31 de marzo de 2012

Pacífico, A mi lado.

(El volumen, encima del play)

Siempre aqui, a mi lado, cuando te necesité, cuando estoy desolado, cuando no me tengo en pie, ayúdame. Esta vez necesito más que nunca algo de ti que hoy crece aquí, cuando lo necesité, a tu lado. Cuando no me tengo en pie, ayúdame. Cada vez que vayas y no vuelvas estaré contra las cuerdas, sin dormir. Cada vez que tardes y oscurezca correré hasta tu puerta sin mentir, sin mentir. Siempre aquí, a mi lado, cuando te necesité, a mi lado. Cuando no me tengo en pie, a mi lado. Cuando ya no tenga fe, ayúdame. // Cuando te necesité. Cuando no me tengo en pie. Cuando ya no tenga fe. Cuando te necesité. Ayudame.

Y en su versión acústica:

Me temo que parte del pop que sangra los viernes es esto.

30 de marzo de 2012

Los milagros que no queremos ver.

"Algún día te darás cuenta de lo que te estás perdiendo"- me dijo, como si yo no lo supiera, justamente un momento antes de que dejara de llamar y un tiempo después de haber dejado de colarse, inquieta, sonriente, viciosa y caprichosa, entre las sábanas de mi cama.


Hay, en realidad, muchas cosas que nunca hemos aprendido a valorar hasta que un dia y de manera sorprendente, buscada o inducida, las perdemos.

Un profesor, allá por los años de BUP, nos intentaba hacer ver lo increíble que es dar a un interruptor y que se encienda una luz. Lo maravilloso que es girar un grifo y que salga agua (que además es potable) por él.

Por supuesto que todas esas cosas que consideramos irritantemente normales (un email, un mensaje, una videoconferencia) terminarán, si no lo son ya, parte de aquellos milagros que nunca podremos valorar.

El principal ejemplo de estos casos, para aquellos que ya hemos vivido la magia estresante de la emancipación, es descubrir que habias estado decenios deseando irte de casa pero que cuando te sientes enfermo estás deseando que aparezca tu madre por la puerta con un zumo, esa manera mística de estirar las sábanas o un caldito.

La sensación de desamparo cuando sientes que has de tomar una decisión en tu vida sin tener las prevendas intelectuales del guía en el que intentan convertirse algunos progenitores se alimenta precisamente de descubrir que aquello que iba a existir para siempre ya no está.

Y te haces pequeño.

Porque no eres capaz de hacer magia. Porque si vivieras en una isla con todos los cultivos necesarios no sabrías hacer pan. Porque el agua potable no llega sola hasta el grifo. Porque los interruptores no crecen en los árboles. Porque, por supuesto, los email no llegan en carruajes.

Vivimos en un planeta mágico lleno de milagros que no queremos ver.

"Algún día", aquella vez, fue quedarme sin luz, sin internet, sin agua y sin el olor del hogar. Y me hice pequeño. No deja de ser un milagro más de esos que, cuando no están, algo no encaja.

26 de marzo de 2012

Programadores, potencialidad, marketing, dinero y trolls

Una vez, ante las reiteradas discusiones que tenía un buen amigo con la que se suponía que era su pareja (porque ahora no hay novias), me decía que aguantaba todo aquello porque tenía la sensación que aquella chica tenía un gran potencial.

He de reconocer que ahora, que han pasado años desde aquello, aquel potencial se ha quedado en nada y además ninguno ha recuperado aquella sonrisa tonta que te aparece en las fotos cuando estás contento.

Los negocios en Internet, que siguen siendo algo parecido al sacrosanto universo paralelo del dinero infinito, suelen vivir a base de potencialidades.

Zatoo, que fue aquel programita que te permitía ver maravillosamente la televisión en la pantalla del equipo, se convirtió en un apestado cuando intentaron cobrar por el programa.

Spotify empezó siendo maravilloso, después resultaba molesto por la publicidad y más tarde era habitual que alguno dijera que "los de spotify son unos asquerosos que me quieren cobrar". Grooveshark va por el mismo camino.
Supongo que los ejemplos son múltiples.

Hace muchos años, cuando la modernidad era una mezcla de Digital+ y Via Digital, las casas se llenaron de decodificadores. De las dos plataformas, con unas tarjetillas de nada, la de Canal+ era más facil de piratear, por lo que mucha gente contrataba el paquete básico, compraba la tarjeta y veía el porno gratis. Más adelante ambas plataformas se unificaron, cambiaron los códigos y Canal+ valía más dinero porque tenía más usuarios, aunque un porcentaje de ellos, nómadas de lo gratis, se fueran a dar de baja en cuanto aquello no les produjera el regustillo del fraude.

Microsoft hizo casi lo mismo con sus sistema operativo. Piratear un Windows ha sido , durante muchos años, una de las cosas más fáciles del mundo. Con ello lograron hacerse con el 98% del mercado y después, una vez agarrados a los clientes con la necesidad de su sistema, fueron poniendo trabas (aún salvables) para conseguir vender los millones de sistemas que venden.

Pero en sus inicios aquella apuesta fue una potencialidad.
El gran ejemplo actual de este tipo de marketing es el WhatApp. Es gratis, si. El coste que tiene el mantenimiento del sistema se basa en las inversiones que hacen algunos grupos de capital por la potencialidad de la inserción de publicidad dentro del sistema de mensajes o incluso la posibilidad de que se convierta en un sistema de pago (aunque ahora muchas compañías de telefonos quieren hacerle la competencia con su propio sistema inicialmente gratis).

Las estrategias del marketing son casi infinitas, pero una de las que mejor funciona es la misma que utiliza un buen traficante de drogas: dejarte probar gratis hasta que estás enganchado.
La burbuja en internet, que es de esas que aparecen y desaparecen como cuando te tiras pedos en la bañera, depende directamente de la potencialidad y el grado de dependencia que los usuarios van mostrando respecto de los diferentes productos que se les ofrecen.

Uno de los problemas que tiene es que se suele pensar que la publicidad es un tesoro infinito del que se puede tirar hasta los límites de Google, de Facebook o del propio Angry Birds (y su brutal consumo de bateria para mostrar publicidad). Otro de sus handicaps es que los usuarios, que son como niños sobreexcitados en la mayoría de las ocasiones, son capaces de ensalzar y despreciar un mismo producto en cuestión de días porque la mayoría de los trolls se consideran a si mismos pequeños gurús de las nuevas tecnologías.

