años son los que dicen que hace falta para poder tener una visión histórica correcta de los hechos. Paco no lleva 50 años muerto y con muchas noticias de esas que dicen que el "Franquismo va a volver" (como si nos fueran a obligar a todos a conducir 600) tampoco creo que se hace un buen favor a que los tiempos pasen. Una cosa tuvo la transición española que nos hizo ser referente en cuestiones de transición: que se intentó que no muriera más gente, que se intentó hacer punto y aparte porque alguién pensó, creo que correctamente, que ajusticiar, devolver el daño o dinamitar pantanos sólamente iba a llevarnos a la inundación mental del doble daño.

Cuando consigues eliminar de tu cabeza la sangre, el miedo, las muertes y las injusticias que simboliza ese lugar ves únicamente una iglesia imponente. Si dejamos que algún arqueólogo anglosajón se llevase, como hicieron en Egipto, el cadaver del emperador de aquel momento para exponerlo en el museo britanico, se llevaría con él parte de esa verguenza patria y nos dejaría intacta la contrucción que es digna de ver, sinceramente, con o sin Piedad restaurada.

Ahora si quereis me llamais facha, los de la Cope os llamaran talibanes. A mí una estupenda mujer de turgentes pechos me la chupó en el aparcamiento del valle y fue aquel mi mayor momento de excitación en la visita. Será por eso que no quiero que lo derriben, por el valor sentimental que tiene en mi personal historia y porque hace tiempo que aprendí que Franco ni va a volver ni me importa una mierda. Errores comenten todos. España tiene la virtud de haber cometido muchos, de eso se aprende, pero sin dinamita.

26 de abril de 2010

Elegir es renunciar

"Elegir es renunciar"- me dijo ella cuando me encontró jugando con otra mujer al mismo juego de la seducción que se puede jugar en un bar a las 2 de la mañana sabiendo positivamente que solamente quieres que suba tu ego sin querer en ningún caso compartir ninguna cama. En este caso, como en otros muchos, dos negaciones no significan ninguna afirmación.

En ese momento, como en otros muchos, el adolescente que llevo dentro y el adulto que se va apropiando de mí entraron en una absoluta disputa sobre la verdad y la responsabilidad de los actos propios. En ese momento recordé todas esas canciones que te gustan desde el principio del sonido y cómo, cuando vas conduciendo por una larga carretera haciendo maravilloso el viaje sin importar el destino, buscas aquellas que van subiendo en su intensidad hasta que se apropian de tí antes de la próxima curva.

En realidad los grandes momentos, como los grandes orgasmos, son los que sabes que están llegando y revientan como fenómenos naturales de esos que salen en televisión. En definitiva pensé que todo lo bueno tiene su periodo de maduración propio, como las grandes canciones que van subiendo poco a poco, como un reserva del 94.

El problema es que nos han enseñado a tenerlo todo y tenerlo todo ya de la misma forma que las radiofórmulas están repletas de basura facilona envuelta en envoltorios de colores.

Sin embargo cuando vas cumpliendo años aprendes a esperar para todo. Esperar para que vuelva. Esperar para saldar cuentas pendientes con tus enemigos. Esperar para ese momento. Esperar a que llegue de nuevo el otoño.

Sólo hay que aprender a no decepcionarse si ese momento parece que no llega nunca y aprender también a marcharse cuando llevas esperando más que demasiado tiempo.

Sólo hay que aprender a elegir, aunque sea renunciar.

Algunos lo llaman peajes, otros lo llaman desvíos. La señalización es confusa. Desconozco si se llega al mismo sitio aunque dicen que lo bueno es parte del viaje cuando buscas, en medio de una recta, aquella canción.

Porque hay canciones que son absolutamente tremendas a partir del tercer minuto

Otras son perfectas solamente si eres capaz de perseguirlas hasta el final

Soy de los que aún esperan para ver cómo acaba la canción.

25 de abril de 2010

Poseo a los jóvenes. Uso a los adultos.

En 1985, Paul Hardcastle, un musico londinense, tuvo el gran éxito de su vida con "19" que era una canción en la que hablaba de la cantidad de jóvenes que eran mandados a Vietnam y de la juventud que atesoraban. En la 2º guerra mundial la edad media de los combatientes era de 26 años. En Vietnam era 19, así empezaba.

Los cierto es que el artista ha reeditado su éxito a los nuevos tiempos y los nuevos sonidos alegando exactamente lo mismo: que las imágenes de Afganistan empiezan a ser un calco de aquellos tiempos y que en realidad los que mueren antes de tiempo siempre son los jóvenes, como en la canción de Deluxe.

Para determinadas noticias o acciones involuntarias o premeditadas algunos son hombres ("un hombre de 28 años asesinó...") y, sin embargo, cuando queremos tener la sensación incómoda de estar perdiendo un brillante futuro son casi niños ("un joven militar español de 28 años murió..."). Parece ser que hay veces que uno es grande o pequeño según la acción que le convierta en sujeto del acto.

En Miami quieren imponer el toque de queda para los menores de 17 años a fin de solucionar algunos problemas domésticos de la ciudad. A partir de las 23h00 han de salir acompañados, como quien saca al perro. Unos años antes pueden haber sido abusados por curas o por Boy Scouts de los que venden galletitas con nata pero dos años después pueden estar matando civiles afganos sin problemas. La maravillosamente patriótica doble moral americana, que se contagia rápidamente por culpa de la televisión al resto de Europa, es así.

Nuestra sociedad, en lo que se refiere a la juventud (y cuando digo juventud me refiero a quienes aún no saben exactamente donde quieren estar dentro de 3 años pero se sienten capaces de todo) (ahí me incluyo con mis 38), tiende a catalogar cada rango de edad según le interesa como si fueramos el comodín al que culpabilizar o sacrificar dependiendo del momento.

En España se utilizó a la juventud como la mano de obra barata con la que edificar casas y ahora esa juventud son los hombres y mujeres adultos que apenas leen y escriben porque nunca han considerado que una educación fuera necesaria para comprarse un pisito a plazos. Van sin rumbo por los centros comerciales con su ropa de marca de hace 5 años y sus pequeños hijos que tendrán que ser los que coticen la pensión.

