27 de febrero de 2021

Is black, is white. No gris.

De un tiempo a esta parte se ha generado algo muy diferente al sentido crítico. Me explico. Cuando alguien se pregunta o discrepa o simplemente se plantea que existe una opción diferente a la establecida, justo en ese momento y sin margen a la consideración ajena, se le ubica en el lado contrario extremo.

Por ejemplo. Si le dices a alguien que eso de estar en casa a las diez te empieza a resultar cargante por defecto eres un negacionista, escupes virus y quieres que se muera todo el mundo. Si aciertas a decir que las manifestaciones del 8M te resultan fuera de lugar se te considera alguien que sale por la calle, con un bate de beisbol gigante, deseando apalear mujeres solo por serlo. Si te parece que la economía se puede cuidar de una forma menos ideológica te tachan de capitalista maquiavélico. Si votaste a la izquierda eres un bolivariano y si lo hiciste algo más a la derecha quieres que el dictador aparezca para fusilarlos a todos porque son de la Eta.

Así que los artilugios mentales lo que hacen es posicionar al otro, al que no piensa igual, en un extremo absolutamente incorrecto para apoyar la idea de nuestra correcta situación equilibrada. Si fuera un ejemplo de colores ( que no de razas, no sea que ahora me digan que estoy a favor de los blancos supremacista): yo no soy blanco pero tú eres negrísimo. ¿ Conoces a alguien que no piense de si mismo que vive en una situación moral e ideológica centrada, justificada y equilibrada?.

¿Conoces a alguien que no afirme que vivimos rodeados de estúpidos que son siempre los otros? El problema es que los otros piensan exactamente lo mismo.

Ahí estamos, regodeándonos en la irracionalidad donde necesitamos meter a los demás para nuestra propia tranquilidad. Ya no existe esa sensación de alumno que desea aprender de los razonamientos que le han llevado al otro a un sitio en que nosotros no estamos sino que tenemos tanta necesidad de estar en posesión de la razón que nuestro primer impulso es condenar a los otros, tildados de enemigos por nuestra supuesta superioridad moral.

En algunos casos esa superioridad moral intransigente se ha convertido en una seña de identidad peligrosísima de la que se sale mucho más dificilmente que de las drogas. A veces, incluso, se crean oximorones en los que yo puedo permitirme licencias por ser mucho mejor persona que tú. La moral, como las matemáticas, parece una ciencia exacta pero no lo es.

Me da lo mismo que hablemos de política, de sexo, de futbol o la tortilla de patata ( que por supuesto ha de ser sin cebolla y, si no lo ves así, púdrete jodido talibán).

Si no estás de acuerdo conmigo ya no es que estés contra mi sino que eres el puto demonio.

Is black, is white. En Tinder no hay grises pero todos los perfiles, al investigarlos, están llenos de nebulosas.


Pd: ( que se me había olvidado) Y si tu vida no es lo maravilloso que habías soñado que debía ser solamente por existir como persona, la culpa es de los hijos de puta.


23 de febrero de 2021

This Feeling


I just kept hoping, I just kept hoping

The way would become clear
I spent all this time
Tryna play nice and fight my way here
See, I've been having me a real hard time
But it feels so nice to know I'm gonna be alright
So, I just kept dreaming, yeah, I just kept dreamin'
It wasn't very hard
I spent all this time
Tryna figure out why
Nobody on my side
See, I've been having me a real good time
And it feels so nice to know I'm gonna be alright
So please, don't take my feelings
I have found at last
So please, don't take my feelings
I have found at last
Yeah, if I wanted to, I'd be alright
So I just kept going, I just kept going
And hoping I'm growing near
Well this good and fine, I spent all this time
Tryna find my way here
And I've been having me a real fun time
And it feels so nice to know I'm gonna be alright
Please, don't take this feeling
I have found at last
Please, don't take my feeling
I have found at last
If I wanted to, I'd be alright
Yeah, if I wanted to, I'd be alright

15 de febrero de 2021

El columpio ( corto)

Justo antes de ver, en pantalla grande y quizá en 1994 sin saber lo que me esperaba apenas un año después, Todo es Mentira ( la película, por supuesto) proyectaron este corto. "El Columpio" y de repente todas las verdades que he creído como ciertas en las relaciones de mis siguientes 25 años se condensaron en esos 8 minutos.

