31 de diciembre de 2012

Empieza el 2013 con energia

¿Qué hemos aprendido este año?. En realidad que las cosas son las que son y que pensar en más allá de los próximos diez minutos puede ser tremendamente perjudicial para la salud. ¿Nos vamos a ir a tomar viento?. Es probable. Es probable, también, que las cosas nunca sean como las esperamos, que no nos quieran como queremos (aunque no sea verdad que no nos quieran) y que eso de que "el tiempo lo pone todo en su sitio" no sea cierto y nos revuelva, como una cucharilla circunstancial, todo lo que creíamos invariable. Lo cierto es que ni tú ni yo, ni Rajoy, ni Mas, ni Rubalcaba, ni Merkel saben lo que va a pasar, como el que se va al monte sin mirar la predicción metereológica. Lo importante, quizá, es no dejar que las cosas te hagan daño, que no te muevan de ese sitio mágico en el que eres capaz de sonreir con las cosas pequeñas que no te puede quitar ni la crisis ni esa aspiración humana (culturalmente aprendida) de mejorar hacia algún sitio incierto.

Se nos olvida, a veces, que lo que hemos vivido es tan bueno y tan malo como somos capaces de interpretarlo y la interpretación es cosa propia.

¿Qué voy a hacer el año que viene? Vivir. Al fin y al cabo es lo importante. Es mucho más importante que la cantidad de dinero que ganes, los polvos que eches, las borracheras que te persigan y los granos que te salgan.

Yo soy un tipo fenómeno cuando soy yo mismo. Tú también. Lo demás, es circunstancial.

Todos los que habeis estado a lo largo del 2012: os quiero (mucho).

Feliz 2013.

29 de diciembre de 2012

Seleccion de posts 2012

El 5/7 hice una selección semestral de los post del año.

Quizá toca, en este fin de año lleno de desidia (y que mi psicólogo dice que es un avance, aunque un avance aburrido (eso es mio), ver qué ha dado de sí el segundo semestre. Allá vamos:

AGOSTO:

El triángulo dramático, que no deja de ser una manera de relacionarse, aunque fuera el verano del whatsapp.

SEPTIEMBRE:

Me gustó mucho, hasta me sentí orgulloso y me hizo pensar el post de La Ira por mucho que volviera a mi postura de viejuno vintage con los Bisbales de la reivindicación o de estar de vuelta de casi todo lo cibernético con el post de Facebook, tu ex y la imaginación.

OCTUBRE:

Alguno pensó que me había convertido en el Richard Gere de la seducción (que es profundamente falso) con Mis mujeres y los videos de Aerosmith por mucho que sea un tipo sencillo que comparte La forma de convencer a un hombre común. Hice literatura en Plano Secuencia Cotidiano y me puse tonto con Poder es Elegir. Elegir es Renunciar.

NOVIEMBRE:


DICIEMBRE:

Lo importante, al ver que se acaba el año, no es donde llegaste, sino cómo llegaste y esa es La Importancia de los juegos de mesa. También aprender, qué puñetas, lo grande que es la Oda a la (im)perfección.


Sé que no estoy rindiendo a mi nivel, como una pájara de un ciclista, un gatillazo de un adolescente sobreexcitado, un marido aburrido o un coche con las correas gastadas. Es la disfunción eréctil de un tipo que pasó los 40 hace un rato. Espero que hayais disfrutado, un poco y menos que con los demás, a los largo de las gotas personales de literatura que se me caen casi a diario.

Nunca somos los mismos que ayer, aunque lo parezca.

El 28/7 escribí: No eres preso de los sistemas ni de las cadenas. Ni siquiera eres preso de las circunstancias y las señales que te llevan por uno u otro camino. Al final de todo, si lo piensas bien, eres preso de tus expectativas.

28 de diciembre de 2012

28 DICIEMBRE

(La segunda opción era comentar que Urdangarin haya dado una rueda de prensa diciendo que, después de hablar con el rey e intentando dar ejemplo,habia decidido devolver el dinero y que ese era el motivo por el que la casa real no haya comentado nada ultimamente)

(La tercera era decir que Justin Biber había declarado abiertamente ser gay y que tenía una relación con uno de One Direction (el de los rizos))

(La cuarta, que es una derivación de la segunda, era dejar caer que Interviú tenía unas imagenes de Urdangarin y LetiZia copulando muy violentamente (ella con liguero, cual amazona, en una cama con dosel temblante ante las acometidas del deportista) mientras marichalar, trasvestido con ropas prestadas de la duquesa de Alba, se afabana, gracias al tembleque, en sus labores como un mirón de primera fila) (Todo ello no por vicio, sino por mejorar la descendencia de la casa Borbón ya que, en realidad, son los dos guapos) (Claro que me ha resultado obscenamente excesivo)

Pero luego he pensado... aunque la mala leche me sobra...para bromas estoy yo...

26 de diciembre de 2012

Y... ¿qué tal la crisis?

-Bueno, y por ahí... ¿qué tal la crisis?

Estoy harto de esa pregunta. La respuesta es obvia: "pues mal, coño, mal".