En Francia los jóvenes fueron los movilizados alborotadores básicos del 68. Ahora aquellos jóvenes que rompen cristaleras contra el G8 son de la misma edad solo que actualizan sus perfiles a través de los móviles de marca que alimentan aquellas economías opresoras.

En Africa los jóvenes son invitados a marchar por el desierto hacia la acogedora Europa porque así sus gobiernos pueden pedir dinero para ellos mismos a los destinos sobresaturados del norte.

En UK los jóvenes fueron la representación de que el movimiento cultural tradicional se moría cuando alguno descubrió que con una cresta, un perro a su lado y alguna que otra droga ilegal era capaz de gritar No Future en la BBC. Pero los Sex Pistols todos sabemos que eran un producto tremendamente rentable.

En EEUU los jóvenes fueron los pequeños patriotas a quien mandar a lugares remotos para mantener la fortaleza del imperio.

Después de todo, como si fueran sistemas educativos interesados, a los jóvenes se les ha considerado adultos o niños a conveniencia del sistema, porque cambiar el punto de vista altera profundamente el resultado de la visión. Podemos haber sido unos alborotadores que beben por las calles, unos irrespetuosos con los valores convencionales porque nos reímos de la Iglesia y del Estado, unos descerebrados con nosotros mismos porque hemos jugado con las drogas, unos incultos porque vemos más televisión que leemos libros, unos aprovechados sin cabeza por intentar vivir del sistema y sin embargo el sistema nos quiso dar de comer, nos ametralló con programas basura en horario infantil, nos dejó fácil acceso a las drogas, nos explicó que era gracioso reirse de lo poderoso y nos permitió comprar alcohol en las tiendas de chinos que no cierran nunca donde te atiende una menor de edad.

El peaje es que después, el mismo sistema, nos ha convertido en gran parte de lo que somos que es ser la nueva moneda de cambio del siglo XXI

Y a los militares bien remunerados, no sólo americanos del norte, se les sacrifica por unos barriles de petróleo que alimenten los coches oficiales.

No soy capaz de adivinar la gran revolución que puede darse si empezamos a darnos cuenta de la realidad real en vez de la realidad que interesa. Aunque hemos vivido tanto tiempo bajo la sodomía de la sociedad moderna que probablemente nos constipe el frío si no nos sentimos abrigados con su caliente manta que da y quita años a interés, como cuando preguntas la edad a esa hermosa mujer que anda, más o menos, sobre los 40. Responderá lo que le interese, como un titular de prensa cuando habla sobre mí, como un político interesado cuando quiere llevarme por el recto camino de la verdad.

Me poseen, ella y el sistema, como un niño. Me usan como un adulto.

Recupero un link que nos dejaron en los comentarios hace tiempo.

24 de abril de 2010

El link humano


Porque hay veces que descubres que la creación se ve atrofiada por el aparente éxito que tiene robar las palabras o las ideas de otros en internet...o porque muchas veces vivimos como si estuviéramos continuamente haciendo links a nuestros recuerdos y porque yo hago links en (casi) todos los posts, como quien busca noticias para contar en el bar el día siguiente.

Pd: sobre la imagen, se ve en grande.

23 de abril de 2010

El tabaco quita el apetito, la prensa también

Dice una noticia que: "El tabaco es un anorexígeno [quita el apetito], y por eso las personas que dejan de fumar engordan". Puesto en orden, los que más peso ganan son los que dejan de fumar, luego, los que siguen haciéndolo, y, por último, los que nunca han fumado.
Dicen por ahí que Evo Morales, en un alarde de ciencia, ha llegado a la conclusión que la homosexualidad la causa el pollo, cuando en realidad deberia deciar las pollas.
Comentan que un español vestido de espermatozoide ha quedado quinto en la maratón del polo norte. (¿Que pensará el corredor convencional que ha quedado sexto?)
Resulta que una de las aplicaciones con más éxito del iphone es el iFranco.(0.79$)
Los juegos de "entrenar el cerebro" no funcionan. Demostrado: mi sobrina no es más lista que yo, solamente tiene más práctica.
Una niña de Arabia Saudí se ha divorciado de su marido de 80 años teniendo ella !12!.
Una empresa francesa que ofrece adrenalina a raudales está especializada en secuestrar a sus clientes para que vivan una experiencia escalofriante.

Sin embargo la noticia más impactante es que a los autores de South Park, esos que metieron a Tom Cruise en un armario, engordaron a Jennifer lopez, pusieron a Michael Jackson haciéndose amigo de los niños, sacaron a un grupo de curas del vaticano preguntándose el motivo por el que no veían donde no ponía que pudieran abusar de niños e incluso hicieron un capítulo en el que Paris Hilton no dejaba de toser semen (titulado "Puta, estúpida y malcriada" (8x12)) han sido amenazados de muerte por disfrazar a Mahoma de oso. (Que, digo yo, mahoma también se iría de carnaval alguna vez...)

En verdad cualquiera se puede sentir indignado por las noticias de la prensa porque, si lo analizas con serenidad, parece que estan hechas para que abramos los ojos como lechuzas leyendo el periódico. En algún momento entre los cronistas de noticias que titulaban: "La princesa anuncia su boda" a los amarillistas que titulan: "Prisas por bodas en la casa real" hubo un momento en que alguien se inventó los artículos de opinión pero se ha descubierto que vende mucho más titular: "La princesa es puta". Después de ello todos los monárquicos tienen que fumar para calmar los nervios. Si cambias la noticia fuman otros. El caso es fumar, que calma, mata y adelagaza por igual, aunque lo hagas en una cachimba en medio del Sahara con una foto de Osama a tus espaldas.

Ya no hay noticias imparciales o sólamente vende la más obesa de las barbaridades porque el ser humano cae todos los días en la provocación mediática. Si eres un islámico radical buscando algún infiel a quien echar las culpas debe de ser más fácil que te conviertas en un idiota.

¿Ahora te atreves a decirme que fumar engorda?. Yo dejé de hacerlo, al menos, mientras leo el periódico.