Ya lo he puesto más veces aquí pero es que no me canso de verlo.


y quien estaba conmigo aquel día tiene una niña (de otro), se separó (no sé si se casó), apenas hablo con ella un par de veces al año y seguimos , al menos yo y creo que ella también, encontrando cosas que nos marcaron aquellos años en los que nos hacíamos mayores sin darnos cuenta que mucho de lo que vivimos nos estaba forjando como lo que somos.

14 de febrero de 2021

El San Valentin de lo esencial

 Una de las frases más repetidas de este blog es: Elegir es renunciar.

¿Qué es lo que eliges?.

No, no me valen las propuestas y las frases biensonantes que después, cuando no sucede nada, se convierten en excusas dignas de algún político falsario que todavía te dice que te quiere mientras te sigue sodomizando. No me vale decir que eliges ser libre, que escoges el amor y la libertad. No me vale que me cuentes, como una taza de café comprada por un adolescente, que quieres las experiencias que aporten felicidad. No es correcto ni válido decir que quieres lo que te suma en vez de lo que te resta.

Sé valiente. Dí que quieres un jersey, un filete de ternera, una tortilla sin cebolla, viajar a ese lugar al que sí puedes ir, echar los polvos que te puedes permitir por tu edad o un paseo por las afueras del lugar donde vives. Eso son cosas reales y las puedes llevar a cabo. Hazlas. Existe una satisfacción extrema cuando descubres que tus apuestas se convierten en tus verdades, aunque sean verdades pequeñitas.

Siempre pensé que apostar a la cima era una manera adecuada de quedarse más cerca que jugando a llegar a media montaña. Era un error porque, así, el fracaso es seguro.

Sin embargo seguimos diciendo y asegurando que queremos, que deseamos, cosas imposibles: Acabar con una pandemia en un mes, encerrarnos en casa creyendo que todo será igual al salir de las cuevas, vivir sin bares y, que es donde quiero llegar, mercantilizando y eliminando el amor porque, eso sí, se ha convertido en un imposible desde antes que los virus dañaran nuestro sistema afectivo más, incluso, que el respiratorio.

Hemos elegido cerrar los bares, precarizar la economía, priorizar la sanidad, recelar de quien no sea parte de nuestra cédula habitacional y tener miedo a darnos. Si nos daba miedo a poner nuestras cartas encima de la mesa, incluyendo todos los resortes de nuestras debilidades, en un año el albañil de los miedos ha hecho muros de siete pisos entre nosotros. La incertidumbre nos hace elegir y elegir, es renunciar.

Cuando te juntas con tus amigos en una convención de solteros sin gracia te quejas de no haber tenido sexo y estás diciendo que el amor no es esencial. Que es menos que una frutería, un estanco, unos cuidados sanitarios o una subscripción televisiva. Que es mejor tener wifi y papel higiénico. Hemos elegido lo que es y no esencial a lo largo de un año.

Espero que no hayamos renunciado a los abrazos. Sería una renuncia complicada.

(Aunque sé que te pierdo sin estar seguro si quien ya está perdido soy yo).


11 de febrero de 2021

Libertad de coherencia.

A una de las actrices de The Mandalorian la han fulminado de su puesto de trabajo por hacer alguna que otra consideración a favor de Trump y contando que cuando a los judíos les apaleaban no solamente lo hacían los nazis de pro sino sus propios vecinos. Hasta lo que yo tengo entendido estar a favor de Trump no es delito. Podría ser tratable pero delito, lo que se dice delito, no es.

Tampoco es delito, por supuesto, decir que el rey te chupa un huevo y que la monarquía es tirar dinero a ciertas cloacas. No lo es, desde mi punto de vista y aplicando el mismo baremo, comentar que el ministerio de igualdad te parece un derroche absurdo o que el mismísimo Pablo te chupa, igualmente, un huevo.

