31 de octubre de 2020

Saqueos con critero.

En todo el mundo hay disturbios y saqueos.

En realidad, salvo excepciones, empieza con un grupúsculo de quejumbrosos que gritan su ganado derecho a ser libres. ( Que digo yo que si el suicidio o la eutanasia debería ser legal tampoco es mala idea hacer campos de negacionistas sin médicos y que sea lo que tenga que ser). Y después, por algún motivo desconocido, empiezan a tirar piedras a la policia, le cogen gusto y lo hacen contra comercios.

Y los saquean.

Pero, y ahí viene la gracia, no saquean un chino lleno de bolsas de patatas Matutano. Entran en el Decathlon y se llevan las bicis y los patinetes eléctricos. Se arremolinan delante de la tienda de Lacoste de Logroño y arrasan con todos los polos de moda. Si entran en un comercio tecnológico no cogen los cartuchos de tinta de la Hp f4820 , sino las televisiones smart 4k. Saqueadores sí. Antisistema también. Por la libertad de los pueblos por supuesto. Pero con criterio. No sea que para una vez que robas te vayas a llevar un truño inservible.

Ser un ladrón que solamente roba mierdas tiene que ser muy decepcionante.

Curiosamente los saqueos no son algo español y muy español. Suceden en cualquier parte del mundo. Vienen a ser, a la ideología, lo mismo que la subida de salarios de los políticos: todos están de acuerdo. Da igual que se proteste por los sueldos de los viticultores de la Patagonia, los confinamientos perimetrales, el precio de la gasolina o la presunción de culpabilidad de algún hombre: si se rompe un escaparate, que sea uno bueno. Que sea de cosas bien caras y que me las pueda llevar a casa corriendo. Nadie roba muebles de cocina porque ¿Dónde coño te metes tres metros de Silestone bajo la sudadera?. Llévate un buen teléfono, una chupa de cuero molona, un portátil ultraligero, unas deportivas con cámara de aire.

En 13 rue del Percebe, en uno de los pisos, vivía un ladrón llamado Ceferino que llevaba cosas robadas a su mujer. El problema es que era un ladrón torpe. Robaba la silla de montar ( con jokey) de un caballo, la dentadura postiza de las viejas o cosas inservibles. Obviamente los delincuentes de hoy en día no son Ceferino: tienen criterio y revisan los comentarios de Internet antes de llevarse algo a casa.

Mantengo la teoría, loca seguramente, que una cosa es la queja y que otra es que después llegan los alborotadores profesionales, los Ceferinos 2.0 de los disturbios. Veinte minutos después de terminar la manifestación ahí están, como si fuera su modo de vida, lanzando piedras contra el escaparate que toque para trincar el regalo del mes. Mantengo que no tienen ideología, que son los Cojos Manteca del siglo XXI, movilizados por la escolarización sin haber pisado una escuela en años.

Supongo que tienen su excusa igual que cuando algunos hacen política para los trabajadores y la gente de la calle sin haber trabajado ni pisado la calle en su puta vida.

Y, al igual que los anteriores, si tienen que trincar, no trincan de lo malo.

A todos nos gusta lo bueno.

No se ocupan chabolas. No se roba en el chino. No se atracan las pollerías. Te metes en un chalet, arrasas Louis Vuitton, te subes el salario a costa de los impuestos de los demás.

Si hay que robar que sea con discreccionalidad.

Y, ojo,  no es saqueo, es justicia social. ( excepto si la franquicia de Lacoste es la tuya, excepto si al que le roban es a ti)



Pd: nótese que intento hacer la similitud entre el chorizo cabrón ladrón hijo de puta que cuando le pillan llevándose el patinete eléctrico dice que lo hace porque el capitalismo es muy malo y tiene a los niños sin poder comer, con el político cabrón que va por la vida diciendo que es solidario con la mujer maltratada y el trabajador en la calle pero se sube el salario ( algo muy español cuando el sueldo te lo pones tú) y dice que es que el sistema es malévolo aunque el sistema lo ponga él. Voy a empezar a admirar al ladrón que admite que ha robado y al político que asume que tiene mucha caradura. La hipocresía debería ser agravante del delito. Cojón ya.

29 de octubre de 2020

10+3 razones por las que hay esperanza musical en España.

 Va a sonar viejuno y moderno, al 50%.