22 de abril de 2010

Porno global o porno para ellas



Lo de arriba es el trailer de la última película de Erika Lust, especialista, según ella misma dice, en porno para mujeres.

Recuerdo el día que me senté delante de mi pantalla a ver, no sin una aceptable curiosidad, "Cinco historias para ellas", que fue lo primero que encontré de esta directora y con lo que quería descubrir las diferencias entre porno para ellos y porno para ellas. En realidad no encontré gran diferencia entre esta película y una de esos directores porno con clase que realmente existen porque el porno no solamente son vídeos caseros del tipo POV. Las tomas, quizá, son más lejanas, lo cual es de agradecer porque los primeros planos genitales nunca han sido de mi agrado. Los argumentos no son muy diferentes. Hay menos anal (pero lo había si no recuerdo mal) y se añadía una escena gay que, demostrándome una vez más que no va conmigo, pasé de largo. Las chicas son igual de guapas y los chicos siguen disponiendo de unos miembros mucho más grandes que el mío. En definitiva: nada nuevo bajo el sol.

Sin embargo ese argumento comercial funcionará sin dudarlo en absoluto porque si algo se asocia al porno es un hombre desaliñado masturbándose mientras mira ansioso la pantalla. Consumir porno para ellas fomanterá un sentimiento de complicidad con la gran fraternidad que es el sexo femenino y curiosidad en el masculino (que fue mi caso). Mantengo que de la misma manera que hay mujeres que consumen (y cada vez más) pornografía también hay hombres de esos que van al trabajo con traje que buscan en todo ello una salida a determinadas fantasías haciendo despertar lo que son las neuronas espejo. Para los viciosos (y las viciosas) hay cosas mucho más fuertes que una escena de cama con sexo explícito. En el porno, como en todo, hay gustos y hay diferentes facturas de productos. He de decir que este es un producto de impecable factura pero eso no significa que sea solo para ellas como si el otro fuera solo para hombres. Es porno, cántalo si quieres cambiando la letra de los Rolling.

(Como buen tipo siempre he fantaseado con ver porno acompañado, pero no sé por qué razón si lo estoy no siento la necesidad de verlo y si lo veo es que estoy solo.)

Pd2: datos de la pornografía en internet.

21 de abril de 2010

2,5 Petabytes cerebrales de dos en dos.

Dicen los últimos estudios que nuestro cerebro es capaz de hacer dos cosas a la vez, independientemente de ser el de un hombre o el de una mujer. El lóbulo derecho se encarga de regular al acción principal y el izquierdo la secundaria. Sin embargo cuando una tercera actividad entra en acción alguna de las tres se queda a medio realizar o se realiza de manera incorrecta.
Otro estudio de esos estadísticamente aceptable ha considerado, catalogando la cantidad de conexiones neuronales medias de un cerebro estandard básico, que la cantidad de información que somos capaces de almacenar es de 2,5 Petabytes. (A saber: bit, byte, kilobyte, megabyte, gigabyte, terabyte, petabyte (siendo múltiplos de 1024)).

Llevado a la numeración de los amantes de las descargas de internet se puede considerar que son 3millones de horas en películas.

Pero toda esa información la gestionamos mucho mejor si las decisiones que nos vemos obligados a tomar, dado el único doble proceso cerebral, son binarias. Es por ello que los consumidores deciden bastante peor cuando en la estantería del supermercado hay más de 3 marcas de chocolate.

Supongo entonces que podemos recordar el sabor de muchos tipos de chocolate, pero sólo comer dos a la vez. Supongo entonces que esta vida que nos empeñamos en vivir resumida en la multitarea contínua no podremos llevarla a cabo de manera correcta por una incapacidad cerebral diagnosticada.

Podemos vivir, amar, trabajar e incluso preparar huevo frito con arroz blanco y tomate, pero no podemos hacer las tres cosas a la vez y bien. Podemos tener tres amantes, pero no podremos completar la fase del amor real. Podremos tener tres trabajos para superar la crisis, pero nos echaran de alguno por incompetentes. Podremos decidir entre Ana y Marta (*) y tomaremos la decisión correcta pero si tenemos que decidir entre Ana, Marta, Sofia y Juana (*) está estadísticamente demostrado que nos equivocaremos.

Los trabajadores contemporáneos viven sumergidos en el huracán de las actividades. Reciben 100 mail al día que han de responder, tratan los presupuestos de sus departamentos, lavan su ropa en casa, se preparan la comida y sueñan con establecer su vida de una manera próspera y personal. Enamorarse, tener hijos, educarlos. Nos han vendido que podemos hacerlo todo y resulta que sólo podemos hacer dos cosas a la vez entre los 2,5 Petabytes de información que llenan de datos nuestros sueños.

Por eso será que nos salen mal.

PD: (*)=nombres ficticios.
PD2: remember: ¿usas tus 34gb diarios?

20 de abril de 2010

Yo valgo 3,60$

Es curioso. Un grupo de sesudos publicistas han considerado que cada usuario de facebook vale 3.60 dólares. Esto se debe a la división del valor del negocio que genera facebook para algunas empresas por el número de usuarios que usan esa infernal red social creada por el demonio.

En realidad facebook no es más que un soporte publicitario que va lanzándote cositas (esas de la parte derecha) que si las pulsas te llevan a páginas donde compras cosas. En verdad el objetivo comercial es que cuando a tí te guste alguna página comercial de esas que pagan a Facebook para que aparezcan insistentemente como lo hacían antes los banners porno se añadan a una de esas molestas barras superiores que residen en multitud de navegadores. Dicen los freaks que es parte del plan de facebook para apropiarse del mundo.

Podríamos deducir que esa red social te está diciendo que va a conseguir ser la manera de comunicarte con tus amigos que viven alrededor del mundo cuando su objetivo (hipócrita) es que gastes dinerillo, que es el objetivo de todo buen negocio que se precie y esto, queridos usuarios que valeis 3,6$, es sin ninguna duda otro negocio más disfrazado de club social.

Conozco a personas que creen positivamente que facebook es gratis del todo y no son capaces de pensar que no resultan más que monos experimentales en manos de otro soporte de anuncios como siempre ha sido la televisión, solo que les encanta pensar que no es así.