Entonces empieza la batería de gilipolleces, porque se basan en la culpa de los demás. Pues no, la solución no pasa porque vengan otros y nos arreglen el problema. Nuestra situación es culpa de ese pensamiento cultural tan estúpido y tan tonto en el que un soplagaitas de 20 años te pedía dietas para poder acceder a un puesto de trabajo cuando vive a quince minutos andando. Viene de toda esa banda de mangantes que consideraban que por el mero hecho de existir tenían derecho a una casa, vacaciones, un coche de alta cilindrada y trabajar lo menos posible porque siempre parece que se ha idolatrado al imbécil que, con una copa en horario laboral, se jactaba de haber defraudado a hacienda, haber pirateado el windows y estar disfrutando de una baja laboral que no se merecía cuando no de una subvención por algo que no era verdad. (Y no le importaba que una jubilada no pudiera pagarse las medicinas porque ese no era su problema).

Viene de esa concepción cultural en la que papá Estado existe para abrigar a todos bajo el sacrosanto abrigo de la protección pública. Viene de esa idea tan tonta en la que, como un adolescente mal educado, si se puede no ordenar el cuarto porque te lo hace mamá, no lo ordenas pero te quejas cuando no te queda un solo calcetín limpio exigiendo que te lo limpien.

Viene de esa estupidez que te hace quejarte de las miserias que pagan en alguna compañía aérea pero vuelas con Ryanair y te quejas de los pocos arreglos que hace tu ayuntamiento en la acera pero compras en el chino para que se lleven bolsas de euros a Asia con la que compran deuda de tu pais. Me encanta cuando hablan bien de Apple pero se les olvida que, al menos en España, la declaración de hacienda les sale a devolver.

Viene de quejarte de tus politicos pero seguir votando a los mismos inútiles que viene a ser como insistir que Tele5 es basura y saber quien es Mila Ximenez. Viene de entrar en las dicusiones sobre la identidad cultural y olvidarte de que el objetivo no es hablar en uno u otro idioma, sino en ser feliz. Viene de exigir más cultura y más investigación pero no comprarte ni un disco, no ir al cine, no asistir a conciertos ni al teatro, no haberte leído un libro en años y conocer el nombre del tercer portero del Madrid pero no el de ningún investigador español.

Viene de querer todo aunque no lo uses y luego quejarte porque no existe.

Viene de considerar que todo es gratis excepto el trabajo que realizas, por el que estoy seguro que cobras menos de lo que crees que te mereces.

Todo lo que viene no es inventado. Ni siquiera lo del idiota que se compró un coche que no podia pagar junto con el crédito que le dieron para su segunda vivienda de la que ahora le van a deshauciar mientras grita que la culpa es del banco que le dió el dinero y no de él, que nunca pensó si se pudiera quedar sin empleo.

Esto no quita que toda la mierda que nos hemos cargado a las espaldas termine salpicando a mucha gente que no se lo merece. No quita que apretar a un banco sea un problema porque mis ahorros y yo no somos responsables de la gestión indecente de algún banquero. No quita que la mayoría de políticos honestos se vean salpicados por la mierda de sus colegas ladrones, que probablemente sean minoría, pero hacen más ruido que un mal cantante que salga en La Coz. Eso no quita que cientos de pequeñas empresas sobrevivan mientras las grandes se ríen de los demás agarrándose a leyes que son iguales para todos sin darse cuenta que el bar de la esquina no es el Banco Santander.

Pero sin un cambio cultural, para no olvidarnos de donde viene, es imposible cambiar. Por mucho que creas que robando televisiones de plasma de un supermercado explotador (como hacen en Argentina) o pillando unos litros en Mercadona (sin pagar) se equilibra la balanza.

Así que, como la siguiente pregunta es: "¿Tú cómo crees que se arregla?", la respuesta es "pensando". "No sólo en tu culo"- añado.

23 de diciembre de 2012

Disfraz de turrón.

Una de las cosas que estoy intentando terminar de aprender antes de que acabe el año es que si bien yo mismo soy responsable de mi futuro tampoco he de hacer mías las decisiones, los fracasos o los aciertos de las personas que orbitan alrededor de mi submundo. Rebelarse contra ello o castigarse creyendo que el jefe te despidió porque eres tú o que ella se enfadó porque hiciste algo mal descuenta la capacidad de la otra parte de tener criterio, acertado o no, propio.

Tenemos capacidad de modificar nuestro mundo, eso es cierto, pero no tenemos una capacidad absoluta. Pensar que suspendes porque el profe te tiene manía es una excusa pueril que no es cierta la mayoría de las veces.

Todos los seres humanos se equivocan o nos equivocamos. Da igual que seas un político con demasiada caradura y decidas despedir a los médicos pero no prescindir de tu puesto directivo en la sanidad de Madrid o que elimines la paga extra a los funcionarios en el Pais Vasco pero, casualmente, haya un error que te ingrese una nómina de más en tu cuenta si es que vives en Euskadi. Hay personas que han adoptado como suya la creencia que la culpa siempre es de otro, como si fuera un presidente autonómico que culpa al estado mientras el estado culpa a Alemania y Alemania culpa a la economía chimna mientras a los chinos les da todo igual. La búsqueda de ese balance entre la responsabilidad propia, la adquirida y la ajena es el paso previo para una asimilación correcta de la verdad, que se compone en partes iguales de posible e imposibles.
Así que me voy a disfrazar de anuncio vintage de turrón y me voy a hacer feliz a mamá, que eso sí que lo puedo hacer.

Os veo después de navidad.

21 de diciembre de 2012

La entropía y el fin del mundo.

"No vas a hacer nada hasta que ordenes tu habitación" es una frase tan rotunda que es imposible que se acabe el mundo antes, así que ayer simplemente, no recogí.

