Basicamente, para el que no quiera ver el video, lo que nos viene a explicar es que si bien tenemos la percepción de que vivimos en un presente absoluto es lógico pensar que el tiempo que tardan los estímulos en llegar a nuestro cerebro y ser procesados nos hace vivir en un universo retrasado de , al menos, 80 milisegundos. (Algo más si somos personas altas porque el tiempo en que tardan en llegar los estímulos es mayor)
En definitiva que, casi como un anciano en una aldea rural (en la concepción más arquetípica posible), vivimos en el pasado.
Lo cierto es que independientemente de esas capacidades que nuestro cerebro tiene para engañarnos haciéndonos creer que aquello que percibe es exactamente la invariable realidad lo que es absolutamente cierto es que nuestro presente se compone de todo aquello que hemos acumulado como pasado. Desde ese punto de vista nuestros abuelos son lo que deberían de tener una conciencia más cercana a lo que estamos viviendo realmente.
Pero , también es cierto, que el pasado en el que vivimos es ese refugio en el que algunos nos escondemos para escapar de nuestro ahora. El pasado es ese sitio en el que los recuerdos se entremezclan, se filtran y se van cambiando hasta convertirlos en lo que nos gustaría que fuera. Quizá por ello el pasado casi siempre tiene la forma de un puzzle que encaja.
Muchos viven (o vivimos) en el pasado. A veces es el pasado del sábado pasado. A veces es un pasado muy muy lejano, como si fuera una galaxia. A veces en el pasado laboral de dinero, bussiness class y sexo satisfactorio. A veces únicamente en el pasado en el que nos quedabamos quietos al calor de un abrazo.
Cuando te reencuentras con aquella persona que te hizo vibrar, rabiar y llorar existen muchos momentos en los que no eres capaz de recordar los malos momentos y te sitúas en la situación de gozo hasta que, cuando te levantas al baño, recuerdas el motivo por el que aquello nunca funcionó.
Cuando vuelves a la puerta de tu instituto te ves a ti mismo jugando en aquella canasta del fondo esperando a tus amigos para dar una vuelta por aquellos lugares que parecían expediciones cuando rozabas los 13. No sientes la quemazón, que viene más o menos a esa edad, que te descubrió que no eras tan especial como suponías.
Puede pasar lo mismo cuando encuentras tus apuntes de la universidad o cuando recorres aquella carretera que tuvo la magia durante una tarde sin rumbo. Puede ser el banco frente a aquel puente donde comiste un bocadillo grasiento. Puede ser el número de teléfono que aparece en tu pantalla cuando has cambiado de terminal y descubres que nunca lo borraste. Puede ser la ventana de la habitación de un hotel o una canción infantil que terminaste cantando borracho al abrigo de la hoguera de San Juan.
¿Vivimos realmente en el pasado?. Si hemos aprendido a idolatrarlo supongo que el video es cierto, pero que son más de 80 milisegundos. Depende del peso que tenga.
Y eso es independiente que PRESENTE sea una palabra que también significa regalo.
Que temazo.
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