Hoy mismo estaba con la moto , hace un rato, viniendo a casa. En el coche de al lado, un Audi mas viejo que el mío pero con llantas de aleación, un chaval recostado en su asiento le pasaba el porro a una chica con un moño bien alto y después de darle una calada se besaban en lo que dura el rojo del semáforo mientras se hacían una foto (con flash) que supongo que ya que está en alguna storie de Instagram. Luego se sonreían. En realidad sentí una sensación que irradiaba del interior del vehículo de ser los bonnie & clyde de Bolueta. Después giraron hacia Basauri y yo para casa. Me pregunté si alguna vez ( sin porro, sin redes sociales y sin coche de señor mayor de hace 35 años) yo me pude parecer a algo similar. Me pregunté si existió el equivalente en nuestra generación a eso. Porque no es el Vaquilla pero tampoco Mario Conde. Así que solo me salió la expresión "cuñadismo adolescente" si es que en este milenio la adolescencia llega hasta los 28.

Luego, en casa y en ese momento de café y cigarro dudando entre las noticias o la música, ganó la música y me descubrí rodeado de ruido garajero que bien podría ser esa explosión que me pilló a mitad de camino, allá cuando acababan los 80 y empezaban los 90, entre la universidad y la vida. Entre la movida madrileña y el rock radikal vasco.

Así que me di cuenta que detrás de tanto autotune y tanto sonido miserable, misógino, politicamente controlado en su incontinencia verbal y rosalizado, hay un pequeñito brote verduzco de lo que en su momento fue algo parecido al rock. Ya vendrá el dinero y lo mainstrean a joderlo.

Mientras tanto he ido cayendo en todo esto ( aunque la culpa es de la segunda canción):














y ahora nos vamos todos a oir a los Clash, a Burning, a los cerebros destruidos de Eskorbuto, cualquier disco de los Enemigos, a los primeros discos de The Cure y a Extremoduro a todo volumen por la vereda de la puerta de atrás.

Pd: he intentado, intencionadamente, evitar a Ferreiro, Vestustadas, Balmes, Stanich, Roth, cualquier heredero de los Planetas, Sidoine intentando ser lo que fueron, recuerdos del tipo Nikis o Siniestro, cualquier canción donde estuviera implicado el GENIO de Rick Faulkner, el otro genio de Robe, moñaditas varias o la nueva reinvención del funk que merece un punto aparte. Y solo son 13. podrían ser muchas, pero muchas más. Muchísimas. Por eso busco música a diario, porque casi siempre encuentro algún temazo. ( bueno, el último no lo es porque entra en el saco de las moñaditas. Pero si lo has encontrado ya has llegado al final y has oído demasiado porque eres alguien ordenado y has encontrado todas las canciones escondidas)

28 de octubre de 2020

Como yo te amo ( covers)

Obviamente la de Rocio Jurado es la tremenda.

Pero hace muchos años LOS NIÑOS MUTANTES hicieron un disco titulado "Grandes Éxitos de Otros" que tenía esta versión


Y resulta que VEGA la toca en sus conciertos


Aparte de versiones de otros países , otras pretenciosas o más o menos cutres lo más moderno de hoy es La Jurado y Las Grecas (Blackpanda Cover).

17 de octubre de 2020

Moderna hipocresía multitarea

A David le gusta contar, mientras te la enseña, que la cartera de cuero que tiene es de un puesto de artesanía que ponen, de vez en cuando, en el centro de su ciudad. Le gusta explicarte, cuando vas a su casa, que las velas son de un tipo de Ibiza que aromatiza la cera natural con flores silvestres. Lleva calzoncillos de Zara pero pone a Amancio como un ejemplo de defraudador mientras espera al repartidor, que él llama "rider", con la comida que pidió a través de una app que se lleva el 13% del margen del bar de la esquina. Pagó con tarjeta pero se movilizó el año pasado por los beneficios abusivos de los bancos. La hipoteca la pidió en Bankia. "Joder, es la más barata"- afirma.

Te habla de las libertades pero considera que hay que ilegalizar a todo el que no piensa como él. "Son un peligro"-te explica contando las barbaridades de los demás. David es un hombre feminista (no hay mujeres malas) y es un ecologista (no hay industria buena) que critica a su vecino por sacar la basura cuando no debe o por reciclar la mitad de los envases. Va en bici cuando hace sol y se pide un Uber si llueve. "Me dan una botella de agua y no son como esos sucios taxis"- aunque no ha montado en un taxi desde 1998.