Da igual que el producto sea bueno o malo. Lo importante es que sea gratis y que no tenga publicidad. Megaupload era maravilloso porque era gratis, aunque las películas se vieran como una cinta VHS gastada. Netflix no despega porque, aunque se ve maravilloso, cuesta dinero. La cultura de lo gratuíto está, obviamente, haciendo mucho daño a muchos buenos productos. En informática, un poco más. En la adolescencia, debido a los móviles subvencionados (que ya se acaba) y a que la conexión la paga papá y mamá, la idea de que no hay que pagar por nada empieza a ser un problema.

Claro que todo el mundo sabe que los programadores trabajan gratis.

Y comen potencialidad.

Ironías de la nueva burbuja.

25 de marzo de 2012

M

Manual para los Fieles.
Es un disco. Se publicó en el año 97. Autor: Los Piratas.





Siempre pensé que M era a quien le cantaba "Te echaré de menos", la misma persona que no lo hacía todo Tan Fácil y, por supuesto, la misma persona que volvía loco a Mi Coco.

(Que le voy a hacer, ese disco es una debilidad que me persigue)

Faltan: Mr Wah,Wah Comarcal al infierno Fecha Caducada Canción para Pris La canción de mi tierra T.R Tristura... pero podeis buscar el disco.

24 de marzo de 2012

Complejidad sexual femenina.


Las mujeres sois complejas, no lo pongais jamás en duda. No es solamente que os encante, salvando las distancias del momento contemporáneo complejo en que el cortejo se puede confundir con desprecio o machismo a la antigua usanza pero, sin embargo, unas flores nunca están de más. Os encanta que os quieran, pero también necesitais vuestro espacio. No haceis promesas, pero necesitais saber que estamos ahí. Recelais de vuestro espacio, pero dais lecciones sobre el funcionamiento del doble check. Parloteais sobre el orgasmo femenino pero luego os abrazais un rato en la cama aunque luego os vayais a vuestro lado y fantaseeis con la promiscuidad.

El caso es que estoy absolutamente convencido que no os podeis imaginar el gasto que supone, para la mente unidireccional de un hombre contemporáneo, llegar al equilibrio sexual con vosotras. Un día tienes una novia, y es la primera. Has aprendido que le gusta tocarte un poco, que la pases la lengua por el cuerpo y que arquees tu cuerpo encima de ella con mucha tranquilidad. Después, porque aquello no salió, conoces a otra excelente mujer que te agarra con pasión y a la que le gusta cabalgar sobre ti mientras estás pendiente que, en un despiste, no se salga y te la rompa en un bote. Pero ella te deja por otro muchacho. Un tiempo más tarde conoces a alguien que lleva una cinta del pelo siempre a mano porque le apasiona el sexo oral, pero tira mucho del frenillo y nunca se pone encima. Cuando la siguiente pasa por tu cama buscas la cinta del pelo, pero aquello no le gusta y entonces sólo eres capaz de pensar en el dia en que te la chupe, aunque todo lo demás es fantástico. Pero te mira y te dice "¿en qué estás pensando?" justo antes de que aquello se convierta en la última vez. Conoces a quien le encanta follar sin penetración, y es fantástico también, pero otro día lo único que quieren es que parezcas un martillo percutor. Puede poner el culo a tu disposición pero la siguiente piensa que eres un degenerado. Pueden querer que le dejes pegajoso el cuerpo o incluso la cara. "La cara no, la lengua sí". "Ponte encima". "Enciende la luz". "Cierra la puerta"."Con este juguete". "A carne viva". "Pegame". "Abrázame". "Dime cosas". "No me digas nada". "Contra la pared". "En la cama". "En la calle". "Hoy no". "Los martes". "Por la mañana". "Al despertar no me gusta". "Con algo de ropa". "Sin ropa". "Con besos". "Mirando al espejo". "No me mires". "Mírame"...


Todas las opciones son ciertas. Todas las opciones son equivocadas. A veces parece que busca la consecución de algún extraño cliché

Creo poder afirmar que los chicos, quizá porque en esos momentos nunca mandamos, somos mucho más sencillos.


Más serviles.

Y nos masturbamos más porque nuestra mano es menos exigente (pero no tiene tetas).

23 de marzo de 2012

Primero la obligación y después la devoción

Supongo que tendría aproximadamente 5 o 6 años. Vivíamos en una casa de aquellas en las que la cocina era el centro neurálgico de la vivienda, aunque en este caso se encontraba a mitad de camino entre ese pasillo que empezaba en el salón, terminaba en mi cuarto y fue algún lugar en el que monté en pequeñas bicicletas.

Desde la cocina, si me subia a una silla mientras mi madre estaba en uno de esos fregaderos de obra con marmol y baldosines blancos, podía ver el patio que formaban las casas de la manzana. Abajo, casi como si fueran autómatas aleatorios, jugaban los chicos sobre la tierra gastada haciendo ruido mientras ellas se quedaban más tranquilas en algún lateral y en corros.

-¿Puedo bajar?- creo que le dije alguna vez a mi madre.
-Cuando acabes tus deberes- supongo que me respondió con ese refranero del tipo "primero la obligación y luego la devoción"

Así que me bajé de la silla, eché una mirada al canario amarillo que piaba en la cocina y me fui despacio dejando a un lado primero el baño, después la habitación de mis padres, la de mi hermana (que tenía enfrente un armario donde me escondía siempre que no quería que me encontrasen) y llegaba después, en mi lugar, hasta una de esas tablas que salen del armario y que era mi mesa de trabajo.

Casi con las piernas colgando, un jersey rojo y unos pantalones cortos, hacía mis tareas con absoluta precisión.

Después volvía a la cocina y aunque todavía quedaban niños jugando en el patio, ya no tenía ganas.

Creo que nunca bajé a jugar sobre la tierra de aquel patio que era como la tierra prohibida, pero sacaba muy buenas notas.

Más tarde, muchos años más tarde, pensé que todas aquellas personas sin criterio que se convierten en psicóticos de un partido político, un equipo de futbol o una cuadrilla eran incapaces de pensar por si mismos, por lo que no acatar unas siglas, unos colores o un ceremonial social les hacia más capaces de llegar a la verdad.

Pero eso es justificarme por no bajar a jugar (y nunca perteneciera a nada), aunque sacara muy buenas notas.

Pd: ...y todo esto me viene a la memoria después de leer que las personas con prejuicios están socialmente en desventaja.

22 de marzo de 2012

Generación (cangrejo, boomerang, nini....)