Todo esto, de una forma u otra, se podría considerar algo que entra dentro de la cacareada libertad de expresión. Básicamente disponer de la libertad de decir lo que te parezca oportuno aunque sea que el gobierno nos rocía con chemtrails, que los alienígenas controlan el sistema, que los republicanos jamás mataron a nadie o que Franco te cae fenomenal. Todos tenemos nuestras taras y nuestras deficiencias mentales. Otra cosa ya es que me meta con la libertad de los demás y les obligue a rezar el Corán, adorar a Manuel Azaña, beber lejía o simplemente les meta en la cárcel por pensar diferente a mi persona.

Con todo ello intento afirmar que si meterse con un lado es hacer uso de la libertad de expresión, meterse con el otro también debe de serlo.

Hace unos años, con ETA matando, se ilegalizó a aquel partido ( Que no sé si era HB, Bildu o cualquiera de sus variantes) y tuve que dar la razón a aquellos que si bien defendían que matar no estaba mal del todo, ellos no lo hacían. No hice muchos amigos pero reconozco que no se puede ilegalizar una idea aunque sí se debe castigar un delito. Hace no mucho me he aburrido de aplicar el mismo cuento con aquellos que pueden defender, no con tanta desfachatez, ajusticiar inmigrantes. Si Bildu es legal, que lo debe ser, también debe serlo Vox. Y aunque me producen el mismo asco respeto que haya personas que piensen sus propias barbaridades.

Sin embargo nos encontramos con el caso del tipo ese que ha utilizado su puesto de "rotulista" en TVE para hacer chistes sobre la monarquía y eso, deontológicamente, está muy feo. Si le han despedido no es por lo que piensa sino por imbécil. De la misma forma, y ahora voy a hacer pocos amigos, al rapero ese no le meten en la cárcel por decir que el rey es un putero sino por pedir, repetidamente, que ciertos grupos terroristas maten a determinadas personas. Hombre, que digo yo que a esas personas no les hará mucha gracia. No es lo mismo que defequen sobre una señora que lo hagan sobre tu puta madre. Aún así, en mi opinión personal, una pena de cárcel por ello hasta podría ser discutible pero, claro está, si yo pido que le pongan una bomba en el culo a Pablo Iglesias, también debería de salir Echenique pidiendo que me dejen libre. En eso consiste una cosa llamada coherencia: en mantener criterios.

Desafortunadamente y haciendo ostentación de un revanchismo y una infantilidad fuera de lo común disponemos de seres que consideran lo que debe ser o no delito. Es delito hacer hacer chistes de negros, de mujeres, de tartamudos o de judíos. No lo es, curiosamente, si son de hombres, de blancos, de ricos o de nazis. Y eso, también personalmente, creo que no es justo. O todos o ninguno.

La libertad de expresión no pude ser delimitada por lo que debes expresar con tu propia libertad. Eso es un oximorón ( que afirma una cosa y la contraria). Sé libre pero solo con la franja de libertad que yo te diga que debes usar.

Y si decidimos que la libertad de expresión tiene unos límites en un lado, hay que ponerlos en el otro.

Porque si solamente cambiamos de lado el lugar de la censura, estamos haciendo lo mismo. Me hace mucha gracia a algunos exaltados defendiendo la libertad tirando piedras a otros exaltados que también juran ser libres. Ver a algunos gritar contra la dictadura de unos queriendo imponer la suya.

Por eso siempre hago el ejercicio de contar el mismo chiste con el lado contrario y pregunto si te hace la misma gracia. Es para ver si tengo libertad de coherencia expresión.

(Y para ver si eres coherente con eso de hacer uso de la  libertad)

10 de febrero de 2021

Salir corriendo del dentista.

A mi me madre le gusta contar, ahora que con el paso de los años los recuerdos son mucho más vívidos, que ese superhéroe implacable que era mi querido progenitor no siempre se enfrentaba a todo con la valentía que dan las películas.