Mi profesor de termodinámica explicaba en clase que para entender el concepto de entropía sólo basta con fijarse en nuestra habitación y esa tendencia a desordenarse sola. La entropía- decía- es el trabajo necesario para ordenarla. Si no hacemos nada nos resultará más trabajoso ponerlo todo en su lugar porque S (entropía) crece.

Así que desde entonces llegué a la conclusión de vivir en contínua lucha contra la entropía. Se desordena mi casa y se desordenan los contactos de mi móvil cada vez que actualiza algún software desconocido. Se desordena la mesa de mi trabajo y se desordenan los discos cada vez que busco ese recopilatorio de Pearl Jam.

El problema es que la energía, como todas las energías, es limitada. Y el problema es que si ordeno la ropa no me queda para ordenar los discos o la carpeta de descargas del ordenador. El problema está en que existe un punto de no retorno en el que la energia necesaria es tal que se deja de hacer el esfuerzo.

Quizá ese es el fin del mundo. Me refiero a esa sensación de impotencia y desgana que da por imposible la feliz resolución del desastre.

Porque de pequeños se nos desordenaba el cuarto. Cuando fuimos un poco mayores se nos desordenaba la guantera o el maletero del coche. Más tarde nos encontrábamos la casa con facturas sin abrir, que es el síntoma inapelable del caos. Y, en navidad, empezamos a recibir felicitaciones de números que nunca llegamos a ordenar.

Después creemos que no podemos arreglar las cosas, que las sociedades se desarreglan, que las empresas eléctricas suben la luz un 3%, que la tienda fetiche donde comprabas los regalos ya ha cerrado, que hace calor en invierno y que nos vamos dejando llevar como un junco azotado por los acontecimientos.

Supongo que, en ese caso, la entropía tiende a infinito. Es cuando aceptamos la derrota tras haber creído que podíamos ordenarlo todo.

20 de diciembre de 2012

La copia imperfecta del superheroe.

Tenía una bata azul con un cinturón lleno de flecos y cien papeles organizados encima de la mesa en la que mi madre se empeñaba en poner la cena mientras yo hacía mis deberes en vez de sentarme en ese sofa granate que mira directamente a la televisión. Eran balances y cuentas de resultados. Los rellenaba con la exactitud del hombre organizado en el que nunca me convertí. Se empeñaba en explicarme lo que era el activo y el pasivo, si es que nos remitimos al dinero y al capital circulante. Quizá entonces llevaba unas gafas de color dorado y aunque me enseñaron una foto en blanco y negro con un pueril pelo rizado subido a una farola del Madrid de los años 50 yo siempre supe que era ese señor calvo con pelo en las sienes. Escribía, cada mes que pasaba, los diferentes cumpleaños en el calendario que colgaba junto al teléfono de la pared, que es el mismo desde el que yo llamé a mis primeras novias estirando el larguísimo cordón enroscado. Tenía una pequeña libreta ajada donde estaban, califráficamente puestos, todos los anversarios, los cumpleaños y los festivos. Juntaba con una goma elástica la documentación en la mesilla de la cama y me daba 25 pesetas por un sobresaliente, 15 por un notable y diez por un bien. Nunca tuve una reprimenda por un suficiente, porque era un buen estudiante, y mucho menos se me podía ocurrir llevar un suspenso a casa.

Cuando yo tenía siete u ocho años tuve la mala fortuna de pegarme con Alonso, que era un compañero de clase, en el camino a casa. Por la misma acera apareció y nos separó. Yo me revolví de furia y le golpeé con todas las fuerzas en las costillas. Me rompí un dedo. El día siguiente, porque aquel era un viernes, tenía partido de baloncesto. Me vendó pero me llevó al partido. Me dijo: "juega". Y yo jugué. Cada bote mi dedo me recordaba el puñetazo del dia anterior y, al terminar, me llevó al hospital donde me escayolaron. ¿Por qué no me has llevado antes?- le pregunté. Para que aprendas- me respondió.

Así que esos fueron los años que viví y, la verdad, no me arrepiento porque me enseñó los conceptos de sacrificio y de responsabilidad. Me enseñó a asumir errores y a esforzarme un poco más allá de lo que era capaz. Me demostró lo que se logra a base de esfuerzo y orden, de responsabilidad y tesón. Me hizo creer que era una persona con todos y cada uno de los superpoderes por mucho que yo intentara rebelarme cuando creí que ya era un adulto.

Después, unos años después y aún con la misma bata azul pero con sienes canosas, me senté a su lado en el mismo sofá granate de flores que siempre estuvo delante de la televisión. "Me equivoqué en algo"- me dijo. "Se me olvidó pasar más tiempo con vosotros". Y al levantarme para hacerme los 400km hasta mi casa, porque él ya no podía acompañarme hasta la puerta,  se señaló con dos dedos a sus ojos y los dirigió hacia mi.

Sé que me están vigilando, los dos. El orgulloso, intransigente, trabajador y ejemplificador... y el que descubrió que ser mi padre también consistía en demostrarnos la admiración mutua que nos tuvimos.

Hay días que descubro que me convierto en una copia imperfecta de lo que fue, como casi todos los hijos. Hoy tengo apuntado su nombre en mi libreta particular.

(1933<--->2009)

19 de diciembre de 2012

Fitur y la explicacion del desgaste del estado del bienestar

Hoy me han pedido que intentara exponer mi punto de vista del desgaste del "estado del bienestar"con un ejemplo.