La última moda, y mi taller me remito, es el usuario que recibe una noticia: ¿quiere limpiar su ordenador de manera efectiva y gratuíta? Pulse aqui. !Y pulsan!. Entonces se instala un programa que parece un antivirus (windows internet security, en la mayoría de los casos) que te quita tu antivirus y te pide la graciosa cantidad de 60$ por no hacer nada. Es el peaje de pensar que todo es gratis: los 50€ que te cobran mis compañeros por limpiar la basura.


Como siempre y como es lógico lo más rentable en Internet es seguir haciendo lo que se ha hecho toda la vida: el timo de la estampita (o lo que es lo mismo: aprovecharse del que se cree más listo que nadie). Nunca dejes de pensar que estás delante de un mundo que se ha creado para ganar dinero, tú dinero. Money makes internet goes round.

Querer no es gratis. Que te quieran menos. La vajilla que te regala el banco se financia de tu imposición a plazo fijo. La primera consumición de regalo va sumada a la entrada del pub. Las llamadas gratis del móvil se pagan con las de la otra franja horaria. La entrega a domicilio está dentro del precio. La degustación de quesos sale de los quesos que venden, porque alguien pica siempre. Nada es gratis en la vida.

Por algo vales 3,6$ tú también.

19 de abril de 2010

El culito blanco o el vello corporal


"Las desmelenadas actrices de Hollywood". Así titula un artículo de hoy en el periódico, entre nubes de volcanes y corrupciones varias.

En realidad el artículo trata sobre determinadas actrices a las que yo nunca les vi un pelo (Julia "bocachancla" Roberts, Penélope "memolo" Cruz o Mo´nique) que parecen ser famosas por su falta de depilación en general. "Estilo europeo" lo llaman.

En realidad he de reconocer, como hombre, que el vello femenino es grato cuando está donde debe de estar y a ser posible en su cantidad adecuada. El resto lo considero, machistamente, un exceso.

También es cierto, y esto lo digo como un hombre que se preocupa en una pequeña medida sobre su aspecto personal, que cuando aparece el trasero del actor en la cama con la actriz en particular nunca, afirmo, nunca tiene un solo pelillo. Eso discrimina considerablemente a aquellos que podemos pasar perfectamente desapercibidos en el escaparate de una tienda de peluches.

Sin embargo he de afirmar, señoritas, que los hombres con pelo resultamos muy confortables las largas noches de invierno. He de afirmar, también y para decepción de mis amantes, que mantengo a raya la cantidad asumible y el resto (el exceso) pasa por la guillotina revolucionaria de mis cuchillas francesas.

Pero me niego a depilarme como un hombre de culito blanco. Me niego a ser uno de esos traseros borrachos que se hacen fotos en las puertas de los bares de moda de alguna isla mediterránea. Me niego, en realidad, a alterar mi propia identidad por una moda o para que el agua resbale sobre mi todas las mañanas mientras busco un nuevo y velludo brote.

Dicen que la pérdida de vello en el ser humano es un rasgo de evolución y yo no debí de evolucionar lo suficiente. También algunos afirman que los hombres con menos pelos resultan más atractivos a las mujeres y por ello la seleccion natural hace que su cantidad sea cada vez menor. Yo, al contrario, soy así: con vello, soltero y poco evolucionado. Nunca fui lo suficientemente adolescente o moderno para ir por ahí haciendo calvos (ver foto), pero doy calor por las noches y tengo los principios morales intactos de un hombre de los de antes. Quiero decir que desnudo prefiero ser yo. Sin ser una selva o un perrito de agua que cambia el pelo con mis señas de identidad me siento más cómodo que intentando seguir la depilada senda del hombre publicitario que nunca podría ser. El tiempo que se gasta depilarse lo gasto en leer.

Hace años decidí que dada la alarmante pérdida de mi atractivo físico habría que potenciar el atractivo intelectual. Y aquí estoy, envejeciendo con clase y cada dia más culto.

18 de abril de 2010

Hospitalidades

Cuando uno disfruta de la hospitalidad extrema del pueblo saharahui conoce, en el momento del té, la tradicion de los 3 vasos. El primero es amargo como la vida. El segundo es dulce como el amor y el tercero es suave, como la muerte.

Si te vas de viaje a Rio De Janeiro y una adolescente aún sin formar de esas delgadas, intrépidas y sonrientes te regala una pulsera de algún determinado color habrás de saber que amarillo son abrazos, violeta beso con lengua, azul placer oral y negro sexo completo (todo ello sin conversación, se supone, no sea que la sangre riegue zonas poco útiles)

Cuando uno se va por ahí, por ejemplo a un mundial de fútbol, y se intenta beneficiar sin consentimiento a una buena mujer (lo que siempre se ha llamado violación) puede que sufra de uno de esos patentados "condones antiviolación" que quieren poner en funcionamiento en sudáfrica.

Supongo que eso quiere decir que la hospitalidad va por barrios.

En un barrio de Almeria, cuando despechado como un adolescente engañado me dispuse a recorrer sin rumbo la piel de toro que nos abriga (y nos abriga mucho más cuanto más al sur te lanzas), verbalizaba, llaves de mi interlocutor en mano, la gran hospitalidad que estaba notando por su parte, siendo "su" la globalidad de las personas, él me contaba que como los árabes llegaron y les invadieron, como los romanos les invadieron y los bárbaros también... habían decidido ser amables con el visitante por si la invasión se repetia de manera cíclica. Ese era el motivo por el que eran amables conmigo, porque resistirse con tanto calor era una guerra perdida.
En el norte, sin embargo, orgullosos y recelosos de nuestra propia identidad, somos únicamente corteses, será la herencia de Don Pelayo que no tenía invitados jamás.