Así que me explica que una vez, que tenía cita con el dentista, hizo una pausa en su trabajo y se fue a consulta. Ahí estaba, con su traje, su calvicie, las gafas negras de pasta y los zapatos bien limpios. He de suponer que con una de esas carpetas de piel donde guardaba la documentación que revisaba de forma intensa, con lápiz y goma de borrar, llena de apuntes contables y anotaciones de caligrafía excelente.

Ese día, según cuenta mi madre, volvió a casa pronto. Un cambio de horario en alguien cuyos hábitos hasta la jubilación bien pudieran ser firmados por un alemán convencional sólo podían significar acontecimientos excepcionales.

-¿Qué ha pasado?- le preguntó.

-Estaba sentado ahí, en la sala de espera. Me entró el pánico. Me fui sin decir nada.

-No te preocupes, no pasa nada.- Le respondió haciéndole ver que estaba ahí para ayudarle con sus debilidades.

Años después y sin conocer de primera mano esa anécdota, que se guardó en el armario de los inconfesables de la familia, yo estaba esperando para entrar al examen de química de segundo en la carrera. Había estudiado pero, como casi todas la incógnitas de la vida, no tenía ninguna seguridad de éxito. Quizá pensé en el dolor de ver un suspenso y cuando nos dijeron que podíamos entrar al aula del cuarto piso fui dejando que mis compañeros entrasen, sin decidir lo que iba a hacer cuando fuera el último. Unos minutos después, cuando iban a cerrar la puerta, no entré.

Tampoco me comprometí cuando no podía saber si aquello no generaría un dolor infinito con forma de fracaso. No invertí en negocios de posible rentabilidad negativa. Tuve muchos problemas en hacer viajes más allá de mi zona de confort. Cuando te preocupas de poner la red demasiado dejas de subir al trapecio.

Así que en la función circense que es la vida, en muchas ocasiones, hice lo mismo.

A veces nos descubrimos, al crecer. haciendo lo mismo que nuestros padres. Yo tengo una caligrafía bastante más mediocre.

Sin embargo, mirando atrás, hice inversiones mejores y peores, viajé sin rumbo, adquirí compromisos que no salieron bien y aprobé química. Obtuve mucho más cuando salté por encima del miedo (justificado siempre) que si hubiese salido corriendo.

Hoy tengo dentista. 

No me da miedo eso. No me da miedo el dolor. Me aterra llegar a casa después y, cuando se vaya la anestesia, mi madre no me diga que no pasa nada, que está ahí hasta que se me pase. Que hay alguien a tu lado que te protege cuando te sientes débil.

6 de febrero de 2021

La rentabilidad de la novedad

Hace unos dias volví a recibir una bofetada de realismo sobre el mundo en el que vivimos. En este caso, en unos de mis entretenimientos musicales, donde comentaban, basándose en las rentabilidades económicas de la música moderna, que si alguien ha entendido la manera de consumir actual son esos artistas que planifican y lanzan temas de manera continuada para mantener la atención del consumidor sin pausas para que se entretenga en otras cosas. Es mejor, si hablamos de comercio y de negocio, sacar doce temas al año que un solo disco. No hace falta que se empleen años de trabajo en un producto conceptual que narre una historia a lo largo de temas que se van entendiendo cuando se conoce el anterior sino que la inmediatez, la continuidad y vivir siempre en una promoción continua es lo que te posiciona.

Si a estas alturas alguno no lo conoce, el Efecto Coolidge mantiene que la excitación sexual de los mamíferos es mayor si tiene, el mamífero en cuestión, la sensación de que es una pareja diferente. He de suponer que es algo parecido a lo que pasa con el consumo.

Por eso las marcas han descubierto que es importante vivir siempre en el lanzamiento del nuevo coche, del nuevo móvil y del nuevo frigorífico. Por una parte le impides al consumidor pensar que hay algo diferente en otro lugar y siempre puedes conseguir algo parecido a una especie de fan que "necesite" el nuevo producto aunque sea prácticamente igual que el anterior. Será por eso por lo que los nuevos singles se parecen demasiado a los anteriores. Será por eso por lo que algunas parejas se disfrazan para mantener viva la llama de la pasión.

