1 de diciembre de 2012

Back to school (2/2)

Ayer cené con compañeros que no veía desde hace 23 años, cuando compartimos esa parte del colegio que va de los 14 a los 18 años. Lo resumiré en conversaciones y casualidades.

-Hombre, Dani. ¿Qué tal, Jorge?. ¿Joder, Paloma, estás estupenda?. !Bea!. !Jokin, tío, un abrazo. Me alegro de verte!. Javi, ¿qué tal?. ... ... ... ¿Y tú...?
-Garcia, sí.
Entonces puse una de mis caras de extrañeza
-Tranquilo, no me ha reconocido nadie.- dijo. Luego le vi con una pegatina con su nombre pegada, supongo que cansado con el paso del tiempo que no le hacía mayor, sólo diferente.


-Pero ¿qué hacen ustedes?- dije amigablemente entrando en uno de los cuartos de baño después de haber saludado ceremonialmente a los compañeros de clase que no veía desde hace 23 años. -!Coño, tio!- me dijo Iñigo girando la cabeza y sin soltarla- ¿Cuanto tiempo hace que no te veo?- y eso fue ya en el momento de sacudirla. -No lo se, mucho- respondí.
-La última vez- me dijo- tú ya estabas en la universidad, porque siempre has sido un tipo elegante, y me llevaste en coche al casco viejo donde había quedado con una rubia.
Yo le miré con cara de darle la razón pero no recordar el dato.
-A mi no se me olvida- y me abrazaba diciéndolo- porque aquella chica es ahora mi mujer y tenemos dos críos.
Así que mientras buscaba con su índice una foto donde saliera la familia feliz me preguntó sobre mi vida.
-Pues yo no me casé y la verdad es que no tengo hijos. Aquí todos teneis una feliz vida familiar, y lo digo con cierta envidia.
-Qué dices hombre, aquí el listo eres tú que haces lo que quieres.
-Iñigo- le dije- el césped siempre está más verde en casa del vecino.



-Bueno, Sonia- le dije mientras ella se buscaba en la foto de 3º de BUP- y tú, ¿qué?
-Pues la verdad es que estoy contenta- y esa es una conclusión que llevaba oyendo toda la noche.- Estuve trabajando de profesora y, tal y como están las cosas, marché con mi pareja a Madrid y empecé a meterme en el mundo de la interpretación pero, como siempre he tenido un punto de timidez he terminado doblando películas.
-!Oh!- dije abriendo los ojos- entonces seguro que te he oído. ¿Has hecho algún personaje que yo conozca?
-No creo- me dijo mirando hacia abajo
-Que si, seguro que si- insistí. -Dime algo que hayas hecho y así, antes de que te conviertas en el Constantino Romero del doblaje, puedo decir que esa voz es de una amiga mia.
-No, hombre- y se empezó a reir como si escondiera algo.
-¿Como que no?, venga, dime.
-Bueno... a lo mejor me has oido...
-!Dime entonces, no te lo escondas!
-Vale... doblo películas porno. Mi jefe dice que gimo fenomenal.
-Ah... vaya... no lo pongo en duda. No se... siempre pensé que el doblaje porno lo hacían señoras mayores que tejían los patucos de sus nietos mientras hacían "uys, ays, dame más".- Hice una pausa- Bueno, se que no lo estoy arreglando y me parece fantástico pero ya sabes que siempre he sido un niño con una tremenda imaginación.
Y nos sonreímos antes de seguir hablando con los demás o buscarnos en las fotografías en blanco y negro.

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