12 de abril de 2010

Las mentiras, por email

Hace años que las únicas cartas que recibo en mi buzón son declaraciones de amor de mi banco, de la compañía eléctrica, de la del gas y de algún fontanero que ha sido convencido por un publicista de calle que dejando un papelillo en el buzón va a conseguir que se rompan más cisternas.

No cuento entre ello el desparrame de colorín de esos centros comerciales que engañan bajo enormes tipografías que afirman que son más baratos que tu prima.

En el email recibo más o menos la misma basura pero acompañada de pequeñas píldoras personales de algún conocido que me manda links al estilo twitter.

Añoro como quien añora dormir abrazado las cartas más elaboradas escritas con el esfuerzo ímprobo del boli, el papel y algún que otro borrón de esos en los que te gustaba buscar las dobles intenciones del texto.

Respecto de los mail es probable que no me gusten tanto, quizá por su facilidad de ejecución y por la impoluta presentación de la mayoría de los mismos, como si una blanca redacción fuera sinónimo de blanca conciencia. Además ahora un grupúsculo de psicólogos de postín afirman descubrir que se miente más por mail que en cualquier otro medio de comunicacion.

En realidad se miente más por internet que por otro medio incluso a los "amigos". En internet la comunicación es, por defecto e igual que muchos perfiles, hipócrita porque me recuerdan a escaparates con productos sin precio. El problema es que cuando la tecnología termine de fagocitar a la comunicación escrita empezará a comerse toda la verdad que nos quede.

Algunos tenemos la fea costumbre de ser honestos hasta en los mail pero, al igual que alguien que yo me sé, no contamos toda la verdad. El problema es que, por defecto también, hemos interiorizado que se miente en los mail de manera directamente propocional a la exaltación de los momentos de felicidad personal cuando hablas de tus vacaciones o publicas alguna foto. Nos cuesta descubrir donde está la falsedad o cuánto hay de verdad en los mail de mentira.

El problema es que en este internet ser honesto nunca es rentable, al menos a corto plazo.

Pd: Bonus track:

El coronel no tiene quien le escriba
y yo no tengo el buzón lleno de cartas de amor
ni cartas a la deriva.

Tampoco escribo a lo loco
y por eso la correspondencia es escasa
y los amigos son pocos.

Será que amo la soledad
y las amistades ciertas y falsas,
Las calles, los callejones.
Las caras anónimas, las anónimas cartas.

2 comentarios:

  1. Cuando era pequeña y aun se mandaban cartas desde los campamentos de verano, me gustaba imaginar lo que habia cambiado en el remitente en aquellos dias, por la letra.
    Las cartas en cadena tenian mas encanto cuando estaban escritas por la niña mas mona de 6º de primaria, aunque las tiraba igual que elimino los emails y todavia no me he muerto.

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  2. Los emails que recibo y que son sinceros todos son de personas con las que he compartido anteriormente algún contacto que no ha sido virtual. Casi cada día recibo correo en mi buzón, de amigas de hace tiempo y nuevas, guardo todas sus notas y sus detalles ( tarjetas, trocitos de tela, minipinzas ), aguna vez que otra me llega algún regalo que no espero, se ha convertido en un habito diario que no cambiaria por nada.

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