24 de marzo de 2012

Complejidad sexual femenina.


Las mujeres sois complejas, no lo pongais jamás en duda. No es solamente que os encante, salvando las distancias del momento contemporáneo complejo en que el cortejo se puede confundir con desprecio o machismo a la antigua usanza pero, sin embargo, unas flores nunca están de más. Os encanta que os quieran, pero también necesitais vuestro espacio. No haceis promesas, pero necesitais saber que estamos ahí. Recelais de vuestro espacio, pero dais lecciones sobre el funcionamiento del doble check. Parloteais sobre el orgasmo femenino pero luego os abrazais un rato en la cama aunque luego os vayais a vuestro lado y fantaseeis con la promiscuidad.

El caso es que estoy absolutamente convencido que no os podeis imaginar el gasto que supone, para la mente unidireccional de un hombre contemporáneo, llegar al equilibrio sexual con vosotras. Un día tienes una novia, y es la primera. Has aprendido que le gusta tocarte un poco, que la pases la lengua por el cuerpo y que arquees tu cuerpo encima de ella con mucha tranquilidad. Después, porque aquello no salió, conoces a otra excelente mujer que te agarra con pasión y a la que le gusta cabalgar sobre ti mientras estás pendiente que, en un despiste, no se salga y te la rompa en un bote. Pero ella te deja por otro muchacho. Un tiempo más tarde conoces a alguien que lleva una cinta del pelo siempre a mano porque le apasiona el sexo oral, pero tira mucho del frenillo y nunca se pone encima. Cuando la siguiente pasa por tu cama buscas la cinta del pelo, pero aquello no le gusta y entonces sólo eres capaz de pensar en el dia en que te la chupe, aunque todo lo demás es fantástico. Pero te mira y te dice "¿en qué estás pensando?" justo antes de que aquello se convierta en la última vez. Conoces a quien le encanta follar sin penetración, y es fantástico también, pero otro día lo único que quieren es que parezcas un martillo percutor. Puede poner el culo a tu disposición pero la siguiente piensa que eres un degenerado. Pueden querer que le dejes pegajoso el cuerpo o incluso la cara. "La cara no, la lengua sí". "Ponte encima". "Enciende la luz". "Cierra la puerta"."Con este juguete". "A carne viva". "Pegame". "Abrázame". "Dime cosas". "No me digas nada". "Contra la pared". "En la cama". "En la calle". "Hoy no". "Los martes". "Por la mañana". "Al despertar no me gusta". "Con algo de ropa". "Sin ropa". "Con besos". "Mirando al espejo". "No me mires". "Mírame"...


Todas las opciones son ciertas. Todas las opciones son equivocadas. A veces parece que busca la consecución de algún extraño cliché

Creo poder afirmar que los chicos, quizá porque en esos momentos nunca mandamos, somos mucho más sencillos.


Más serviles.

Y nos masturbamos más porque nuestra mano es menos exigente (pero no tiene tetas).

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo; somos contradictorias, caprichosas, imprevisibles... Pero como tú has dicho, vuestra mano no tiene tetas y eso os hace esclavos y os estropea un poco. Yo al ser mujer (hetero) y no tener interés sexual en las mujeres, pues... qué quieres que te diga, tanta aleatoriedad de reacciones femeninas me agotan, así que puedo pasar un poco (o bastante) de las mujeres.
    Por mi parte, prefiero para todo la compañía masculina. Yo aprecio vuestro pensamiento unidireccional, estoicismo, pragmatismo y sencillez. Y sobre todo, claridad de respuestas y previsión de actos.
    Buen día, Mal día.

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  2. No somos complejas, no exageres. Lo que somos es un poquito-algo-ligeramente... mmm... (cómo decirlo)...
    ¿Menos simples?

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