Explicaciones:
Generación NINI (ni estudia ni trabaja)
Generación JASP (Joven aunque sobredamente preparado)
Generación BOOMERANG (la que vuelve a casa)
Generación CANGREJO (la que va a ir hacia atrás en el nivel de vida)
Generación MILEURISTA (la que no va a ganar más de 1000€)
Generación Y (la que va después de la X y que ha nacido con internet)
Perroflauta (tú)

21 de marzo de 2012

El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos

Dice un libro de mi estantería (Félix de Azúa: historia de un idiota contada por él mismo: 1986):
En todas las parejas que investigan la felicidad amorosa hay un reparto de funciones que no depende del sexo respectivo. Al principio, por ejemplo (pero las variables son infinitas), ella es buena, dócil, no sabe ganar dinero, es lista, frágil, cariñosa y fiel, en tanto que él es colérico, independiente, eficaz, inteligente, protector e infiel. Es un esquema vulgar, pero frecuente. Pues bien, sea cual sea el reparto de las funciones, a lo largo de una investigación amorosa todas estas funciones se truecan, si es que estamos hablando de una investigación seria, porque se trata de un fenómeno de mutuo espejismo y cada uno de los objetos quiere ser el otro. Y lo consiguen. Conseguirlo quiere decir dos cosas; primero, aburrirse del Otro por mucho que se parece a lo que uno era Antes; segundo, comprender lo mediocre y zafio que era uno Entonces. Consecuencia: el Otro es Ahora mediocre y zafio.

Y algunos, quizá buscando la excusa perfecta a la falta de éxito en ese desdeñado aspecto de la vida, lo creímos cierto. No lo es.

Luego pensamos que quizá era una cuestión de complementos, como cuando ella le explota los granos de la espalda en la playa. Sin embargo una parte de nosotros aprendió que aquellos amores melosos sólo eran posibles con la testosterona edulcorada que te corre por las venas en el instituto.

Después, abotargados con la oda al egocentrismo de los años 80 y el éxito del egoísta contemporáneo, quisimos pensar que lo que queríamos era una versión sexuada de nosotros mismos. Un clon que compartiera cama, conciertos y pasión por las grasas saturadas con el ente en el que nos habíamos convertido. Tampoco.

Tuvimos la esperanza de encontrar a todos nuestros antiguos amores en una sola persona. Quisimos que fuera aquella versión idealizada del amor y la dependencia, que tuviera la complicidad correcta, que tuviera secretos para descubrir y que pudiéramos tener los nuestros, que sonaran violines cuando cerrara los ojos a mi lado y que nos pareciera maravillosa incluso cuando cometía el íntimo error de no cerrar la puerta del baño. No fue (tras el interminable terremoto colérico que tienen las rupturas mal llevadas) y eso que puedo afirmar que los violines sonaron.

Pensamos, entonces, en conformarnos con algo parecido al compañerismo en el viaje de la vida de nuestros amigos casados que dejaban a sus niños correteando alrededor de las mesas pero nos dio pavor ese maremoto de divorcios que termina desgastando el tiempo en luchas absurdas por la cuota de mantenimiento del rellano de la escalera y convierte a las criaturas en monedas de cambio y a los silencios en condenas de soledad. Nos produjo miedo vernos al borde de un abismo al que no habíamos mirado así que salimos corriendo como si estuviéramos enajenados.

Y ayer, cuando un amigo, curtido en mil fracasos alimentados con demasiado desgaste mental, me hablaba de su pareja, dijo una palabras mágicas: "No sé qué es, pero estoy tranquilo cuando estoy a su lado."

Eso es.


Poder decir eso de "El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos".

19 de marzo de 2012

La culpa es de los padres.

Existe, casi de una manera absoluta, la creencia de que la situación actual en la que nos movemos es culpa, exclusivamente, de un problema de gestión por parte de los que estaban antes. Antes estaban los socialistas, asi que el problema es de ellos. Si el problema es del mercado inmobiliario y les acusamos a los socialistas, dirán que es cosa de Aznar. Y si a un convencido votante del PP le preguntas por la corrupción te hablará de aquella historia de los hermanos de Alfonso Guerra. Te puedes ir más atrás para no meterte con las sensibilidades políticas de la democracias e irte cuando estaban los franquistas y hablar de un mal endémico para deducir que el problema es, cual ley de Godwin ibérica, del antiguo régimen.

El caso es echar balones fuera.

Una de las ideas que puedes encontrarte cuando hablas con algún joven que acaba de adquirir cierta conciencia global es que todo aquello que nos va castigando siempre es culpa de otros. Si tenemos un planeta desequilibrado en lo económico es debido a que nuestro egoista sistema capitalista oprimió a todos esos pobres del hemisferio sur para robarles sus riquezas. Si tenemos contaminación es porque nos importó menos que cero el medio ambiente cuando creamos nuestros pestilentes coches y nuestras contaminantes industrias. Si hay paro es porque no tuvimos en cuenta a todos esos niños que tuvimos de manera irresponsable y a los que no supimos darles la suficiente banda ancha para que funcionara correctamente Megaupload ni el chat del Tuenti.

En definitiva, que muchos de aquellos que ahora se mueven entre los 17 y los 25 años están convencidos que sus padres se han encargado, con la irresponsabilidad propia de un adulto que no es capaz de comportarse como tal, de dejarles un paisaje catastrófico en el que el futuro se tiñe de negro (aquí y en Finlandia). Eso sí, el 69% afirma que sigue pidiendo dinero en casa (porque la manutención es una obligación adquirida por la mera razón de la paternidad que, además (y para esto remitirse a las leyes es un recurso válido), es un deber de los susodichos padres)

Se publica, probablemente de manera interesada, que el 54,9% de los jóvenes entre 18 y 24 años NO siente cariño por sus padres, que no coinciden en los intereses de sus padres, que únicamente el 16% tiene en cuenta los consejos que les dan y que solamente el 5,5% dice ser amigo de sus progenitores. (Aunque yo siempre he mantenido que un padre es un padre y no un colega).

El caso es que una de las ideas que se van contagiando entre algunas partes pensantes de esa sociedad joven que va sacando la cabeza e intercambiando ideas a través de más de una red social es que los padres que tienen son parte de todo aquello que las va a hacer esforzarse como perros para poder acceder a todo aquello que consideraron que venía de serie con el mero hecho de vivir. Si una casa es cara lo es porque papá y mamá especularon. Si la gasolina es cara lo es porque papá y mamá se hicieron dependientes del coche y de los combustibles fósiles en vez de montar en bicicleta y poner placas solares en el tejado del adosado. Si no tengo trabajo es porque papá y mamá se rindieron al gran capital en vez de luchar por un mundo más justo.