Entonces recordé un video de Fitur del 2007. He dicho que podemos suponer que el estado del bienestar es una serie de "regalos" que una sociedad con recursos pone a disposición dee las personas esperando que hagan uso de ellos con criterio y con cierta sabiduría. En ese momento se pone a disposición de todos ese tipo de ayudas para que se vayan gastando hasta poder llegar a la mayoría.

Si las ayudas fueran paraguas, el que lleva el carrito un funcionario, la señora que grita "uno cada uno, por favor" la ministra y los jubilados los españoles, la realidad era esta:

Y, más o menos, eso es lo que ha pasado teniendo en cuenta que la que grita y el del carrito se han llevado doscientos paraguas a sus casas.

Podemos cambiar paraguas por dinero, comisiones o subvenciones y volver a deducir que en este pais todo el que ha podido, trinca (lo cual dice muy poco de nosotros).

A veces me sorprendo de la capacidad de síntesis que tienen los videos populares de youtube.

16 de diciembre de 2012

La importancia de los juegos de mesa

Una de las cosas que el ser humano ha ido aprendiendo con la madurez contemporánea ha sido jugar a ganar. "No me gusta perder ni a las chapas"- ha sido una frase que se asociaba con el éxito y con la capacidad de cada uno de poder convertirse en una especie de héroe.

Sin embargo, con el paso del tiempo y con todos y cada uno de los acontecimientos que hemos vivido últimamente hay un cambio en esos "mandamientos para el éxito" que nos hemos ido creyendo: ganar no es lo mas importante.

A veces se nos olvida que cuando nos juntamos con un grupo de amigos a jugar un juego de mesa lo importante es disfrutar del juego mucho mas que ganar o de que nos admitan "pulpo" como animal de compañía. Hasta hace nada nos creímos reyes de la creación como si los Ferrari, los bolsos de Gucci o los microprocesadores fueran mas importantes que Dios o que nuestra propia felicidad.

Nunca fui capaz de solucionar la paradoja del "peón en paro". La base de esa paradoja es cruzarme por la calle con un antiguo compañero de colegio que va cogido de la mano de una sencilla mujer mientras unos niños corretean a su alrededor. Me acerco, después de haberle reconocido, y le saludo. Me cuenta que estuvo trabajando en la construcción y que las cosas no le funcionaron, que durante ese tiempo tuvo dos o tres hijos por los que su mujer dejó su empleo  (y me la presenta) pero que después se quedo en paro y que ahora pasea por la calle aprovechando el tiempo para disfrutar de su familia. "Soy feliz" me dice. Esa es precisamente la parábola: la conclusión no puede ser correcta.

Sin embargo lo es.

Hace demasiado poco tiempo vivíamos creyendo como dogmas de fe ciertas las previsiones de futuro que nos hacíamos. Nuestras empresas lanzaban previsiones de balances. Los telediarios previsiones metereológicas. Las parejas previsiones sentimentales con el proyecto común y el nombre de nuestro tercer hijo antes de empezar a hacer el primero. Las carreteras señales indicando el camino. Esas formas de presuponer el futuro era la forma en la que nos creímos capaces de asegurar el devenir de los acontecimientos. Yo sabía, detrás de mi mostrador, que si estábamos a día 5 y resultaba ser un sábado soleado la caja sería importante. Ahora ya no lo se. Tampoco saben mis compradores si acaso sus vidas cambiarán mañana. Los conductores, cuando se encuentran con un banco de niebla en medio del camino, tienen esa sensación de pérdida que incluso lleva a pensar que se está conduciendo en círculos. Sin embargo, un dia, mi padre me dijo que me fijara en esa línea contínua que está a la derecha. Ese es el truco. Pararse no es una opción. Al final siempre se llega a algún lugar. Quizá no es el que supusimos.

Pero lo importante de viajar, a veces, es el viaje por encima del destino.

Ganar no es más importante que aprender a disfrutar del juego.

Incluso, de esa manera, perder tiene el encanto mágico de tiempo en que jugamos juntos, por ejemplo, a un juego de mesa (con o sin revancha).

12 de diciembre de 2012

WOP (y un héroe).

Tuve algunos amigos de pequeño. Algunos se convirtieron en héroes. Mikel vivia enfrente de mi casa y tenía un coche a pedales que me hacía morir de envidia. Creo que era rojo y que era casi un deportivo. Así que yo esperaba al momento en el que mi madre, cogiéndome de la mano, me llevara al pais lejano que era  el otro lado de la calle donde Mikel y yo hacíamos carreras por el pasillo antes de comer un bocadillo de nocilla. Luego nos hicimos mayores y él conoció a Mentxu. Yo seguí mi camino y quizá en algún momento nos hemos saludado por la calle como se saludan los adultos, que es levantando las cejas y subiendo un poco la barbilla.

Hoy he descubierto que mientras yo seguí la senda de los hombres vulgares él es uno de esos héroes.

Señoras y señores: Mikel.
No dejeis de visitar su web para conocer el proyecto.

11 de diciembre de 2012

Democracia, mentira y mierda.