Nadie habló nunca de la hospitalidad francesa, porque les precede una fama un tanto altiva y una mirada de cierto desdén. De todos es conocido es carácter seco y autoritario de los germanos serenos y la afectividad etílica de los rosados germanos borrachos. Suelen aparecer en la prensa los británicos con sentido de humor británico que hacen cosas de británicos entre las cuales no creo recordar que esté la maravillosa actitud hacia el invitado, visitante o invasor. Es más, en los países más "avanzados" las personas corretean como robots con prisa del trabajo a casa y de casa al pub como si hubiera un reducto temporal estanco para cada actividad. De 8 a 5: trabajo. De 6 a 8: higiene personal y solazamiento. De 8 a 10: alimentación. De 10 a 12: sexo (si hubiere). A partir de esa hora: roncar y bruxismo. Hay tiempo para ser correcto, pero no para ser amable.

Quizá, simplemente, es que uno de esos reductos estanco de las sociedades modernas son, en el caso de los turistas con dinero: las oficinas de turismo, en el caso de los turistas sin dinero: los servicios sociales y en el caso de los turistas sin nada: la policía.

Quizá lo que sucede es que la hospitalidad es inversamente proporcional a la autoestima de cada sociedad, aunque pudiera ser alta inestable.

El egoismo, supongo, te hace ser mal anfitrión/a. El frío no (recuerda lo que significaba reir en "los dientes del diablo")

17 de abril de 2010

Otra vez a casa

Volviendo a casa, en la pared de mi bocatería favorita, me encontré con esto:

Supongo que me gusten los bocadillos de ahí y la implicación alimenticia de la pintada no tienen nada que ver.

16 de abril de 2010

Williams: el idealista y el síndrome

Hoy, via Perogrullo (con su continuacion en los blogs de RTVE) he aprendido lo que es el síndrome de Williams. Básicamente se reduce a un desorden cerebral que hace que una de cada 20.000 personas nacidas no sean capaces de diferenciar la raza de su interlocutor. Desde ese punto de vista estas personas, paradigmas de la tolerancia de más de una ONG, son incapaces de saber si eres asiático, magrebí, ario u otomano.

Los afectados genéticamente no desarrollan ningún temor o predisposición ante la misma persona caracterizada con rasgos de diferentes razas. Suena realmente estupendo si ademas le añadimos que suelen venir acompañados por grandes habilidades verbales y sociales, haciendo amistades con facilidad y sin desconfiar de extraños.

En definitiva: unos cracks.

Desafortunadamente también viene asociado con cierto retraso mental. El estudio de Nature compara esto con la diferencia que sí son capaces de hacer respecto de los sexos de las personas añadiendo, en esa diferenciación, los arquetipos básicos con los que vivimos las personas sin ese síndrome (ellas no entienden los mapas, ellos no escuchan...).

En realidad es cierto que muchos de los momentos en los que prejuzgamos a determinadas personas antes de conocerlos nos basamos en lo que nos han contado, lo que hemos leído en las noticias o simplemente en lo que nos interesa para cada momento. Alguien me contaba el sábado, junto a un bocadillo y sentados en el bordillo que da a alguna parte antigua, que no era capaz de entender la idea, a su parecer equivocada, que teníamos de los sudamericanos en España siendo como son -añadía (y no lo niego)- personas encantadoras. Sin embargo no era capaz de comprender cómo los pakistaníes eran tratados con tanta gentileza siendo, como afirmaba, una sociedad autárquica que se empeña en vivir de espaldas a los demas. Claro está que esa persona vive en Londres donde los pakistaníes son, precisamente, la etnia mayoritaria a quien echar las culpas.

La naturaleza humana, y eso es cierto, tiende a desconfiar de aquello que es, por cuestiones tan obvias como puede ser el color de la piel, de un grupo diferente al suyo. Allá por el pleistoceno para que las enfermedades de la tribu de al lado no entraran en tu tribu se procuraba no tener contacto con ellos y como respuesta a ese instinto de supervivencia perduran hoy en día esos kilos de prejuicios.

Es verdad también que si no tuvieramos a quien echar las culpas y llegásemos a la conclusión que toda la mierda que nos llueve en forma de marrones (brown storming) fuera culpa nuestra probablemente nos quedaríamos en casa cortándonos las venas con el cuchillo dentado de partir el pan.

Será por eso por lo que, en realidad y llevando la contraria a todos aquellos que sueñan o soñamos con un mundo igualitario, este síndrome es un desarreglo cerebral.

Creo que estoy en la posición de afirmar que si todos tuviésemos el síndrome de Williams nos inventaríamos nuevas maneras de culpar a los demás (los del rabo largo, las de pelo corto...). Es parte de nuestros defectos de fábrica. Simplemente la tontería creernos tan estupendos nosotros y tan malos los demás nos hace seguir caminando erguidos como homo sapiens. Claro que si hablamos de otras cosas el cesped siempre está más verde en casa del vecino, que es de otra raza y culpable de mis miserias.

15 de abril de 2010

Averías, señoras y preguntas adyacentes.

-Buenas tardes.
-Buenas tardes.
-Mi ordenador está roto. ¿Cuanto cuesta la reparación?
-No lo sé, señora, dependerá de la avería.
-Pues -y duda un poco- está roto. ¿Cuanto será?
-Siento no poder adivinar el precio, señora, porque no sé qué le pasa.
-Pues eso: -indignada- está roto.
-Bien, yo la entiendo. Pero no puedo darle un precio porque depende de la avería.
-Vale. De acuerdo.
Entonces se queda pensando un momento y hace la pregunta adyacente:
-¿Para cuando estará?

Dedicado a todas las personas que, como un servidor, se sorprenden diariamente de la naturaleza humana atendiendo al público en los servicios técnicos.

14 de abril de 2010

Esparciendo a la abuela

Siempre he considerado la muerte como algo lejano, porque siempre he estado lejos. En realidad lo único que me preocupa de la muerte es darle un disgusto a mi madre, que no se lo merece. He de suponer, en ese caso, que lo que me hace levantar la mano del acelerador de la moto en algunas curvas es exclusivamente la correa invisible que me ata a los dictámenes maternales.

Cuando, en alguna cena de esas en las que el alcohol te hace divagar más de la cuenta, hablamos de lo que consideramos que sucede en el momento de morir a mi me gusta pensar que es ese momento en el que encuentras el sentido de la vida, el momento ese en el que dices: "¡coño!, era por esto". Y entonces falleces con la tranquilidad de haber entendido todo ese sacrificio y acumulación de malos (y buenos) momentos que es la vida cotidiana.