El caso es que papá y mamá hicieron las cosas lo mejor que pudieron, supieron o consideraron. Te dieron una educación, te llevaron en coche a la playa, te pagaron parte de las vacaciones y se dejaron los cuernos porque tuvieras tu primer ordenador con Internet para estudiar y el móvil para que estuvieras localizable mientras descubrías lo que es un after y lo mal que se fornica en un baño a partir de las 3 de la mañana.

Aunque lo más facil es decir que la culpa es de los padres, que las visten como putas.

Es una manera de hacer lo mismo que se ha hecho siempre: echar balones fuera. Hacer eso el dia del padre es de muy mal gusto y de ser muy mal educado, aunque pienses que eso es lo que tus padres te han enseñado mientras sentías como despreciaban a los abuelos.

Pd: Pero, como es lógico, espero con furiosa cólera que los que vienen detrás mio lo hagan mejor que yo. Eso sí (y lo reconozco) yo no me di cuenta hasta que intenté hacer todo lo que hicieron mis padres y me di cuenta de lo dificil que es. Entonces se convirtieron en un semidioses. (y lo habían sido siempre). Feliz dia del padre.

18 de marzo de 2012

5 cosas que aprendí tras 48h con una adolescente

  1. Que la bateria de la blackberry siempre dura poco.
  2. Que los móviles blancos son de chicas, los negros de chicos y la tele para cuando nadie está conectado.
  3. Que el Tuenti Chat tiene más razón que tu madre.
  4. Que es más importante lavarse el pelo que desayunar por las mañanas
  5. Que KMK significa "¿qué me cuentas?"

Curioso esto de ser adolescente en el año 2012...


Pero, eso sí, cuando quitamos los componentes tecnológicos del siglo XXI en realidad no hay mucha diferencia entre lo que éramos nosotros y los de ahora. Nosotros teníamos lesiones en el músculo ese de la mano que activas con el mouse del ordenador. Ellos fortalecen sus pulgares. Nuestros padres tenían heridas de jugar en la calle. Nuestros abuelos arañazos de los árboles.

15 de marzo de 2012

El (puto) poder omnipotente del futbol

El fútbol es el precursor contemporáneo de las lovemarks. Eres de un equipo y ya no eres de todos los demás. Se presupone el amor incondicional, el deseo sacrificado en la fe hacia unos colores, la devoción irracional y el desgaste económico que tiene el seguidismo salvaje allá donde se vaya a aparecer la virgen del delantero con los milagros de los goles.

Aquellos que viven como fervientes yonkis de los viajes en autobús para desgastar las gargantas durante 90 minutos de ceremonial necesitan su droga en forma de minuto y resultado. Discuten sobre las tablas de la verdad de antiguos triunfos y se congregan en sínodos contemporáneos al abrigo de discusiones estériles sobre el doble pivote o el rombo en el centro del campo.

No importan, en esos momentos de exaltación, las bajadas de salarios, la disfunción eréctil, la prima de riesgo de la deuda o que el embrague del coche cueste casi lo que vas a ganar en un mes.

No importa que alguien que ayer era un adolescente y ahora conduce un Lamborgini se orine sobre la austeridad que profesas para poder verle de lejos como si de una aparición mariana se tratase.

No importa que los clubes deban 752 millones de euros a hacienda, que los salarios rocen la indecencia o que las actividades globales de una ciudad o un pais se detengan si aquellos dioses, rodeados de gregarios con forma de santos, deciden ponerse sus pantalones cortos.

Podemos cerrar empresas y mandar a la calle a sus trabajadores cuando sus deudas son insostenibles. Podemos criticar a los altos ejecutivos, de esos que ponen sus títulos detras de su mesa para que veas las orlas de sus universidades, cuando se meten en el bolsillo de forma contractual más dinero que el producto interior bruto de un pais africano. Podemos, incluso, despedir a un trabajador por no acudir a su puesto de trabajo sin justificación alguna. Cerrar un bar que incumpla los horarios.

Podemos, incluso, pensar que la mayoría de los niños de los suburbios llevan puestas carísimas camisetas oficiales con el nombre de sus ídolos pagadas con la ayuda social que van a dejar de percibir sus progenitores.

Pero cuando aquello pasa de ser una empresa cualquiera a ese irracional poder omnipotente de un club con historia, honor, museo de trofeos y tienda de regalos... entonces parece que se lo perdonamos todo. Será que pensamos que en algún momento dejaron de ser humanos.

Discúlpenme, porque no me parece justo.

Aupa Athletic.

14 de marzo de 2012

All you need is love

Conozco a quien le dan tanto miedo las películas de miedo que es incapaz de poder dormir si se sienta a ver el principio de alguna o cae algún fotograma en su retina entre uno y otro golpe de zapping.

Se acurruca en su sofá debajo de la manta y abre un ojo con esa mirada infantil que no quiere ver lo que está en la pantalla pero no puede dejar de mirar.

Va tensando los músculos con esa predisposición al susto que tiene el cine de terror para intentar explotar con el sobresalto que llegará al aparecer el malo o la sangre sobre el sumidero de la ducha.

Entonces es cuando te dice que le gustan las películas en las que ganan los buenos y los protagonistas la terminan en un beso porque siempre te dejan mejor cuerpo las historias que acaban bien, aunque maten al malo.

Pero, aunque haga eso, no puede dejar de pensar en el ladrón rompiendo la puerta con un hacha. Se levanta dos veces a ver si el cerrojo está echado e intenta recordar continuamente la escena de amor del otro film.

Es como si no pudieras quitarte de a cabeza un solo brutal de Tom Morello y quisieras pensar en la paz maravillosa que te puede dar un merengoso clásico al estilo de All You Need is Love.

Creo que sobre eso va este video recopilatorio

12 de marzo de 2012

Los cuervos del poder (y la mayoría)

Uno de los trucos más sucios que tienen las empresas esas que realmente ganan dinero y que son las de la luz, el agua, el gas y el teléfono es pasar una factura por poco dinero haciendo la estimación del gasto, aguantar hasta que suben las tarifas y meterte una bofetada que duele con la lectura real de los contadores en cuestión. Se ahorran un inspector durante un mes y te cobran con las tarifas nuevas que suelen ser sustancialmente más altas. El problema es que cuando llega la factura de 12€ no nos alteramos y no nos damos cuenta que la próxima será de 240€.

Existe un mapa de la corrupción política en nuestro pais que viene a demostrar que no hay ninguna sigla que monopolice la corrupción sino que cada vez que hay un euro en el aire de lo público o lo institucional, aparecen los cuervos del poder.