Tengo un amigo que presentó un corto a un concurso de esos que se hacen por internet donde los visitantes van votando según les gusta o no el video y se había posicionado entre los dos aspirantes al título. Entonces, casi cerca de la finalizacion del concurso, una pequeña campaña de publicidad lo sacó en los medios. Aparecieron cientos de cortos más, mejores y peores, con sus correspondientes votaciones. Ayer eché un vistazo. Los 10mil votos que tenian los dos videos en cabeza no eran nada comparados con los cerca de 30mil que tenía un powerpoint de 16segundos votado hasta la saciedad en ese mundo democrático que es internet.

¿Qué aprendemos con ello? Que la democracia en internet es una mierda.

Y es una mierda porque, aparte de que se puede hacer más trampa que en las elecciones democráticas de Namibia, supone que un click de un neozelandés borracho que llega a casa sin pillar cacho y acaba viendo un video de tu prima en internet vale lo mismo que el del chico que lleva años enamorado de ella y no se atreve a hablarla mientras ve una y otra vez esa sonrisa angelical dando al "reload" de youtube.

Es una mierda porque, al estilo "democracia universal", hace de un hamster atento un greatest hit y de un asiático bailando como los gorilas un fenómeno universal mientras grandiosas obras de arte se quedan aplastadas por la falta de visitas durante el camino. Hace de un soplagaitas berreando un cheque en blanco para los late night americanos y de bandas de música llenas de músicos un fracaso antes de nacer.

Hace unos años era necesario que algún crítico o alguna persona con un pequeño criterio diera un empujón a algún tipo de arte. Quizá eso hacía que todo ese compendio de disciplinas que componen el arte tuvieran un mínimo de verdad y un mínimo de credibilidad por mucho que el pop art, en su máxima expresión, sea un fiasco de tamaño descomunal. Sin embargo alguien descubrió los contadores de visitas y se los creyó como algunos se creen los trending topic casi como una revelación divina.

Entonces todo se convirtió en un asco y las fail compilation fueron el soporte más rentable para los videos de youtube. Una rubia cayendo de cara intentado saltar a una piscina es mucho más visitada que una colección de óleos expresionistas escaneados en alta definición buscando galería donde exponerse tras cinco años de trabajo y una carrera de bellas artes a las espaldas del autor mientras un amigo compositor hace una atmosfera acorde con el sentimiento que intentan transmitir los cuadros.

Ahora llega el fin de año. Llegan las votaciones. Los mejores videos musicales. Los más votados. Las cien mujeres más sexys según los usuarios de nuestra web. Los hombres más deseados del planeta. Las canciones más reproducidas.


Democracia,
mentira
y mierda.

9 de diciembre de 2012

Gilipollas por honor

Cuentan que la llamada "cultura del honor" está fuertemente asentada en la cultura mediterránea y, por cuestiones histórias, en el sur de EEUU y en Sudamérica. Dicen, algunos estudios, que esa respuesta enfurecida y violenta tiene un elemento geográfico que la acelera, como un catalizador cultural irracional. No es lo mismo llamar gilipollas a un Noruego que a un orondo habitante de Texas que disponga de una recortada en su sótano.

Desde ese punto de vista puede ser lógico pensar que todas esas formas de manipulación de los grandes gobiernos para con sus habitantes no funcionan de la misma forma por mucho que nos creamos en un mundo global rellenado, como crema pastelera universal, por personas idénticas. Es obvio pensar que por mucho que nos avalancemos hacia un futuro global donde nuestros nietos y los nietos de los futuros padres de Yakarta oigan la misma música hoy en dia las diferencias culturales aún nos hacen actuar de manera cambiante.

Hay quien vive perfectamente sin mirar atrás cuando le llaman gilipollas. Hay quien se deprime. Mi tio Bonifacio salía de clase cuando, ante su figura pequeña, un matón le dijo "me cago en tu madre" y esperó la furia de mi pariente. Él le miró de arriba a abajo. "Cuando la hayas tapado entera, me llamas"- le respondió y se marchó a casa donde le contó a mi madre esta valiente anécdota familiar porque para un hombrecito castellano no responder al ataque sobre el honor es mucho más dificil que entrar en una pelea perdedora.

La nuestra es una cultura de honor irracional donde nos encanta creernos los reyes del mambo y donde agachamos la cabeza como el perro que se ha meado en la alfombra en cuanto nos lanzan tres o cuatro verdades a la cara. A veces, casi como un caballero con armadura que va a caballo por el campo hacia el castillo enemigo para lavar una afrenta de honor, nuestra rabia se convierte en absurda y en suicida. Nos sentimos ultrajados cuando el jefe nos dijo que no rendíamos lo suficiente. Nos volvimos locos cuando ella nos señalaba los puntos en los que fallamos y los días que no estuvimos. Nos giramos con los dientes apretados y los músculos de la mano tensa todas las veces que alguien tuvo a mal activar el botón del orgullo. Incluso aceleramos como locos un día que alguno tuvo la osadía de adelantarnos por la derecha.

Entonces ese escriba medieval que llevamos dentro nos aceleró el pulso y llamó a zafarrancho a nuestras hormonas.

La mayoría de las guerras que se han vivido tienen ese componente. Es completamente absurdo matarse por una religión de otros, las luchas de poder de otros, los campos petrolíferos de otros o las empresas de otros. Sin embargo los cruzados hicieron suyas las afrentas a su Dios, los bandos suyas las ideologías que decían defender sus líderes vociferantes o los aficionados de los equipos de fútbol se creyeron el orgullo de ser de uno u otro equipo. El marketing intenta contínuamente que hagas tuyo el honor de consumir su producto para defenderlo con cólera del contrario. El ser humano tiene esa necesidad de pertenecer a un grupo pero alguien descubrió como usar eso en beneficio propio. Ese es el  que grita pero que nunca va a la lucha.

