30 de junio de 2017

El estado habitual de opinión

Las noticias que nos bombardean de soslayo son siempre las que se quedan en los estados de opinión. Es mucho más profunda la pequeña noticia en una hoja par que el titular a varias columnas.

Quizá el estado islámico nos queda muy lejos o Trump muy anaranjado pero esa pequeña noticia en la que el vecino del tercero, ese que se compró un coche nuevo, ha sido detenido con seiscientos kilos de cocaína es la que nos hace ratificarnos en la idea de que tenía ese coche por algo y no porque fuera mejor que nosotros. Eso nos tranquiliza hasta cierto punto y ya no nos hace entornar los ojos al pasar por el garaje sino que nos provoca una sonrisa malévola al girar en la planta 2, cerca de la columna.

Últimamente hay una batería de pequeños y grandes titulares que certifican todo ello: la operacion Rikati, en la que resulta que unos tipos que se hicieron casi ricos pasando películas piratas habían pasado de estafar a Sony Pictures para estafar a tu primo con su teléfono. La caída de la la tecnológica Zed, que hizo aquel juego de Commandos y también fue el germen de aquella Terra, que nació en bolsa como uno de los mayores blufs de la historia. El fraude ese del autobus elevado de china... Todas esas noticias tienen un mismo patrón: se llevaron mucho dinero y era todo mentira. Gente sin escrúpulos y malas personas que robaron, al estilo forum filatélico, sin pensar más que a corto plazo y en el interés personal, que es lo máximo a lo que se parece que se puede mirar en la nueva sociedad que vivimos.

Cuando alguien es rico no es por lo que vale sino porque hay algo turbio en él. Eso es lo que queda después de leer algunas columnas. Es algo que tranquiliza aunque sea mentira, aunque no nos guste aplicar la lógica y aceptar que, como decía nuestra abuela (que no nuestra madre empeñada en convencernos de poder llegar a cualquier sitio con el esfuerzo adecuado), siempre hay alguien mejor que nosotros pero eso no ha de desanimarnos.

Algunos de esos que miran atrás con odio (véase la canción en ingles), incapaces de creer que alguien es capaz de llegar a un sitio mejor sin violar al gato del vecino, necesitan creer que hay una conspiración de los hombres injustos para cerrar las puertas del cielo. ¿La hay?. Puede que si pero tengo la certeza de que es peor la zancadilla del antes llamado amigo que la barrera babelónica de un sistema dolorosamente exigente.

Hay una idea generalizada de que quien triunfa es por maldad, que si no nos toca es porque tenemos conciencia, porque somos buenos, que no hay recompensa para los hombres justos y caerá cierta venganza sobre ti. Nadie dice de si mismo que es culpable, que no puede, que está limitado y, sobre todo, nadie cree, al verse en el espejo, que el estúpido es él, excepto para buscar consuelo.

Si no has encontrado el recoveco para hacerte rico a costa de una fisura del sistema o de una forma veloz y furibunda, a base de un pelotazo en forma de startup o con un disfraz de coach cargado de estupideces con las que sacar el dinero a alguien un poco más incauto que tú, entonces te queda el estado habitual de opinión.

El estado de opinión nos quiere hacer creer que aún lo podemos todo, que la culpa está en otro lado, que no soy yo, sos vos. Así solamente alargamos el momento en el que nos demos un golpe, en el nos atropelle la vida aunque algunos van como los chinos buscando cobrar el seguro y después hablan de lo mal que conducen, los ricos, los putrefactos, LOS DEMÁS.
pd: Hacerse rico a base de esfuerzo y trabajo, con tiempo y constancia, no parece una opción entre los que nacieron con internet a más de 56 baudios

23 de junio de 2017

Teorias y casas

Tengo una teoría sobre las canciones, los artículos, las películas o los libros: llegan a mi.

Hoy, de una manera extraña, me quedé con una pestaña abierta sobre la teoría del apego. No la comparto pero es una teoría como otras muchas que son perfectamente capaces de demostrar justamente lo contrario.

Es complicado explicar algo que se aleja de la lógica y quizá es por ello por lo que se hizo, ante algún aspecto anárquico, la creación de la múltiple definición de la palabra "magia". Nadie sabe cómo llega ni cómo es que se desvanece, si es que lo hace. Pudiera ser una conexión a internet que de la misma forma en la que se fue, volvió. Sin haber apagado y encendido el router un número adecuado de veces.