Aunque la muerte parece el gran tabú del que la sociedad se niega a hablar (te mueres sólo en una habitación gris de hospital o retiran tu cadaver rápidamente tras la llegada del juez al lugar del accidente) han aparecido tres noticias sobre ese preciso momento o algún momento posterior.

La primera dice que eso de que se vea una luz al final del camino puede que tenga la explicación lógica del aumento de CO2 en la sangre por la falta de riego, al menos con los infartados, que son los que han vuelto.

La segunda habla, al tipo de la película de "este muerto está muy vivo" (1y2), sobre las dos mujeres que intentaron subir a un muerto en un avion de Easyjet en Liverpool

Por otra parte una empresa escocesa ha desarrollado un sistema de eliminación de los restos que simula 20 años de disolución natural de los cuerpos en 20 minutitos de reloj. El problema, desde mi punto de vista, es que hay restos que pueda reclamar Garzón si te los dejas en una cuneta.

Cuando los restos de mi abuela iban a ser esparcidos por la playa que ella pidió, mi padre y mi tío se acercaron a la orilla con la urna verde oscura entre las manos. Se acercaron mirando al mar mientras sus esposas y el nieto de la fallecida nos situamos protocolariamente atrás. Rezaron, aunque en realidad eran palabras aprendidas para despedirse de la gran directora de sus vidas que había sido ella. Con lágrimas en los ojos se dispusieron a esparcir las cenizas pero el frasco del demonio no se abría. Mi padre, ocurrente y práctico en la misma medida, se giró hacia mí con las lágrimas aún frescas. "Trae algo para abrir esto". Yo salí corriendo por la arena seca hacia casa y allí metí mano en la caja de las herramientas acompañando los bártulos con el cuchillo con el que, durante años, se cortaba el melón en los postres. Ese fue el útil de apertura final con bastante esfuerzo. Entonces, cuando ya no eran las 8 de la mañana sino casi las 10 se dipusieron a esparcir los restos sobre la orilla sin pensar que la brisa marina suele ser en dirección a la costa. Como quien mea contra el viento se asustaron al ver que ese polvo grisáceo algo más claro que lo que queda en el cenicero se les echaba encima por lo que, tras el susto inicial, optaron por subirse los bajos de los pantalones, lucir sus blancas pantorrillas, e introducirse, lacrimosos, en el mar. He de reconocer que aquello suponía ser la mejor opción ya que los atléticos corredores de fondo que pueblan las orillas de las largas playas ya pasaban sin cesar entre mi padre, mi tío, lo que quedaba de mi abuela, la brisa y las olas. Al final, lanzando los restos de lado, con ganas de terminar y perdiendo cualquier atisbo ceremonial que se pudiera suponer, las cenizas se esparcieron y el cuchillo del melón, la urna (que mi madre quiso usar como florero por su belleza pero no se hizo por implicaciones sentimentales obvias) y los presentes marchamos a casa como si todo hubiera sido perfecto.

Ahora que el tiempo pasa yo no pido que me incineren ni que me entierren. En realidad mis restos, si los hay, serán los pedazos de mi que haya dejado en quien me quiso y nadie borrará ni el blog ni algún perfil que quede en internet. Es mucho más bonito y más tierno esparcirse así, con o sin luz. Realmente ver la luz o a Elvis es algo que me la trae al pairo a no ser que él pague las copas. Michael me han contado que se está arrepintiendo eternamente de haberse hecho cantante en vez de cura.

13 de abril de 2010

Las fronteras contrarias. Backfire.


De la misma manera las feministas radicales empiezan a hablar del neomachismo como un concepto de machismo disfrazado en el que los hombres empiezan a asumir que la liberación de la mujer les discrimina de tal manera que hay que revindicar sus propios derechos oponiéndose a dicha liberación.

Cuando los británicos desaprensivos pisan Salou quieren hacer todo aquello que tienen vetado en su frío país (que es ir vestidos de mujer por la calle, enseñar sus culos sin pelos, beber hasta caer muertos y violar a sus compañeras de viaje).

Si tus padres no te dejan salir más allá de las 0h00 lo que más ansías cada sábado que pasa es saltarte la prohibición.

En definitiva lo que se va demostrando es que nos encanta saltarnos todo aquello que nos prohíben. "No fumes, no corras con el coche, no bebas, no me dejes, no llegues tarde, quiéreme siempre,... eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca...". La palabra exacta para los anglosajones es Backfire.

Cuando mi padre me encontró fumando en la playa de Laredo, escondido con mis amigos y los ducados que robábamos en la discoteca de la esquina me llevó a la terraza de casa. A mis 13 años estaba temblando de miedo sintiéndome pequeño en la soleada hamaca iluminada por el verano cántabro. Sacó un puro. Se me acercó con un mechero y me dijo "fumar no es bueno y no vas a ser ni mayor ni más hombre por hacerlo, pero ya es hora de que tomes tus decisiones. Si quieres fumar, fuma. No lo harás dentro de casa pero no lo prohibiré. Eso sí, para tomar esa decisión deberás de demostrarme que eres suficientemente adulto acabándote este puro". Después me lo encendió. Quince minutos después yo estaba vomitando flemas negruzcas y quince años tardé en volver a fumar. Nunca más he fumado un puro. Lo curioso es que nadie me lo prohibió, mucho menos de la manera catastrófica que tienen determinadas advertencias.

La Dirección General de Trafico (y recaudaciones varias) entendió rápidamente que la mejor manera de lograr que la gente no corriera con el coche era poner unas multas superiores al producto nacional bruto de la república de Sudán a cada conductor de pie fácil por encima de mostrarnos una y otra vez accidentes sangrientos cometidos por imprudencias. Si cuando nos dieron la opción hubiéramos dejado de correr ahora no estaríamos conduciendo con el gran dragón de las multas sentado en el asiento de atrás cada pequeño trayecto.