Cuando ella me gritaba siempre lo hacía lanzando bombas de profundidad a mi honor. No soy capaz de saber cual fue el primer motivo por el que nuestros antepasados se lanzaron a por los árabes o EEUU tuvo que irse a matar vietnamitas, con lo lejos que está. Es bastante probable que el origen, como en las discusiones domésticas, siempre sea una tontería. Puede que un imán, al salir de una mezquita, le tocara el culo a la hija de un cura celoso. Puede que yo no diera las buenas noches un dia en el que ella me esperó al lado del teléfono. Todo eso, también, son ataques al honor que terminan en guerras, en invasiones, en despedidas.

Hoy en día vivimos unos tiempos en los que nos acusan de vagos, de irresponsables. Nos acusan de arrastrarnos hacia la sima del desencanto. Nos dicen, a todas horas, que en nuestro pasado arruinamos nuestro presente. Algunos salen a la calle, aqui y en Tel Aviv, con ira y con cócteles que lo queman todo. Parecen luchas de dos conductores a puñetazos porque alguien cerró el paso a alguien. Parecen los puñetazos que, convertidos en reproches, nos repetíamos en todas las discusiones que nunca terminaban en un abrazo y una reconciliación, sino en una pausa para coger aire para la del dia siguiente. No hay una gran diferencia entre eso y una huelga indefinida donde todos pierden.

El problema está el dia en que descubres que, mancillado el honor y agotadas las fuerzas, ese no era el camino. Unos dejaron sus casas, otros abandonaron sus países. Yo voy poniendo distancia. Más de un gobierno cambió e incluso edifican mezquitas con el dinero público que se quiere quedar al iglesia. Quizá una gran parte de nosotros hemos interiorizado esa voz que nos llama gilipollas a todas horas pero, aún, el honor nos impide separarnos de nostros mismos y hacer un punto y aparte. Nos impide empezar de cero, olvidar lo que nos hace temblar como un resorte tenso. Nos impide sentarnos delante de nuestros miedos y jurarnos que por mucho que suene esa voz esta vez no va a pasar lo mismo de siempre.

Pero pasa. ¿Por qué? Porque soy un gilipollas. Tú también. Decir que es cultural es una excusa bien construída. Por gilipollas nos fuimos a las cruzadas, mataron a hinchas de equipos de futbol, quemaron contenedores debajo de tu casa, murieron jóvenes en guerras lejanas y, por supuesto, nos perdimos.

6 de diciembre de 2012

Los Papalagi no tienen tiempo

Tuiavii de Tiavea fue un jefe Samoano que recorrió Europa con el fin de conocer a los europeos, a los hombres blancos, a los Papalagi, como les llamaba. Al volver con su pueblo polinesio escribió una serie de discursos orientados a mostrar los contrastes que existían entre su cultura y la occidental, probablemente con el fin de aleccionar a sus compatriotas a no mezclarse con el "contrario" y, con el paso del tiempo, resultan unas muestras curiosas de las complejidades y las complicaciones que culturalmente nos cargamos a la espalda los occidentales. Resulta de una claridad diáfana descubrir que todas esas cargas se basan en conceptos culturales que consideramos lógicos y que, sin embargo, son fruto del bagaje cultural que nos marca.

Uno de esos discursos se titula "Los Papalagi no tienen tiempo"

Los Papalagi sienten pasión por el tiempo. lo toman muy en serio y cuentan toda clase de tonterías sobre él. Aunque nunca habrá más tiempo entre el amanecer y el ocaso, esto no es suficiente para ellos. Los Papalagi nunca están satisfechos con su tiempo. Dividen cada nuevo dia en un complejo patrón, cortándolo en piezas. Cada parte tiene su nombre. Todas ellas son llamadas segundos, minutos u horas. El segunda es más pequeño que el minuto y más pequeño que la hora. Pero todos ellos ensartados juntos forman una hora. Para hacer una hora, necesitas sesenta minutos y muchos, muchos segundos. Hay tambien grandes máquinas del tiempo que les dicen la ora y cuando ha pasado cierta parte del tiempo se lamentan: "!Es terrible, otra hora esfumada!". Entonces, como una norma, ponen el rostro sombrío de alguien que va a vivir una tragedia. Asombroso, pues inmediatamente después empieza una nueva hora. Lamentos comunes son: "el tiempo se desvanece como humo, el tiempo corre y dáme sólo un poco más de tiempo"

Cuando los Papalagi sienten deseos de hacer algo, cuando por ejemplo su corazón desea ir caminando por el sol, navegar en un bote por el río o hacer el amor a su amiga, usualmente se priva de su propia dicha al ser incapaz de encontrarlo. Mencionará miles de cosas que se llevan su tiempo. Malhumorado y farfullando soporta un trabajo que no siente ganas de realizar, que no le da ningún placer y al que nadie más que él mismo le obliga. Y cuando, repentinamente, descubre que en verdad tienen tiempo cuando otros se lo dan entonces descubre que no sabe qué hacer durante ese tiempo en particular, o que está demasiado cansado de su trabajo, sin alegría. Y siempre está determinado a hacer cosas mañana , porque hoy no tienen tiempo.