A veces escribo sin un tema, sin una sola explicación de lo que busco o de lo que va a salir. Sin planes, sin control. Van saliendo las ideas y se van plasmando casi como si fuera un relato del que no conozco el resultado. Como un libro en el que son los personajes los que lo van redactando sin que mis dedos no sean más que los dobladores del idioma inventado que va fluyendo en la cabeza. A veces vuelvo a leer y he escrito algo muy diferente de lo que conscientemente quería. Pero está ahí. A veces hago zapping y me quedo en un programa vomitivo que jamás diré que vi y mucho menos que se quedó, sorprendiendo al volver a encender y ver el canal en cual estaba. Esa sensación es casi como despertarse y sorprenderse. Un dia con una sonrisa y otros con una sorpresa. Sólo una vez fue por culpa del alcohol y es que yo tengo un consumo de bebidas espirituosas muy digno. Soy el Schinlder de mi barrio pero sin judíos y en color.

La teoría del apego es una explicación plausible de si tenemos que buscar a un similar o a un complementario. Hay pruebas que defienden perfectamente las dos opciones. Tengo un amigo que dice saber perfectamente lo que quiere. Quiere a un tipo grandote, sencillo, que no sepa mucho de series y música, un poco más gordo que él y buena persona. Lo tiene bien claro. Es como saber que con esa canción o esa película nos sentiremos reconfortados. Cuando me lo dice yo siempre respondo que le envidio por tenerlo tan claro. Que, sin embargo y con el paso del tiempo, yo cada vez lo sé menos. Hago el chiste ese de que si me ve con una asiática o una negra tiene que tener bien claro que entre nosotros no hay sexo pero que si es una checoslovaca de pelo corto dé por seguro que lo intenté. Y luego me doy cuenta que las mujeres de pelo rojo son imanes para mi, que tuve una época en la que me atraian las mujeres que simplifican la vida a mi alrededor y que hace tiempo que me derrito al lado de mujeres enérgicas, las superheroínas. Al final llego a la conclusión de no saber lo que quiero, que no hay teoría válida para mi, que hoy me desperté buscando na canción pop para alegrarme pero terminé oyendo a Kevin Morby desde la ducha, con la puerta abierta y casi cayendo en mi enrarecida visión de la verdad y del final al que perdí miedo el mismo día en que perdí la dirección.(If I were to die today Slaughtered in that masquerade The last thing that you'd hear me say Put my body on display Passing slowly through the town My feet, they cant touch the ground Of the parade).
Me dijeron una vez que lo mejor que yo tenía era que "contigo soy lo más cercano a lo que es ser yo" y quizá esa es parte de la respuesta a la pregunta. Es parte de lo que yo llamé alguna vez "sensación de casa". Ser uno mismo y perder el miedo a que salga esa faceta incómoda que todos llevamos dentro, una veces porque nos avergonzamos de ella y otras porque queremos convertirnos en lo que no somos para no perder lo que aún no tenemos.

Quizá es eso.

Eres más guapa cuando eres tú, dejando de estar poseída por lo que crees que quieres.

Porque lo que queremos, como una autoprofecía, se queda abierto en las pestañas del navegador, en el canal guardado de la televisión, en el libro entreabierto, en el recuerdo que no se puede borrar, en la canción que suena una y otra vez cuando el "random" se activa o en una conversación que nunca termina de borrarse.

Con la edad no creo en las señales, en la magia o en las teorías pero he dejado una puerta abierta a convencerme de lo contrario. A encontrar un sitio donde crecer siendo yo. Y recíproco, como debería ser el sexo: agitado pero con los momentos de arropo que quedan después, hasta quedarse dormidos con la calma de las formas.

Ya no sé lo que he escrito pero es algo así como la búsqueda infinita de la calma.

Por eso, en teoría, las casas se intentan convertir en hogares.

17 de junio de 2017

La muerte de la imprevisibilidad

En las webs de economía colaborativa todos molan. Ahí está el conductor feliz y sus pasajeros guapos y bien perfumados recorriendo paisajes bucólicos donde siempre hace sol y los girasoles de un amarillo fuerte saludan al llegar.