En su cerebro Hitler y Franco quedan con Mussolini los miércoles para ordenar a Trump lo que debe de hacer a fin de seguir manteniendo su poder infinito sobre un mundo bondadoso ( al que pertenece él) por parte del fascismo que se empeña en retratar día tras día en Twitter. Stalin mataba pero no era tan malo. Pol Pot, marxista y comunista, se cepilló a una cuarta parte de la población de su pueblo por equivocación. La historia para David se divide entre locos, fascistas, explotadores y víctimas. Eta era un conflicto político porque aunque lo negará siempre, no valen lo mismo los muertos de un lado que de otro, por mucho que sean muertos y huelen igual según pasa el tiempo. Una de las cosas que hace con habilidad circense es desquitarse de aquello que critica en los demás cuando lo hace él o quien necesita que sea el bueno de la parte de la historia que le apetece contar.

Si le llevas la contraria o puntualizas algo no importa sobre lo que hablas, sino que te recuerda lo malo que eres ahora que te has alistado en las filas del poderoso enemigo. Un día le dije que no hacía sol, que llovía. Sólo tenia que sacar la mano por la ventana. "Eso lo decís vosotros los homófobos"- respondió sin mirar a la calle ni saber yo cuando habíamos hablado de la libertad para amar a quien a cualquiera le de la gana.

Te envía un podcast, cuando se hace el intelectual, que parece una película de buenos y malos. "Enviado desde mi iphone"- pone en la firma.

No le hables del Coltán. Últimamente le ha dado por criticar las bebidas azucaradas pero se hace unos kalimotxos muy cargados. Ve porno en la intimidad. No es degradación, es BSDM. Cuando habla de justicia fiscal, que es el eufemismo que usa para explicar que los demás tienen que pagar más por el bien común del que piensa salir beneficiado, hace gestos con las manos.

Contrapone, hábilmente, mundos de ilusión que no existen ni han existido nunca contra el imperfecto mundo real en el que vive.

David tiene mucha opinión y le gusta tener razón siempre. Se sabe los títulos de los documentales de Netflix. Si algo es teóricamente bueno, se lo queda. Si algo es malo, es cosa de los otros. En realidad nunca hizo nada porque vive en la teoría en vez de el mundo real. Sólo se agacha en verano, en la playa, a limpiar un poco la orilla antes de hacerse la nueva foto de Instagram. Aplaudía a las 20:00 pero ahora pone esa foto del centro de salud que no le atiende en facebook. A él, que es lo más importante y digno de este podrido mundo. "Si todos fueran como yo..."

Me gusta lo que dice como cuando veo una película en la que ganan los buenos, pero sé que eso es una peli.

Antes sólo decíamos que veíamos La2 y no lo hacíamos.

Ahora las hipocresías se han vuelto multitarea, como los sistemas operativos. Y están de moda. Será que ha llegado la versión 2020.2

12 de octubre de 2020

CV mediocre ( minirelato)

Hace muchos años, quizá cuando descubrió que jamás iba a llegar a ser lo que estaba convencido que iba a ser, una especie de temblor cargado de rabia le empezó a recorrer el cuerpo. Iba en el coche y estaba parado en un semáforo. Cerca, demasiado cerca de él, pasó un padre con un hijo montados en bicicleta. Las dos a juego y ambos con cascos que reforzaban ese lazo de sangre que obviamente dejaban impreso a cada pedalada. A arrancar tras la luz verde se hizo un espacio y decidió, sin pensarlo, compensar su angustia reduciendo la felicidad ajena. Se acercó todo lo que pudo y les consiguió tirar de las bicicletas. Escapó. Por una parte se sentía culpable y por otra, vengativa y potente, se sentía bien. Le resultaba tan insultante ese alarde de felicidad que consideró justicia divina ese acto delictivo (a medias, porque iban por la carretera en vez del carril bici). Después de calmar la adrenalina y saber que no iba a ser penado por su acción, se sintió mejor.

Los meses siguientes buscó, como quien tiene un hobby,  momentos de felicidad ajena para estropearlos. Si una pareja se reía con un helado caminando por la calle, se tropezaba con ellos. Si un grupo de chavales afianzaba sus lazos de amistad ruidosamente en plena calle, llamaba a la policía. Si la comunidad de vecinos proponía arreglar la fachada, votaba en contra. Todas esas pequeñas cosas le hacían sentirse mejor porque ya no era el único que sufría. Los fines de semana se iba con el coche hacia esos apartados lugares donde las parejas se entremezclan y se quedaba con las luces largas iluminando hasta que se fueran. No era nada de vicio sino, exclusivamente, por joder.