Nos hemos vuelto una sociedad que necesita la etiqueta de "nuevo" casi tanto como la etiqueta de "oferta" aunque ni sea nuevo ni esté de oferta.

Existen películas que son, ellas solas, de una calidad mayor que todo el catálogo de Netflix. Pero Netflix te da la sensación que cada vez habrá algo nuevo esperando para ti. Es lo mismo que nos ofrece Internet en contraprestación de nuestra nevera. Cada vez que abrimos Internet parece que hay algo nuevo que quizá, solo quizá, sea un revulsivo en nuestra vida. Pero cuando abrimos la nevera vemos lo mismo que había hace diez minutos, menos lo que nos comimos.

Si nos damos cuenta con la frialdad que da la distancia, en ningún momento hemos dicho que deba de ser necesario, bueno o diferente. Son adjetivos que, a día de hoy, no tienen nada que ver con la rentabilidad.

Terminaremos viendo: "!!NUEVO!!: Torrijas. Antes 50€, ahora 2€". Y algunos pensarán que es la última tendencia a precio de ganga de la misma forma que el último single de J Balvin sea igualito (de coñazo) al anterior. Pero, joder, es nuevo. Voy a poner alguna canción que no hayas oído para darle alimento a tu Efecto Coolidge.


Pd: y cuando no hay musica, móvil, aspirador o coche que promocionar lo que hay que hacer es mantener el nombre vivo. Te puedes tirar a una famosa como Kanye West, buscar alguna polémica entre Twitteros, poner fotos de tu edad infantil como Rosalía o sacarte seis fotos en pelotas como Pedroche. Mira, nos vale de ejemplo, ¿qué hace diferente a los demás?: se encarga de estar, con vestido, tonterías o posados siempre vendiendo una novedad. Y ahí la tienes, con la cartera calentita sin ser mejor ni más guapa ni, por supuesto, mejor profesional que las demás. 

4 de febrero de 2021

Remedios de la abuela

Una de las cosas que tienen casi todos los cambios de ciclo es algo parecido al desprecio por el ciclo anterior. Supongo, y eso es mucho suponer, que necesitamos aceptar como cierto que venimos de algo peor cuando vamos a algún lugar nuevo. Que nuestra ex se merecía mucho más daño que el que sentimos, que no se puede ser más explotador capitalista que nuestro anterior jefe, que el año que terminó no va a ser peor que el que empieza y que los remedios de la abuela eran tonterías.


Lo curioso es cuando, pasados varios ciclos, te descubres a ti mismo poniéndote frío en un dolor de muelas ( como hacía tu abuela) y descubres que te calma. Aceptas como cierto que el año puede empeorar, que trabajar requiere un esfuerzo y que, en realidad, los ciclos son ciclos. Sin más. En algún sitio lo llaman madurar.

Pero para todo eso hay que tener una cosa llamada perspectiva. La perspectiva viene a ser como la memoria histórica. Es necesaria para no caer en errores de bulto en el que ya cayeron otros antes. Es necesaria y tiene como obligación básica entenderlo en su contexto sin juicios de valor presentistas. A ver si ahora vamos a juzgar a Grease como una película sexista. No sé, exigir que los Aristogatos se retiren porque no podemos permitir que nuestros hijos vean a los gatos siameses de esa película como un guiño a la maldad del pueblo asiático. Censurar "Lo que el viento se llevó". Tildar de esclavista a Volkswagen o a Ikea. Quizá, mirado así, la memoria es una asignatura pendiente porque vivimos todavía en el estado negacionista de todo lo anterior. Es mucho más entretenido y calmante para la psique achacar nuestras miserias a otros en vez de procurar mirar hacia delante. Si España, por decir algo, es el pais europeo en el que más ha crecido el desempleo femenino en los últimos dos años y ademas ha bajado 10 puestos en el ranking WPS de los mejores paises del mundo en los que ser mujer, podemos pensar que algo hacemos mal o directamente culpar a Alfonso XIII  por haberse olvidado de su pueblo en 1931. La culpa de todo la tiene Yoko Ono.