Pero, hoy por hoy igual que ayer, la mejor manera de que ella no se entere que la deseas es decírselo a su mejor amiga y añadir "por favor, no se lo cuentes". Funciona el mismo efecto que nos hace fumar si nos lo prohíben. El mismo efecto que nos hace salir corriendo saltando todos los radares cuando te piden que te quedes para siempre. La misma razón por la que se fué cuando la pedí que no me abandonara.

Ya no es que nos resulten inócuas las inyecciones publicitarias macabras, es que nos encanta descubrir que hay más allá ahora que nos han marcado un límite.

El ser humano necesita fronteras que traspasar aunque estén limitadas a 120km/h. Yo me suelo encender un cigarro justo cuando el contador marca 121. Entorno los ojos. Dejo la boca con forma cerrada y plana. Subo el volumen de la radio escogiendo rock&roll. Miro a la próxima curva y me siento el más malote de la A-1.

12 de abril de 2010

Las mentiras, por email

Hace años que las únicas cartas que recibo en mi buzón son declaraciones de amor de mi banco, de la compañía eléctrica, de la del gas y de algún fontanero que ha sido convencido por un publicista de calle que dejando un papelillo en el buzón va a conseguir que se rompan más cisternas.

No cuento entre ello el desparrame de colorín de esos centros comerciales que engañan bajo enormes tipografías que afirman que son más baratos que tu prima.

En el email recibo más o menos la misma basura pero acompañada de pequeñas píldoras personales de algún conocido que me manda links al estilo twitter.

Añoro como quien añora dormir abrazado las cartas más elaboradas escritas con el esfuerzo ímprobo del boli, el papel y algún que otro borrón de esos en los que te gustaba buscar las dobles intenciones del texto.

Respecto de los mail es probable que no me gusten tanto, quizá por su facilidad de ejecución y por la impoluta presentación de la mayoría de los mismos, como si una blanca redacción fuera sinónimo de blanca conciencia. Además ahora un grupúsculo de psicólogos de postín afirman descubrir que se miente más por mail que en cualquier otro medio de comunicacion.

En realidad se miente más por internet que por otro medio incluso a los "amigos". En internet la comunicación es, por defecto e igual que muchos perfiles, hipócrita porque me recuerdan a escaparates con productos sin precio. El problema es que cuando la tecnología termine de fagocitar a la comunicación escrita empezará a comerse toda la verdad que nos quede.

Algunos tenemos la fea costumbre de ser honestos hasta en los mail pero, al igual que alguien que yo me sé, no contamos toda la verdad. El problema es que, por defecto también, hemos interiorizado que se miente en los mail de manera directamente propocional a la exaltación de los momentos de felicidad personal cuando hablas de tus vacaciones o publicas alguna foto. Nos cuesta descubrir donde está la falsedad o cuánto hay de verdad en los mail de mentira.

El problema es que en este internet ser honesto nunca es rentable, al menos a corto plazo.

Pd: Bonus track:

El coronel no tiene quien le escriba
y yo no tengo el buzón lleno de cartas de amor
ni cartas a la deriva.

Tampoco escribo a lo loco
y por eso la correspondencia es escasa
y los amigos son pocos.

Será que amo la soledad
y las amistades ciertas y falsas,
Las calles, los callejones.
Las caras anónimas, las anónimas cartas.

11 de abril de 2010

Growing old is getting old



Cuando, buscando paraísos perdidos, conseguí tumbarme en la playa entre un grupo de adolescentes que se van cambiando los tirantes de la parte de arriba del bikini y una pareja de esas en las que él está a disgusto mientras ella deja que sus costillas vayan cogiendo el cobrizo color de los primeros rayos de abril intenté por un momento dejar que el sonido abortargante de las olas fuera penetrando entre las neuronas que dejé en alerta por si algún perro desaprensivo intentara orinar en mi bolsa.

Tuve, como siempre y por el mismo motivo por el que en verano aborrezco los tumultos soleados de las playas, la inoportuna visita acústica de mis pensamientos.

Así que tras consumir un capítulo de la prosa directa y autobiográfica del protagonista de 38 años de "el periodista deportivo" de Richard Ford, me dispuse a regular el volumen de la cámara de skinner que son los auriculares cuando sólamente dejas un reducto al sonido del mar.

Y oí dos veces esta canción, sin saber el motivo. Me quedé como una vaca mirando el tren a las personas que caminan por la orilla. Un grupo de muchachos cool de esos que llevan un cartel con su sexualidad juegan con una pequeña perrita que es ansiosamente perseguida por un perro excitado y con las patas negras de la arena. "Está en celo" le decían con una sonrisa a una delgada señorita incapaz de parar los arranques olfativos del final, peludo y sucio, de su correa. Un hombre de pelo blanco y piernas delgadas pasea con una bolsa a la espalda con la mirada perdida en los barcos del horizonte donde las palas molineras de la nueva electricidad sostenible parece que despiden los cargueros o a los aviones de pasajeros que llevan, de vuelta o de ida, los sueños de algunos.

Una playa, cuando se empieza a formar a media primavera, no tiene los mismos pobladores que en su ocaso de septiembre. Además la luz parece más fuerte, como la de la mañana cuando te abren la persiana y aún estás en la cama.

Yo siempre decía que la playa no me gustaba porque no tenía enchufes.

10 de abril de 2010

Las noticias que no lo son

Todos los días, si te fijas con cautela, hay demasiadas noticias en la prensa. Son repetitivas. Son tendenciosas dependiendo de donde mires. Anárquicas. Sorprendentes. Son noticias con ese nombre porque aparecen en un medio de prensa. Sin embargo hay muchas noticias que si usas la neurona que te queda después de la última borrachera, no lo son. Nadie te cuenta que tu ex se enamoró o que aún te quiere, que tu sobrina sacó un 8 en la asignatura de conocimiento, que 7 clientes hablaron bien de tí o que un buen amigo va a hacerte una visita, que alguien te echa de menos de manera gratuita o simplemente que las previsiones para mañana son que vas a tener un buen día. Te hablan de personas que nunca conocerás que hacen cosas que nunca vivirás y que, lo más seguro, nunca te afectarán.

Pondré un ejemplo:

En definitiva. Nos venden noticias que si lo piensas, no lo son. Si no lo piensas, las consumes y las comentas. Se llama: estado de opinión.