Pero aquello, como todas las adicciones, se le quedaba corto. No le valía toser en los transportes públicos ni sabotear las celebraciones deportivas de los demás. No era suficiente para él recorrer los restaurantes de éxito con unos pequeños ratones en una bolsa escondida y ya no le quedaban comentarios negativos que hacer en Internet. Necesitaba más.

Así que se hizo coach para asegurarse que nadie que se pusiera en sus manos llegara a nada.

Montó una empresa de muebles con instrucciones imposibles de montaje.

Desarrolló software que ofrecía gratis pero estaba lleno de malware.

Dirigió una empresa de transportes que, aunque era la más barata, o no entregaba en plazo o rompía los paquetes.

Y, un día, descubrió lo que le iba a satisfacer del todo.

Así que tras mucho esfuerzo, buscando ese lugar en el que lograr que los demás fueran tan infelices como él, se convirtió en presidente del gobierno.




E. Fromm ; “El hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico"

6 de octubre de 2020

La ultraregulación de los influencers y de los profetas.

Donald Trump ha salido al balcón de la Casa Blanca, se ha quitado la mascarilla y ha oteado el horizonte como si esperara, con sus superpoderes infinitos, la llegada de los malos para abatirlos con sus rayos láser saliendo directamente desde los ojos.

"Es una temeridad"- dicen los contertulios de las radios- "porque hace de menos a una enfermedad que se ha llevado por delante a más de dos millones de personas".

Entonces me acuerdo de esa frase muy de madre mayor o de abuela en la que, acompañando el dedo acusador, preguntaban que si tus amigos se tirasen por un puente, que si eso sucedía de verdad, no ibas a ser tan idiota como para tirarte tú también.

Así que, haciendo una unión de ambos casos a la conclusión a la que llego es que se presupone que sí, que el ser humano es tan tonto de tirarse por un puente si alguien público lo hace antes. Es más, incluso si no se tira pero hace un montaje en el que parezca que lo hace.

¿De verdad que las figuras públicas tienen tanto poder o es que la humanidad es cada vez más estúpida?

La respuesta a la segunda pregunta es que sí.

El problema es que más de uno que se cree una figura pública se siente con el poder de decidir sobre la forma en la que los demás, mucho más tontos e influenciables que él, actúen en intimidad. Si algo me jode es que por defecto se piense que soy tonto y que necesito que me digan cómo me la debo de sacudir para que no se me quede la última gota. 

Los nuevos influencers se disfrazan de profetas disfrazados de políticos. Por eso vivimos en una época de ultraregulaciones donde nos dicen a qué hora hay que salir de casa, cuántos pasos hay que dar, la manera de respirar, de ponerse o quitarse la mascarilla, si hay que follar de frente o de espaldas. Nos multan si vamos demasiado rápido o demasiado lento, si no rellenamos el formulario número seis o si sacamos la basura a una hora que le viene mal a la normativa municipal de esa ciudad pero no a la de al lado. No podemos sober la sopa en nuestra casa o utilizar un lenguaje que no sea inclusivo aunque lo hagamos gritando al árbitro desde nuestro salón. Debemos tener una dirección de email y leer el BOE. No podemos llevar un equipaje de mano que no entre en las barras de la zona de embarque de la aerolínea y si vamos a una discoteca de los 80 con calcetines blancos no podemos entrar pero en las del siglo XXI te abren la puerta por ser cool. Aparte de decir cuando eres inservible para realizar tu empleo, este año 2020 hasta han decidido cuando y cómo debes de ir a trabajar, te estés o no muriendo de hambre por no tener ingresos. Ningún político profeta ha dejado de cobrar ni tiene un bar. Alguien ha decidido que no te puedes morir de un virus pero no pasa nada porque te mueras de pobre, porque eso es culpa del capitalismo y no del ministerio de Sanidad.

En un alarde del ejercicio de la libertad yo, gran orientador de la verdad y el conocimiento, te permito ser libre siempre y cuando cumplas las normas. Y las normas dictan hasta por donde debe de salir el sol y de qué costado has de dormir.