Es lógico, entonces, que ante la necesidad de simplificar la actualidad contemporánea la mayoría de nuestros ciudadanos opten por considerar que político+dinero público=corrupción. Esto es lo mismo que pensar que si tu pareja queda para comer con alguien del sexo contrario dará como resultado una relación sexual brutalmente satisfactoria pero eso, si lo analizamos con la frialdad que da la realidad e incluso viendo las veces que hemos quedado con alguien sin que hubiera (ni como pensamiento fugaz) un intercambio de fluidos, es una psicosis irracional que lo ensucia todo.

La semana pasada hablábamos del dinero que las personas de bien seguían dando a las ONGs e incluso del dinero que institucionalmente se da a la iglesia para que lo destine a los fines que considere correctos.

Es mucho dinero.

La mentalidad contemporánea cree, por defecto, que cualquier euro en manos ajenas tiende a ser empleado en drogas, en putas y en alicatar los cuartos de baño hasta el techo. Ya no acusamos directamente a los banqueros, a los políticos o a los curas. Acusamos, con el dedo que todo lo señala, a cualquiera que tenga un mínimo de presupuesto a su alcance.

Todos los que viven del dinero que no vemos se han convertido en culpables.

Sin embargo tengo la pequeña idea de que el porcentaje de corruptos y de personas de bien es prácticamente idéntico en cada faceta de nuestra sociedad con la salvedad que un camarero corrupto se lleva 15€ de la caja e invita a sus amigos y un político se lleva 15 millones y paga las putas a todos.

Tengo una visión de primera mano de más de una ONG que sobrevive con menos de lo mínimo y donde sus trabajadores ganan menos de lo que perciben, en cuestión de renta básica, alguno de los usuarios de aquellos servicios. Porque las ONGs, aunque son chulas como una manifestación por los derechos fundamentales, están mal vistas cuando se financian de los impuestos.

Al igual que se ha publicado que los directores de algunos museos de Italia ganan menos que los que friegan el museo conozco a algún político que, al contrario que el retiro de lujo de algunos, se lleva a casa menos que la cajera del Eroski. Pero siendo político en estos tiempos convulsos la mentalidad global lo asocia a las malas artes, las concesiones ilegales, el enriquecimiento rápido como un futbolista y cierta distopía.

Uno de los trucos más sucios que tienen las sociedades para eximirles de culpa es la resignación y pensar que esa factura barata de la estimación del gasto se va a repetir el mes que viene cuando era absolutamente obvio que la bofetada tenía que ser de premio.

Y ahora que recibimos la bofetada todos son culpables menos nosotros. Ahora creemos que todos los políticos son corruptos, todas las ONGs se llenan los bolsillos, todos los curas pederastas y que las monjitas que van llenando los platos de los comedores sociales se van a su celda en Ferraris.

Los cuervos del poder, que son aquellos que van volando a robar aquello que brilla para llevárselo a su nido, no son todos. Ni siquiera son mayoría. Algunos, al igual que tú y que yo, intentan hacer su trabajo. Algunos hasta lo intentan hacer bien. Existen políticos honestos, banqueros con ética, ONGs que limpian la escoria que genera nuestro sistema de vida por un coste de guasa y... y futbolistas con estudios.

Más de uno.

Pd: Pero si eres honesto no eres noticia. Sólo son noticia los cuervos.

10 de marzo de 2012

Joseph Kony y la hipocresía del 1er mundo.

Joseph Kony es un cabrón, un asesino y un tremendo malandrín.

Es por eso que 52 millones de visitas se consideran a favor de todas y cada unas de las determinaciones que este video mantiene. Lo comparten, se indignan, lo mantienen en su cerebro para poder demostrar a sus allegados que son personas consecuentes con la verdad, la bondad, las buenas personas y los derechos humanos. Haciendo click en "me gusta" la parte filantrópica del cerebro se estimula.


Claro que siempre puedes preguntarles, con un mapa de Africa que tienes a mano, que te señalen con el dedo donde está Uganda.

Independientemente que Kony sea verdad, mentira, exageracion periodística o la reencarnación de Satán en la Tierra, cubre esa necesidad tan hipocritamente moderna de preocuparnos, indignarnos y exigir invariables avances en los derechos humanos cuando éstos han sido cercenados lo suficientemente lejos como para que no nos toque (aunque nuestro mundo comercial se beneficie de ellos).

Nuestras viejecitas sienten una satisfacción prácticamente orgásmica cuando dan un par de euros en concepto de apadrinamiento de un niño vietnamita. Nuestros convencidos gafapastas se escandalizan de las malas condiciones laborales del chino medio y, de una manera absurda, aunque se oponen a todas esas cosillas que van castigando nuestro estado del bienestar, deciden quedar con sus amigos por whatsapp para irse de botellon al parque, conducir sus coches hasta la playa, contaminar acústicamente con música de David Getta el litoral peninsular y comprar algún reloj falso a un negro que pase por el chiringuito.

Somos un grupo social que es perfectamente capaz de dar consejos sobre cómo comportarse y los extraños mecanismos que utiliza nuestro cerebro junto a un corto de cerveza y un crianza con el resultado de hablar de los demás y, sin embargo, nos asusta hablar de nosotros mismos como si nuestro miedo y nuestras imperfecciones nos hicieran débiles.

Podemos hacer declaraciones institucionales a través de nuestros gobiernos a favor o en contra de causas justas que vivan más lejos de los que llega un vuelo barato de easyjet. Nos empeñamos en llenarlos la boca con "causas humanitarias" que nos sirvan de excusa para invadir algún que otro país. Nos movilizamos por los derechos humanos de los niños del Africa.

Pero cuando tenemos que mirarnos dentro, cuando tenemos a un saco de niños sufriendo en nuestras calles o a nuestro compañero de trabajo siendo explotado, nos vamos hacia el bar más cercano y nos sentimos orgullosos de haber dado al botón que dice que estás en contra de lo que significa Joseph Kony.

Que, no lo pongo en duda, es un tremendo malandrín.

9 de marzo de 2012

Take the bus.


Monta en Bus. Solidaridad animal.

8 de marzo de 2012

Eligiendo la eternidad.


Porque, la verdad, es que si jugamos al juego de evitar la obsolescencia es más que probable que nos empeñemos en buscar en el lugar equivocado. El problema es que vivimos en un mundo lleno de opciones que se entremezclan y que nos engañan, como quien vive escuchando el ruido ensordecedor que hacen los altavoces sociales, diciéndonos que con aquel coche que durará siempre no será necesario buscar compañero de viaje, porque la radio no nos dejará solos nunca.