Como siempre. Pulsando sobre la foto se ve en grande.

9 de abril de 2010

Mundo femenino singular


Sting ha confesado varias veces que el grandísimo éxito "every breath you take" es fruto del desplante que le hizo su mujer al irse. No logró recuperar a la dama, pero ganó, como el primero, una bonita cantidad de dólares.

En realidad muchos de los cambios sociales son achacados al nuevo status de las mujeres. Dicen que los amplios grados de soltería se deben a las nuevas decisiones laborales y personales de las nuevas mujeres del siglo XXI. Incluso algún estudioso de los fenómenos musicales de fans afirman que podemos darnos cuenta cómo Take That, Backstreet Boys y ahora los Tokio "soyunalemanandróginodepelotieso" Hotel no son más que productos orientados hacia las jovenes con los que arrastran a sus adolescentes pretendientes machos.

La última película de esa mujer con el trasero asegurado (que a mi no me gusta excesivamente) se plantea la historia de aquella señorita que, cansada de tanto buscar el amor y viendo que el tiempo cae como una losa decide inseminarse, siendo ese precisamente el momento en el que encuentra al hombre de su vida. Es una comedia romántica, tiene que triunfar el amor.

Aún así me recuerda a aquel texto referido a la nueva confabulación de las mujeres.

Aún así me hace sentir como un pelele en manos de un extraño matriarcado oculto en la nueva liberación de género, género femenino singular.

En realidad ya he conocido a quien me dejó por su vida laboral. También a quien decidió inseminarse cansada de tanta mediocridad. Una vez me dijeron que me querían para siempre pero las comedias románticas nunca me han vuelto loco porque disfruto bastante mal la felicidad ajena. Tampoco he creado grandes cosas en esos momentos en los que dejo la persiana a medias, me enfrento a una hoja en blanco y pienso en la sensación de rechazo. Nunca fui Sting porque no supe tocar el bajo. No me acerco ni por asomo al tipejo del "caralibro" aunque algún perfil me he saltado en mi ofuscación informática. Escribo, pero mediocremente, mientras aún espero que alguna de las mujeres de este mundo me agarre de los huevos y decida (en la medida de lo que cabe) por mi. Soy un hombre. En lo personal ya aprendí que por mi concepción de género no tengo poder decisorio aunque aprendí a salir corriendo de vez en cuando. Me hago mayor, hago ejercicio. Ya no tengo tanta capacidad de reacción.

8 de abril de 2010

Derecho al sucidio

Los políticos actuales han visto pocas veces el primer minuto y medio de Trainspotting.

Sin embargo nos animan complusivamente a seguir viviendo.

El gobierno escocés ha lanzado una campaña para prevenir el suicidio que es, según las malditas estadísticas, la primera causa de muerte entre la juventud. Aquí estamos demasiado tiempo borrachos para pensar en la manera correcta de realizar ese valeroso (o cobarde, según las versiones) acto de libertad final.

Aunque aparezcan noticias sobre un jubilado que en vez de vigilar obras del MOPU australiano ha sido recompensado con una medalla por evitar 400 suicidios durante sus paseos junto al acantilado de la Brecha, en Sydney, lo cierto es que en ese pozo de alegría y bienestar familiar de valores morales impolutos que es Disneyland Paris ya se han producido 3 suicidios entre los trabajadores del parque. No sé de que manera podrá superar un obeso niño francés ver a Piolín bailando colgando de una cuerda con el cuello partido dentro de su jaula tras haber encontrado que no es capaz con su mínima nómina de pajarillo animado dar de comer a sus plumosos o plumados vástagos.

En México, cada luminoso día centroamericano, 1000 jóvenes intentan quitarse la vida y los médicos, acusando como si fuera un diagnóstico del doctor House (después de deshechar el lupus) al estrés de la presión laboral, tienen tasas de suicidio cercanas a las de sus psicóticos pacientes.

En realidad si es algo que sucede en Francia, Australia, Mexico o en California (donde se ha suicidado la antigua representante de Madonna) (que ahora vende más música que los mismísimos Beatles) parece apropiado considerar que todo esto es un fenómeno global por encima de la suicida France Telecóm.

Todos aquellos que defienden que nuestra sabia naturaleza se las ingenia para originar fenómenos que sean capaces de regular la superpoblacion del planeta pueden llegar a la conclusión que ésta incómoda raza humana ha aprendido a controlar las enfermedades de siglos pasados. La peste o las hambrunas no resultan una merma en la población del planeta. Las guerras, que fue la gran lacra del siglo pasado, se han convertido en conflictos armados donde mueren unos pocos árabes, un par de occidentales y más de un periodista por culpa del fuego amigo. El Sida se ha quedado en una amenaza que parece sólo atacar a los rápidos de picha y pobres de corazón así que habrá que buscar una nueva amenaza y esa amenaza vamos a ser nosotros mismos con nuestros útiles suicidas.

Los gobiernos y algunos de sus edulcorados y bien remunerados ministros dicen estar preocupados por las tasas, las estadísticas e incluso por todos esos que defienden el derecho que tenemos todos a morir cuando nos venga en gana si es que así lo decidimos. Podemos defendernos alegando que el gasto médico de un depresivo es mucho mayor que el de un fumador. Podemos decir que la vida es lo único que nos pertenece cuando hemos descubierto que los engranajes del sistema se han llevado el resto o que simplemente no nos gustan las reglas del juego al que quieren que juguemos. No necesitamos ser precisamente enfermos terminales para alegar el derecho a morirnos porque si ahora los gobiernos nos quitan la capacidad de hacer con nuestra vida lo que nos apetezca, ¿qué nos queda?. Si soy un rudo escocés y me apetece coger mis faldas de cuadros, hacerlas un "gurruño" alrededor de mi cuello y que mis genitales cuelguen inertes a 4 palmos de las botas de monte (con calcetines blancos) que me calcé la mañana anterior para recorrer con mi depresión la campiña escocesa y beber whisky bajo un robusto arbol británico, déjame en paz.

El suicidio es un derecho y además no lleva iva.