Sinceramente me importa muy poco si aquellas personas que pueden ser objeto de mi admiración (o mi desprecio) por uno u otro motivo compran tal o cual coche, lavan la ropa con uno u otro detergente o si defecan haciendo círculos. Pensar que si alguien es bueno y honorable en un campo de la vida lo será en el resto es simplificar demasiado y considerar que soy imbécil. Así que, como a todos, me molesta que me insulten y soy un gran partidario de lo que últimamente se llamó el "modelo Sueco": dame la información y yo haré lo que crea conveniente, que para eso soy mayorcito.

Y si Trump sale sin mascarilla es su problema, si una influencer se traga una cucharilla de canela es su atragantamiento y si te gusta pillártela con la puerta del microondas eres libre para ello. Yo ya se lo dije a mi madre: no me voy a tirar por el puente porque lo hagan estos retrasados.

Claro que el problema es cuando te ponen una ley que diga que si no te tiras por el puente: 300€ de multa y cancelación de la cuenta de Twitter.

No tengo Twitter. A veces no está mal ver desde fuera lo ridículas que son las cosas que las grandes mentes consideran valiosas. No sé, la cuenta de Netflix, el Amazon Prime o eso de llevar calcetines altos en verano y tobilleros en invierno. Que oye, lo puedes hacer tú pero no me obligues a que me acatarre este año.

Pd: También se me olvida que existe un importante rebaño deseoso de recibir instrucciones para todos y cada uno de sus balidos.

3 de octubre de 2020

Patria perdido

El estreno de la serie Patria en televisión ha resultado un tanto fracaso de audiencia.  La adaptación del libro de Aramburu en la que se refleja el dolor y fractura llevada al extremo que se vivió en Euskadi durante los lluviosos años 80 (básicamente) ha terminado con unas audiencias bastante relativas. Mucho menores que Veneno y eso nos puede hacer reflexionar sobre lo que importa. Y no está mal un biopic sobre un travesti prostituido en la España de los 90 pero casi mil muertos y la herencia del ultimo gran asesino que ha tenido este pais ( que es ETA y no Franco porque ese ya estaba muerto) parece que ya no le interesa a nadie.

La memoria es frágil y selectiva. Demasiados miran hacia otro lado cuando les hablan de Eta pero disfrutarían de un capítulo en 4k donde Franco sodomizara a niños de San Idefonso mientras ensayan la lotería en la explanada del valle de Los Caídos. Obviamente eso está mucho más cerca de la verdad en la visión histórica de algunos que el cuerpo del hijo de un guardia civil destrozado en pedazos en el desvío a Erandio que tiene la carretera que va junto a la ría y viene de Getxo. Ahí solamente había un bache que hizo explotar la bomba lapa que unos defensores de la patria pusieron en los bajos de aquel coche tan español. La culpa de aquello era del ministerio de obras públicas por no tener la carretera en buen estado.

Cuando algo nos incomoda simplemente no lo queremos ver por mucho que esté delante de nuestros ojos y España es muy de hacer esas cosas. Somos muy de idealizar y de poner adjetivos. Los abuelos de los de Vox eran peligrosos franquistas. Y también lo era el abuelo de Pere Aragonés, molt honorable en funciones. Pero eran los abuelos los que pegaban tiros a los maricas y los rojos como si eso estuviera justificado de la misma forma que al hermano del mio le fusilaron en Paracuellos. Y yo no voy contra los nietos de Carrillo pero sí contra quien empuñaba un arma enfrente del paredón donde cayó.

Cuando aquel niño se partió en pedazos en el desvío de Erandio el demócrata Arnaldo estaba en un monte con una pistola. También se repartían hostias como panes en las comisarías. Algo deberíamos de haber aprendido de tanta sinrazón y de tanto sufrimiento.

Es una auténtica pena que nuestra sangrienta historia reciente no sea de interés. Esa es la mejor manera que se repita: olvidarlo.

Todas , absolutamente todas las veces que paso por ese desvío, me acuerdo y me duele.

La futura nueva serie de Bob Pop, que se hizo famoso en el programa de Buenafuente, se llamará Maricon Perdido. Le auguro un gran éxito. Mientras tanto en la Sexta ponen reportajes sobre la represión de 1946. Que la hubo, por supuesto. Pero todos los represores ya están muertos. A veces pienso que hablar de Franco es una excusa para no enfrentarse a heridas que todavía supuran.

Porque supuran más los muertos que las políticas.

Y todos los muertos valen lo mismo.