14 de febrero de 2021

El San Valentin de lo esencial

 Una de las frases más repetidas de este blog es: Elegir es renunciar.

¿Qué es lo que eliges?.

No, no me valen las propuestas y las frases biensonantes que después, cuando no sucede nada, se convierten en excusas dignas de algún político falsario que todavía te dice que te quiere mientras te sigue sodomizando. No me vale decir que eliges ser libre, que escoges el amor y la libertad. No me vale que me cuentes, como una taza de café comprada por un adolescente, que quieres las experiencias que aporten felicidad. No es correcto ni válido decir que quieres lo que te suma en vez de lo que te resta.

Sé valiente. Dí que quieres un jersey, un filete de ternera, una tortilla sin cebolla, viajar a ese lugar al que sí puedes ir, echar los polvos que te puedes permitir por tu edad o un paseo por las afueras del lugar donde vives. Eso son cosas reales y las puedes llevar a cabo. Hazlas. Existe una satisfacción extrema cuando descubres que tus apuestas se convierten en tus verdades, aunque sean verdades pequeñitas.

Siempre pensé que apostar a la cima era una manera adecuada de quedarse más cerca que jugando a llegar a media montaña. Era un error porque, así, el fracaso es seguro.

Sin embargo seguimos diciendo y asegurando que queremos, que deseamos, cosas imposibles: Acabar con una pandemia en un mes, encerrarnos en casa creyendo que todo será igual al salir de las cuevas, vivir sin bares y, que es donde quiero llegar, mercantilizando y eliminando el amor porque, eso sí, se ha convertido en un imposible desde antes que los virus dañaran nuestro sistema afectivo más, incluso, que el respiratorio.

Hemos elegido cerrar los bares, precarizar la economía, priorizar la sanidad, recelar de quien no sea parte de nuestra cédula habitacional y tener miedo a darnos. Si nos daba miedo a poner nuestras cartas encima de la mesa, incluyendo todos los resortes de nuestras debilidades, en un año el albañil de los miedos ha hecho muros de siete pisos entre nosotros. La incertidumbre nos hace elegir y elegir, es renunciar.

Cuando te juntas con tus amigos en una convención de solteros sin gracia te quejas de no haber tenido sexo y estás diciendo que el amor no es esencial. Que es menos que una frutería, un estanco, unos cuidados sanitarios o una subscripción televisiva. Que es mejor tener wifi y papel higiénico. Hemos elegido lo que es y no esencial a lo largo de un año.

Espero que no hayamos renunciado a los abrazos. Sería una renuncia complicada.

(Aunque sé que te pierdo sin estar seguro si quien ya está perdido soy yo).


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