Ayer me contaron que el gran triunfo del capitalismo reside en la gran labor publicitaria que vive desde los años 20. La publicidad de hacernos creer que para ser feliz hay que comprar y hay que cambiar. La publicidad del american way of life. La felicidad del uso y disfrute. El nuevo coche, la nueva tecnología, el nuevo iPad, la próxima red social y hasta el nuevo amante.

Primero llegó la prensa, después descubrieron el gran poder de las felicidades relatadas en el cine. Más tarde el gran poder del modo de vida que nos gritaba la televisión y ahora el grandísimo poder del modo de vida que nos vende Internet.

Nuestros abuelos tenían dos opciones: vivir o morir. Era sencillo. Nuestros padres tenían la opción añadida de mantenernos con su esfuerzo o renunciar a nosotros. Nosotros, como si fuéramos una generación de oportunidades, podíamos ser lo que quisiéramos. Quizá lo quisimos ser todo. Quisimos ser unos de esos adolescentes que vivián en casa de los Cosby aunque no fuéramos negros. Quisimos ser Will Smith. Quisimos ser ricos, bohemios, médicos, abogados, glamurosos, guitarristas. Aprendimos que todas las opciones estaban delante nuestro. Casi habíamos pasado ver a nuestros abuelos sin tener que comer a poder comer cualquier cosa. Y nos convertimos en una sociedad de obesos cuando pudimos ser la generación más sana que nunca se hubiera visto.

Pudimos leerlo todo. Pudimos, incluso, tener acceso a toda la cultura antes de que el reggetton se convirtiera en número uno.

Y ante tanta oportunidad algunos se sintieron aturdidos por el ruido. Viene a ser lo mismo que ser un león que ataca a una presa cuando está sola pero no es capaz de elegir que antílope atacar cuando están en manada. Es no comer, no querer, no leer, no escuchar o incluso no decidir porque hay demasiadas oportunidades (y ninguna es igual que la que viste en el cine).

Pero las oportunidades son limitadas y lo que queremos que sea eterno, corazones, no se compra. Tampoco hace ruido. Solo susurra.

7 de marzo de 2012

Living in the past (80mseg)


Basicamente, para el que no quiera ver el video, lo que nos viene a explicar es que si bien tenemos la percepción de que vivimos en un presente absoluto es lógico pensar que el tiempo que tardan los estímulos en llegar a nuestro cerebro y ser procesados nos hace vivir en un universo retrasado de , al menos, 80 milisegundos. (Algo más si somos personas altas porque el tiempo en que tardan en llegar los estímulos es mayor)

En definitiva que, casi como un anciano en una aldea rural (en la concepción más arquetípica posible), vivimos en el pasado.

Lo cierto es que independientemente de esas capacidades que nuestro cerebro tiene para engañarnos haciéndonos creer que aquello que percibe es exactamente la invariable realidad lo que es absolutamente cierto es que nuestro presente se compone de todo aquello que hemos acumulado como pasado. Desde ese punto de vista nuestros abuelos son lo que deberían de tener una conciencia más cercana a lo que estamos viviendo realmente.

Pero , también es cierto, que el pasado en el que vivimos es ese refugio en el que algunos nos escondemos para escapar de nuestro ahora. El pasado es ese sitio en el que los recuerdos se entremezclan, se filtran y se van cambiando hasta convertirlos en lo que nos gustaría que fuera. Quizá por ello el pasado casi siempre tiene la forma de un puzzle que encaja.

Muchos viven (o vivimos) en el pasado. A veces es el pasado del sábado pasado. A veces es un pasado muy muy lejano, como si fuera una galaxia. A veces en el pasado laboral de dinero, bussiness class y sexo satisfactorio. A veces únicamente en el pasado en el que nos quedabamos quietos al calor de un abrazo.

Cuando te reencuentras con aquella persona que te hizo vibrar, rabiar y llorar existen muchos momentos en los que no eres capaz de recordar los malos momentos y te sitúas en la situación de gozo hasta que, cuando te levantas al baño, recuerdas el motivo por el que aquello nunca funcionó.

Cuando vuelves a la puerta de tu instituto te ves a ti mismo jugando en aquella canasta del fondo esperando a tus amigos para dar una vuelta por aquellos lugares que parecían expediciones cuando rozabas los 13. No sientes la quemazón, que viene más o menos a esa edad, que te descubrió que no eras tan especial como suponías.

Puede pasar lo mismo cuando encuentras tus apuntes de la universidad o cuando recorres aquella carretera que tuvo la magia durante una tarde sin rumbo. Puede ser el banco frente a aquel puente donde comiste un bocadillo grasiento. Puede ser el número de teléfono que aparece en tu pantalla cuando has cambiado de terminal y descubres que nunca lo borraste. Puede ser la ventana de la habitación de un hotel o una canción infantil que terminaste cantando borracho al abrigo de la hoguera de San Juan.

¿Vivimos realmente en el pasado?. Si hemos aprendido a idolatrarlo supongo que el video es cierto, pero que son más de 80 milisegundos. Depende del peso que tenga.

Y eso es independiente que PRESENTE sea una palabra que también significa regalo.

6 de marzo de 2012

Front Row (y el coño de Rossy de Palma)

Aparte de algún que otro significado informático el front row es ese lugar, en primera fila, donde algunas celebrities, otros que ansían serlo y algunos que lo son de pago se sientan a ser más fashion que el desfile en si mismo y más adolescentes que alguna personilla de mediana edad que se acaba de dar cuenta que se le está pasando el arroz.
El caso es que al front row del desfile de la Paris Fashion Week fue nuestra Rossy de Palma con un pequeño vestido y la consideración previa de que al estar en aquel lugar y no llamar suficientemente la atención, ir sin bragas era lo más apropiado para dejarse ver a la luz de los flashes de las cámaras.

Estoy absolutamente convencido que el único descuido de ese tipo fue el de Marta Chávarri. El resto, con ese olorcillo a "posado-pillado" publicitario, apesta a amortizar el dinero gastado en el láser.

Mucho tiempo ha pasado desde 1989 en el que, si la decoración que genera mis historias en el cerebro no me engaña, la buena de Marta se sentaba en la sala de espera de su oftalmólogo en la calle Velazquez, justo en el primer piso sobre la pastelería Mallorca, mientras sobre el suelo de madera y haciendo eco entre los techos altos, la renta de alquiler baja, las obras de arte en las pareces sonaban los zuecos blancos que usaba mi señora tía antes de dar paso al próximo paciente. Sobre la mesa de la sala de espera estaban las revistas de aquella semana y parece ser que allí mismo Marta se vio, como cuando las adolescentes se miran con curiosidad con un espejo, el lustre sin par de sus genitales de la jet set a disposición de cualquier onanista español de la época.