Todos los Papalagi saben exactamente cuántas veces el sol y la luna se han levantado desde el dia en que vieron la gran luz por primera vez. Si. Juega un papel tan importnte en sus vidas que lo celebran a intervalos regulares, con flores y fiestas. Examinar y cortar de ese modo está lleno de peligros, porque así se ha descubierto cuántas lunas suele vivir la gente. Entonces guardan eso en la mente y cuando han pasado gran cantidad de lunas, dicen "Ahora tengo que morir pronto". Se vuelven silenciosos y tristes y, en efecto, mueren después de un corto periodo de tiempo.

El tiempo resbala de sus manos como una serpiente, deslizándose de una mano húmeda, sólo porque tratan siempre de aferrarse a él. No permiten que el tiempo venga a ellos, sino que lo persiguen con las manos extendidas. Siempre quieren mantenerlo en sus brazos, darle y dedicarle canciones e historias. Pero el tiempo es tranquilidad y paz amorosa. Amar, descansar y tenderse en una esfera imperturbable.

4 de diciembre de 2012

La vuelta de Rubens a ritmo de reggeton

Caterine Felizardo se ha proclamado como la ganadora del Mis Bum Bum 2012 que viene a ser un concurso para elegir el mejor culo del planeta. Demuestra, de una forma inquietante, el nuevo reino de las formas casi rubens donde ha de ser redondo, excesivamente sobresaliente y grande como la luna llena. Nada que ver con ese estilo robusto, limonero, duro y jugueton al que yo siempre he aspirado y que alguna vez, casi de manera testimonial como si el camello de la casualidad tuviera a bien pasarte de lo bueno para ver si te enganchas, tuve suerte de conocer.

Viene a ser como esa fascinación que dicen que se tiene en Cuba con Kathy Ferreiro (a la que llaman la Kim Kardashian cubana) y , a mi, me parece un almohadón.

Claro que, para desquitar a Cuba y su eterna sabiduría también hay que decir que el gobierno de la isla ha decidido prohibir el reggetton por vulgar, banal y mediocre. En eso estoy de acuerdo. Más de una vez he pedido a Dios que me diera una recortada para matar a algún adorador de ese (y otros) ritmos infernales repletos de estupidez y falta de gusto. Normalmente eso suele suceder en un semáforo, para qué engañarnos, mientras un muchacho con la cara fija en el frente y anclado en el asiento de su bmw de cuarta mano tiene el volante a la altura de los ojos y otea desafiante al universo de la calle.

Los tiempos cambian y los gustos también. El 28% de la juventud lee prensa pero el 77% tiene perfil en las redes sociales. Yo hice un periódico con 13 años en el colegio y mi sobrina, que tiene la misma edad, mata por una conexión wifi donde poderse sentar a engordar su culo. Al menos no le gusta el reggetton. Unos juveniles de 15 y 16 años han matado a un juez de línea en un partido de futbol de Holanda y a mi me castigaban en casa si me echaban por la quinta falta personal. Las aspiraciones y los deseos son volubles como lo es la publicidad. A veces deseamos muchas cosas que no necesitamos o ni siquiera sabemos si las necesitamos. A veces nos gustan las mujeres escuálidas y los pechos breves, las formas rectilíneas o las transparencias. A veces nos gustan redondas. A veces, solo a veces, decubres que entre toda esa modernidad vuelven las tres gracias de Rubens a ritmo de reggeton.

2 de diciembre de 2012

Oda a la (im)perfección

A nosotros no nos iba a pasar. Las guerras y las penurias se habían quedado en las memorias de los abuelos como si fueran malos sueños pasados y superados, como si fueran las penas que sentimos, en la adolescencia, cuando nos dejó la primera novia llorando bajo la lluvia.

Ibamos a sonreir y a tenerlo todo. Nos lo merecíamos todo y estudiábamos pensando en esa recompensa que nos habían prometido por ser nosotros. Nos creímos que habíamos tenido la suerte de nacer en el lugar perfecto mientras sentíamos compasión por Africa y esperábamos el momento de darnos el chapuzón en nuestra piscina, conducir nuestro deportivo, ver brillar la piel de nuestra pareja y valorar esos como nuestros objetivos. "Tener o ser" es un libro que sólo leimos para las clases de filosofía de BUP.

Así que nos hicimos ingenieros, abogados, médicos, profesores, investigadores, físicos como los que habían llegado a la luna cuando casi no habíamos nacido.

La primera bofetada llegó cuando, casi donde creímos que era el final del camino, había demasiada gente. Nuestro título debajo del brazo era la axila de los demás. Nos devoramos dos máster. Aprendimos idiomas. Algunos hasta se pusieron serios cuando no sabían elegir entre la camisa de cuadros con la que iban a oir los discos de Nirvana, la corbata del último traje o esos tacones que acompañan a la camisa blanca y el pantalon negro de alguna voraz mujer trabajadora.

Hicimos deporte. La mayoría dejó de fumar. Rellenamos las clínicas para blanquearnos los dientes y la depilación laser bajó de precio. Todavía existían días en los que el Hola era un lugar donde podría aparecer nuestra casa.

Creímos que ese primer trabajo era un lugar transitorio, un trampolín hacia la verdad de la perfección por la que habíamos luchado y aquella chica de largas piernas un trampolín hacia nuestra perfecta media naranja. Aquel buen muchacho que tanto te quería era el entretenimiento hacia un muchacho mejor. Indeterminado, pero mejor.