Dicen que hay una tremenda burbuja en la nueva economía colaborativa. En China hay empresas que comparten el coche, la bicicleta, el paraguas e incluso el balón con el que ir a jugar al baloncesto chino. En ciudades como Barcelona la oferta de alquiler "colaborativo" ha pasado de 4000 a 17000 pisos. ¿Son acaso personas con gran conciencia global?. No, coño, es por la pasta. Somos así: cuando parece que hay dinero rápido y fácil (una tienda de cigarrillos electrónicos, un videoclub, unos paneles solares o una inversión en sellos). Vamos de cabeza. Si es pasta en negro mejor porque "más roban los políticos". España, porque en eso somos todos igual de españoles, tenemos una economía sumergida de 168.000 millones de euros. (se estima que los casos de corrupción nos cuestan 8.000 millones)

Hace años que no hemos inventado nada y con la crisis nos hemos dedicado a intentar no renunciar a nada aunque eso nos suponga tener todo de muy baja calidad. Mi abuela luchó por sobrevivir, mis padres por salir adelante, mi hermana por mejorar y mi sobrina no quiere luchar porque le han convencido que su vida, lo quiera o no, será una mierda. Pero eso sí: lo quiere todo al menor coste posible. Nadie le habló que debia de renunciar a algunos aspectos de la vida para tener otros. Conozco quien dice, contra mi opinión, que todas las personas disponen de, digamos, cien puntos. Esos se pueden gastar en lo que quiera. Tocar la guitarra, cantar bien, saltar alto, tener un smartphone de última generación o ninguna estría en el culo. Si se quiere todo se será mediocre en todo pero Mark Knophler, por ejemplo, toca muy bien la guitarra con las botas más feas que he visto jamás y esa cinta en el pelo cuando empieza Once Upon a Time in The West en el Alchemy.

-El problema- decía el otro día en una conversación de whatsapp- no es la bondad o la maldad de las personas. Es el egoismo. No conozco a nadie que comparta cocha para contaminar menos, que es lo que decía bla ba car en su primera publicidad, sino por la pasta-. A veces, sólo a veces y muy pocas, se llega a un sorprendente momento en el que ese egoismo se topa con la verdad, con aquel objetivo olvidado por imposible. A veces, rebuscando en los saldos de las rebajas eternas en las que empieza a convertirse el juego de la vida, damos con algo casi perfecto. Con un viaje que no queremos terminar, con una espalda suave que parece que se hizo para las yemas de nuestros dedos o con una conversación infinita en la que nos descubrimos queriendo oir más de la otra parte porque aprendemos. Eso cuentan pero, más tarde, vuelve a aparecer el egoismo humano para joderlo todo en forma de "quiero más". O la estupidez social.

La temida economía 4.0 presupone que en un futuro no muy lejano muchos de aquellos elementos que nos ayudan a subsistir serán sustituidos por bots, robots o algún tipo de mierda que automatice lo que ahora nos identifica como humanos. Establece parámetros, comportamientos, interacciones y respuestas estándar que nos hacen creer que todo va bien pero, en realidad, nos carcomen como humanos imprevisibles para ser engranajes a los que sacar el aceite que mueve los mecanismos. No solamente serán máquinas poderosas que moverán las pesadas piezas de metal que ahora emplean a varios trabajadores sino las maquinas de inteligencia artificial programada que responde al llamar a atención al cliente e incluso  lo que establecerá la manera en la que nos comuniquemos, alquilemos pisos o viajemos. En un coche compartido hay que hablar de la ilusión del viaje. En un piso ser un hipster snob con zumos detox. En la cama hay que ser un empotrador con fiabilidad precisa porque si charlas, abrazas y te duermes ya no cumples los estándares que se esperan de tí según lo que pone en alguna web programada por un imbécil sin corazón. Está bien tener ilusión por viajar, probar los zumos de pomelo con jengibre (no recomendable) y el sexo algo desenfrenado. Pero lo mejor es no saber lo que va a pasar y si pasa, mejor. Y si no pasa, aprender que también está bien. Es más, a veces está bien que pase muchas veces.

Lo mejor suele ser lo que nos sorprende cuando no nos dimos cuenta que habíamos dejado las puertas abiertas y además no lo esperábamos.

Sin embargo y sin percatarnos toda una nueva cultura previsible, publicitaria y estandarizada viene por detrás disfrazada de colaborativo, ecológico, social o solidario apoyándose en nuestro egoismo y el terrible miedo que da esa parte maravillosa del ser humano que es la imprevisibilidad.

La programación y la modernidad quiere estandarizar cada paso que demos.

Y yo sé que la última vez que me enamoré fue, precisamente, porque no lo esperaba.

11 de junio de 2017

Canciones del verano 2017 (que no lo van a ser)

Filtros de decisión: de este año, castellano, y que deberían de valer como canción del verano 2017 ( optimistas (por eso no sale !Viva! de los Punsetes), alegres y entretenidas) pero no lo van a ser porque sera alguna mierda que vaya despacito o resulte insoportable.