Por supuesto que, desde aquel momento, los descuidos y los desnudos, los top less en las playas y algún que otro pezón perdido, amén que uno o dos coños de rigor, tuvieron siempre la sospecha de la duda. No es lo mismo una aristócrata sin bragas que lo descubre en la consulta del médico y se llena de rubor a Aída Nizar haciendo un bolo en una discoteca de tercera o a la anunciante de grifos en que terminó Rossy abriendo las piernas como si fuera Sharon Stone en alguna primera fila donde sabe que va a ser fotografiada.

Aunque una teta y un buen desnudo siempre vende un poco por la motivación envidiosa de las mujeres y la motivación obvia de más de un hombre.

Un chiste de hoy resume bastante bien nuestro masculino punto de vista:

Y, para determinar el punto de vista femenino, basta con admitir que en las revistas de damas salen mujeres mucho más guapas que en las de hombres mientras que en las de hombres salen coches (excepto en las de hombres que salen damas, pero van sin ropa).

Nuestras presentadoras de televisión, excepto Mercedes Milá y más de una Campos, tienen un componente sexual tolerado y permitido que las hacen ser parte de la conversación envidiosa (en el vestuario de mujeres) y libidinosa (en el de los hombres) y, por el contrario, nadie se imagina a Jordi Hurtado, Matías Prats Jr, Pablo Motos, el gran Wyoming o Buenafuente enseñando un testículo en medio de un descuído.

Uno de los debates que han saltado a la prensa estos últimos días habla de esa consideración de la RAE en que nuestra lengua no es sexista en sí misma, sino que algunas cosas son como son y eso no lo hace machista o feminista.

Con las exclusivas, con las presentadoras y con el éxito asegurado de algunas "exclusivas" pasa lo mismo. Si la carne que se ve es de una mujer tiene siempre mucho más éxito que si es carne de hombre.

Supongo que es por eso por los que más de un front row atrae tanto la atención de hembras y machos, aunque no por el mismo motivo. Eso sí: aunque huele a machismo convencional están llenos de mujeres.
Pero las fotos las hacen hombres.

Cada uno juega con lo que tiene quiere.

4 de marzo de 2012

Biografías de ayer y hoy

Supongo que tuve, como casi todo el mundo que se vuelve un poco inquieto, mi época de biografías. Algunos piensan que el único que tiene biografía es Steve Jobs pero, en realidad, el consumo del material biográfico es una especie de búsqueda de ídolos y de respuestas. Me leí la biografía de Iacocca y recuerdo que fue, como resumen, el inventor del Ford Fiesta. Me lei la de Arriortúa porque yo me sentaba en los mismos pupitres que él mismo había calentado con su culo. Llegué a leerme la de Miguel Boyer, pero no hablaba de cómo resultó ser el colchón donde terminó residiendo la reina del Hola tras pasar del Psoe al PP sin dejar de perder la compostura que dan las canas. Leí la de Janis Joplin y me tomé un par de copas. Leí la de Cleopatra, pero sólo era capaz de pensar en Elisabeth Taylor. Tuve la desfachatez de sentarme con un panfletillo de 200 páginas sobre los Botin y únicamente recuerdo que un familiar era de Eta. Me aburrí con Marco Polo y con figuras históricas que han sido degradadas, ensalzadas y destruídas por la televisión.

Después estuve poseído por las pequeñas historias que te va lanzando el gran canal de documentales en que se han convertido las horas muertas de La2. Paseé por la wikipedia como si estuviera llena de verdad y tuve un tiempo en el que un albañil feliz paseando con su mujer y sus dos ruidosos hijos fueron mi paradigma del éxito.

Creo, en realidad, que nuestra sociedad necesita de ese componente guionizado que trae como receta una parte de predisposición, media de suerte, un cuarto de trabajo, otro de envidia, dos partes de dinero y se decora espolvoreando de oscuridad.

Durante los 80 nos encantaban los triunfadores sanos y justos. Nos volvía loco David Hasselhoff (hasta el punto que ahora mismo es casi lider de audiencia las mañanas de los fines de semana) y quisimos ser un médico de M.A.S.H, un abogado de la Ley de Los Angeles y hasta Leroy (FAME) pero ahí nos topamos con que ni éramos negros ni sabíamos hacer volatines (yo quería ser Bruno Martelli , pero sin rizos). Los malos, tanto en la televisión como en la vida real, siempre salían perdiendo.

Las historias de los triunfadores de la época eran más blancas que lo que lava cualquier detergente. Ted Turner se casaba con Jane Fonda. Andrés Pajares estuvo tremendo en Ay Carmela!. Tom Cruise hacía nuestro el Risky Bussines. Kim Bassinger llegó desde provincias hasta Micky Rourke (del que se enamoraron muchas) con su titulito de Miss y se volvió un icono como lo era Meg Ryan, como lo fueron las grandes top models. Eran chicas que había llegado a lo más alto manteniendo impoluta su imagen de sanas, educadas y hasta inteligentes. Yo siempre bromeaba diciendo que eran tan perfectas que estaba seguro que no hacían fuerza cerrando los ojos cuando estaban en el baño porque eso las llenaba de imperfeciones. Los brokers estaban limpios a todas horas. Los gimnasios se llenaban de personitas que querían hacer suyo ese sueño de triunfo que nos lanzaban continuamente desde el olimpo de las biografías contemporáneas.

Después descubrimos el gran gozo de ver a los ángeles caídos. Whitney es un ejemplo de descubrir cómo vende el gran ocaso de un ídolo. Nos empezó a gustar ver cómo las drogas correteaban en los sets de los grandes desfiles entre kilos de anorexia. Nos sentamos a esperar ver caer a las grandes fortunas. A ver a Tom Cruise poseído por las sectas mientras se quería comer la placenta de su hija. Al también cienciólogo John Travolta sufriendo por la muerte de su hijo. A Marlon Brando más gordo que el anterior asistiendo a los dramas que suelen acontecer en el mundo de los ricos. Nos gustó regodearnos de ver por televisión más tramas familiares que en Dinastía y Falcon Crest juntos y llegamos al siglo XXI esperando el nuevo escándalo de algún famoso.