Y un día nos dimos cuenta que no era así. Apareció un monstruo de siete cabezas echando hipotecas subprime por la boca. Ni siquiera nos habían contado la posibilidad de que nada pudiera reventar, que nadie nos abandonase, que ese trabajo transitorio fuera eterno o que fuera el último. Nadie nos enseñó a tener que conformarnos porque nos dijeron que podíamos subir hasta la cima de la montaña que nos mereciéramos y que los que se quedaban por el camino eran perdedores. Ninguno quisimos perder pero tuvimos que aprender a perder.

Si es que perder era eso.

Pero no lo es.

Es cierto que los sueños de una generación se han roto en mil pedazos, que doctorados en matemáticas ponen una loncha de queso en medio de un Big Mac y que los ricos y los nobles están viviendo una nueva edad media con sus latifundios capitalistas. Recibo llamadas llenas de resignación que me preguntan el lugar donde está la meta que les prometieron que iban a cruzar, el final feliz de la comedia romántica que debía ser su vida. Recibo mensajes que supuran tedio y me dejaron mil veces por no ser quien quise o debí de ser.

Perder es creer que esa es la única opción, la única forma de ser feliz y que si la perfección, como un blanco nuclear, no llega, entonces todo lo que queda es negro.

En mis momentos más felices no aparecen coches caros ni casas grandes. Nunca sueño con trabajos en empresas infinitas. Eso lo puedo asegurar. Aparecen los calambres de los abrazos y la paz de las miradas cómplices. Aparecen los pequeños triunfos con mis compañeros del curro, que no del trabajo. Aparece la sensación del viento en la cara. Aparece la voz de mi madre y una rabieta de mi sobrina. Aparece, incluso, el agua de la ducha golpeando donde empieza el cuello.

Aparece ese dia en el que empecé a pensar que, como un jugador de tercera que no acepta una oferta de un equipo de champions, la imperfección es la base de la felicidad o que la perfección era otra cosa mucho menos cuantificable.

1 de diciembre de 2012

Back to school (2/2)

Ayer cené con compañeros que no veía desde hace 23 años, cuando compartimos esa parte del colegio que va de los 14 a los 18 años. Lo resumiré en conversaciones y casualidades.

-Hombre, Dani. ¿Qué tal, Jorge?. ¿Joder, Paloma, estás estupenda?. !Bea!. !Jokin, tío, un abrazo. Me alegro de verte!. Javi, ¿qué tal?. ... ... ... ¿Y tú...?
-Garcia, sí.
Entonces puse una de mis caras de extrañeza
-Tranquilo, no me ha reconocido nadie.- dijo. Luego le vi con una pegatina con su nombre pegada, supongo que cansado con el paso del tiempo que no le hacía mayor, sólo diferente.


-Pero ¿qué hacen ustedes?- dije amigablemente entrando en uno de los cuartos de baño después de haber saludado ceremonialmente a los compañeros de clase que no veía desde hace 23 años. -!Coño, tio!- me dijo Iñigo girando la cabeza y sin soltarla- ¿Cuanto tiempo hace que no te veo?- y eso fue ya en el momento de sacudirla. -No lo se, mucho- respondí.
-La última vez- me dijo- tú ya estabas en la universidad, porque siempre has sido un tipo elegante, y me llevaste en coche al casco viejo donde había quedado con una rubia.
Yo le miré con cara de darle la razón pero no recordar el dato.
-A mi no se me olvida- y me abrazaba diciéndolo- porque aquella chica es ahora mi mujer y tenemos dos críos.
Así que mientras buscaba con su índice una foto donde saliera la familia feliz me preguntó sobre mi vida.
-Pues yo no me casé y la verdad es que no tengo hijos. Aquí todos teneis una feliz vida familiar, y lo digo con cierta envidia.
-Qué dices hombre, aquí el listo eres tú que haces lo que quieres.
-Iñigo- le dije- el césped siempre está más verde en casa del vecino.



-Bueno, Sonia- le dije mientras ella se buscaba en la foto de 3º de BUP- y tú, ¿qué?
-Pues la verdad es que estoy contenta- y esa es una conclusión que llevaba oyendo toda la noche.- Estuve trabajando de profesora y, tal y como están las cosas, marché con mi pareja a Madrid y empecé a meterme en el mundo de la interpretación pero, como siempre he tenido un punto de timidez he terminado doblando películas.
-!Oh!- dije abriendo los ojos- entonces seguro que te he oído. ¿Has hecho algún personaje que yo conozca?
-No creo- me dijo mirando hacia abajo
-Que si, seguro que si- insistí. -Dime algo que hayas hecho y así, antes de que te conviertas en el Constantino Romero del doblaje, puedo decir que esa voz es de una amiga mia.
-No, hombre- y se empezó a reir como si escondiera algo.
-¿Como que no?, venga, dime.
-Bueno... a lo mejor me has oido...
-!Dime entonces, no te lo escondas!
-Vale... doblo películas porno. Mi jefe dice que gimo fenomenal.
-Ah... vaya... no lo pongo en duda. No se... siempre pensé que el doblaje porno lo hacían señoras mayores que tejían los patucos de sus nietos mientras hacían "uys, ays, dame más".- Hice una pausa- Bueno, se que no lo estoy arreglando y me parece fantástico pero ya sabes que siempre he sido un niño con una tremenda imaginación.
Y nos sonreímos antes de seguir hablando con los demás o buscarnos en las fotografías en blanco y negro.