Siempre he mantenido que las sociedades son una especie de seres vivos que evolucionan y crecen más lentos que el ser humano normal. Si un año de un perro son 7 años humanos, 100 años humanos son un año social. Dicho así y poniendo como perspectiva el año 1 de nuestra era, tenemos 21. ¿Qué hacen los de 21?: Sexting, quejarse, notas de voz, intentar seguir siendo niños sin aceptar responsabilidades de adulto, bloquearte si les dices algo que no les gusta, echar la culpa al perro de comerse sus deberes, buscar la hora feliz en el bar y la oferta (real o no) en la página web con más anuncios que encuentren, considerarse a si mismos como los primeros que descubrieron la justicia social y no aceptar que fomentan la esclavitud cuando piden cualquier cosa a domicilio. Le sonríen al repartidor y eso les vale para pensar que le han tratado dignamente. También hay quienes se sientan y trabajan, obtienen resultados, ayudan y actúan con solidaridad real, pero es más divertido generalizar en el otro lado porque hacen más ruido y algunos están en el gobierno.

Pruebas de que vivimos en una sociedad sitiada culturalmente por los amantes de los 80 y mentalmente por los postadolescentes hay demasiadas. Unos se encargan de que Pretty Woman, Regreso al Futuro, los Gremlins, Terminator o Star Wars se repitan cada semana.


Otros, ignorando completamente que llevamos miles de años equivocándonos y que la velocidad de equivocación ha crecido exponencialmente en el último siglo, cometen los mismos errores que debían de haber aprendido a no cometer y en vez de aprender de ello buscan, con agilidad sorprendente, la culpa en cualquier otro lugar mientras intentan que la historia no sea la verdad sino lo que les conviene que sea verdad. Dame mi título, mi casa, mi trabajo con 16 semanas de vacaciones. 

A veces se me olvida que un 10 en 1988 es un 14 ahora. También que alguien descubrió el maravilloso mundo de los títulos por encima de los conocimientos. Se puede ser ingeniero con un cursillo en vez de con los 6 años de pelea en los que entrábamos 500 y salíamos de 50 en 50. Pregúntale a Patxi Lopez que nunca pasó de primero. A mi no me tenía manía el de química de segundo sino que yo era un paquete. Con ese revisionismo viejuno no digo que fuera una época mejor pero sí menos infantil. La comodidad impide crecer.

Pero un día, después de negar mil veces el valor de lo que te dejaron de herencia, vuelves a encontrarte usando los remedios de la abuela. Y te has hecho mayor.

Entonces es cuando al caminar por la calle te ves en aquel portal donde diste aquellos primeros besos. Te ves jugando en el patio del colegio, sentado en el muro en el recreo o escondiendo una revista porno debajo del colchón. Y estás ahí, mirándote de lejos con una sonrisa. Puedes saborear aún aquel cuello inquieto de la única mujer casada que pasó por tu vida y darte cuenta que, de una forma u otra, todo eso te hizo ser quien eres ahora. Porque ya no eres aquel y nosotros no somos lo que fuimos pero renegar, jamás. Asumir errores, eso sí. Pensar que si la abuela lo hacía será por algo, siempre.

Me dijeron: "ok, boomer. Tú sacaste un 9 y yo tengo un 11. ¿Ves? !Un 11!". Y se alejaron con el tremendo error de no mirar atrás ni pensar en las razones del otro. Porque 11 es más que 9. Entonces es cuando yo pienso que 1430 es más que 911. Pero uno es un Seat de 1979 y otro un Porsche.

Pd: Es como comparar el punk con el regetton. Se protestaba mucho mejor antes, eso no se puede negar.

3 de febrero de 2021

El equilibrio es imposible.

 


Hoy me persiguió una canción que, en mi submundo, es un clásico.
Será que se acerca San Valentín y no hago más que pensar que en este año en el que nos hemos olvidado de lo primordial, lo primordial era más sencillo.