Hoy, saltando de periódico en periódico como quien busca el acompañante perfecto para un madrugador croissant a la plancha, descubro que Ted Turner "vive con cuatro mujeres", lo cual no deja de ser un titular que habla de la suciedad moral de los ricos. Encuentro que varios periódicos venden como exclusiva la historia llena de fraudes y excesos de Teodoro Obiang Nguema Mangue. Veo que el perfil de Diego Torres se exalta hasta que explota, como un mal grano, en la corrupción del yernísimo. Sólo en un periódico leí sobre el creador de los Geyperman. En televisón pasan una y otra vez la historia del proxeneta "cabeza de cerdo", hacen series sobre la corrupción en Marbella, cuentan la enorme cantidad de dinero que robó "Casper", enlazan documentales de paraísos fiscales y fraudes de las familias Mateos. Mundialmente se recuerda que todas y cada unas de las grandes compañías han llegado donde están mintiendo y extorsionando.

Me pregunto cual es la tendencia que nos lleva ahora a regodearnos en las historias de los ladrones, los mangantes, los defraudadores y nos deja ese regusto absurdo e impotente que nos lleva a deducir que es imposible llegar a ningún lugar cómodo siendo una buena persona.

Era mucho más esperanzador pensar, como cuando daban dibujos animados entre el telediario y la película de vaqueros de los sábados, que si estabas en forma, eras un buen tipo, vestías con clase y trabajabas duro sólo necesitabas un poco de suerte para que parte de tus sueños se hicieran realidad.

3 de marzo de 2012

Killing Dorothy

Probablemente el mejor camino nunca fue el de baldosas amarillas...

2 de marzo de 2012

Madrid-Lisboa-New York (y envidia)

Este verano pasado arranqué la moto y casi sin pensar aceleré, con la velocidad limitada que dan algunos centímetros cúbicos, en dirección contraria a mi casa. En la cabeza estaba la arrogancia de llegar a Lisboa en medio de las carreteras interminables. En la cabeza estaba conocer gentes, ver lugares, sentir el aire a través de la visera del casco y dormir en alguna buhardilla de esa ciudad que no existe pero está llena de cigüeñas que es Palencia. En la mochila tenía un par de mudas, porque en realidad nunca pensé en llegar tan lejos cuando desayuné. El aire en las piernas era agradable durante el día y frío cuando los coches van acelerando a tu lado si intentas desayunar en la plaza mayor de Valladolid. Las rectas eran eternas en autopista y remansos de paz en las carreteras nacionales. Los pueblos te llaman cada vez que los atraviesas y cuanto más lúgubre parece el bar, más cómodo te sientes dentro.

Al final aprendí que las mejores carreteras siempre son las comarcales, si es que el viaje es mucho más importante que el destino. Aprendí que no hay demasiada prisa cuando quieres aprender de todas y cada una de aquellas cosas que estás sintiendo. Aprendí que el fin del mundo está un poco más allá de Salamanca, que es donde mis miedos no me dejaron continuar y donde arranqué, esquivando un rebaño de ovejas, en dirección al castillo que vuelve a ser mi casa.

Y, sin embargo, cuando algunos han hecho algo parecido a lo que yo quise hacer, me muero de envidia y vuelvo a esperar a ver si este verano, a la tercera, es la vencida en que llego hasta Lisboa.

Con todos ustedes: Pippo & Astutto (Madrid-Lisboa-New York) (en una vespa del 64)

1 de marzo de 2012

Leaving Eurovegas

Sheldon Adelson es un señor con mucho dinero y biografía discutible que se ha plantado en España diciendo que nos hará ricos a todos.


Sigo sin entender la querencia absoluta que tenemos en España hacia ese tipo de personajes y personajillos que llegan hasta nuestra puerta prometiéndonos oro, incienso y mirra disfrazados de parques temáticos del amor. Me da igual que sea Terra Mítica, el parque Warner, la urbanización del Pocero o Los Angeles de San Rafael. En definitiva tenemos esa idea absurda de creernos los megaproyectos como si viniera el maná desde más allá de los mares o desde el propio Carabanchel.

Hace un tiempo que se empezó a hablar de una ciudad entera llena de vicio y juego en medio de los Monegros, como si los Monegros fueran un erial inservible que se pudieran volver el gran oasis europeo que generara trabajo para todos. De ahí hasta la lucha fratricida entre Madrid y Barcelona por Eurovegas no ha pasado tanto tiempo.

Y nuestros políticos, ansiosos de encontrar un solo elemento que venga a solucionar todos sus problemas de un único plumazo, creen y venden, como si fueran comerciales de TecnoVegas (zapato gastado y corbata verdosa), los miles de puestos de trabajo que se van a generar con una sola operación.

Nadie dice que el señor en cuestión exige una serie de cosas en sus casinos: que se pueda fumar dentro, no pagar la seguridad social durante una serie de años, eliminación sindical, ventajas impositivas... Nadie dice que todas esas regulaciones que se han ido generando a lo largo de los años y que tienen cierta explicación lógica en la propia evolución legislativa de un pais que juega a ser moderno como el nuestro se las quiere pasar por el arco del triunfo con la única razón de generar una serie de trabajos que, si lo pensamos bien, van a ser subvencionados por todos los españoles.

Las Vegas era el lugar donde Nicolas Cage decidía matarse bebiendo al abrigo de Elisabeth Sue.

Y Las Vegas es el parque temático de los perdedores que se aferran a la última oportunidad, es el lugar donde esa parte del alma de cuervo que tiene el ser humano contemporáneo se ve atraída por el brillo de las luces.

Algo me dice que Eurovegas no es más que otra de esas estafas donde nos gusta caer al pais del Tocomocho. Algo me dice que esas promesas que suenan a falsas nos impiden pensar en la lógica de hacer las cosas de manera diferente antes de volver a hacer las cosas igual, que es como si le diéramos de nuevo crédito a la familia Ruiz Mateos, como si a Mario Conde le regalásemos un banco o como si a cada empresario fantasioso le dijéramos que sí como si no hubiera un mañana.

Siempre he pensado que las fábricas, la investigación, la educación y aquellas apuestas que tienen que ver con las mismas normas para todos y cada uno de los inversores son el camino correcto.

Un señor que admira el sistema Chino, que apuesta por la eliminación de Palestina, que no cree en los derechos de sus trabajadores y que pide que se le regale un pedazo de pais para convertirlo en el lugar donde vayan a perderse nuestros parados no parece que pueda ser nada bueno para nosotros por mucho que diga que va a ser nuestra salvación.

Y ha elegido España porque seguimos siendo un pais de crédulos. Un país que ayer hacía cola para comprar pizzas a 1€.