(Iré completando)

1- Las Gachises - Operación verano 2017

2- Delafé - Lo más bonito del mundo (es del año pasado pero se lo merece)

3- Dolo - Ahora

4- Varry Brava - Chicas

5- Novedades Carminha - Te quiero igual

6- Sidonie - Siglo XX (se aceptan propuestas para cambiar por "Sexy Zebras - Quiero F****r contigo")

Extra - Canción para tararear  tranquilo mirando al infinito del mar, creyéndonos contemporáneos pero en realidad sintiendo ganas de algo parecido al amor, con esa mirada del final del video. Rusos blancos - Insuficiente
Y quiero que me recuerde a alguien que sé perfectamente quien es.

10 de junio de 2017

Perdona mis fantasmas

Siento las caricias que no he dado, esas dudas que he sembrado, ese sábado apagado Siento los momentos que has llorado, esas noches que he olvidado que me quieres a tu lado Debí abrazarte antes y decirte "estoy aquí" Perdona mis fantasmas del pasado Me han hecho tan esclavo que he sido sin querer Perdona mis tropiezos en lo amargo, los inviernos de llanto que has visto aparecer Duelen los recuerdos empeñados en mostrarme un tiempo insano de ansiedades y regaños Me sigues bien de cerca ya no soy sombra sin ti Debí abrazarte antes y decirte "estoy aquí" Perdona mis fantasmas del pasado Me han hecho tan esclavo que he sido sin querer Perdona mis tropiezos en lo amargo, los inviernos de llanto que has visto aparecer

9 de junio de 2017

Teóricos de mierda.

Tuve un amigo que cometió la imprudencia de montar un bar. No le fue bien. Llegaba al amanecer y se ponía a hacer tortillas, a limpiar la máquina de café, a fregar el suelo y dejar las sillas simétricas frente a las mesas. Esperaba e intentaba que con el aperitivo alguno de sus clientes probara los combinados que había aprendido a hacer. Más tarde creía que al salir de las oficinas y mientras los niños jugaban en la plaza los padres pedirían alguno de los vinos que había seleccionado previamente y por la noche dejaba una buena selección de música para generar el ambiente personal y elegante que creía adecuado para una buena velada. El caso es que varios meses después aquello no funcionaba y la ilusión se desvanecía. Nos lo contaba con pesar y otro, que estaba encantado de un máster en marketing que había hecho , le respondió ufano que era un asunto de publicidad.

Entonces le explicó, como si fuera gilipollas, que se puede vender cualquier cosa con la campaña adecuada. Que tenía que hacer un poco de minería de datos, un estudio de mercado exhaustivo y una campaña en prensa y televisión para lograr el resultado que quisiera. "Es fácil"- dijo- "Sólo hay que proponérselo". Y se quedó apoyado en la silla como quien acaba de dar una lección sobre la vida y la muerte con convencimiento absoluto de su verdad. "No digo que no"- respondió el hostelero titubeante "pero es que no sé si dentro de tres meses podré pagar el alquiler". El rey del marketing se incorporó y sentenció "Eso es que lo pensaste mal desde el principio".

Podemos decir que uno era un atrevido o un idealista pero el otro, en verdad, era un teórico de mierda.

Vivimos rodeados de gente así, de personas que se atreven a decir que si existe algún atisbo de fracaso en tu vida es porque lo hiciste mal porque ellos (que normalmente nunca se han atrevido a nada) conocen la respuesta a cada uno de los grandes interrogantes de la vida moderna. Saben de minas de carbón, de economía, de coches eléctricos y de las calorías consumidas con y sin una dieta vegana. Saben de estibadores, de geopolítica y de materiales plásticos de alta densidad. Nadie sabe más de nada y además es casi imposible llevarles la contraria aunque digan barbaridades como pelotas medicinales: arenosas y pesadas. Alguno tiene un máster en tocar las narices aunque en su currículum diga otra cosa con mucho más glamour.

Nunca les dejan las parejas, se inventan culpas lejanas, conspiraciones salvajes y alimentan un mundo egocéntrico en el que la verdad reside en el agujero negro de su condescendiente tono de voz. Son coaches de si mismos, gurús de su exclusiva verdad y se revuelcan en la mierda de sus argumentos imposibles hasta que el interlocutor se calla por agotamiento ya que la verdad normalmente es mucho menos entretenida.

Y, como es de suponer, se les puede identificar fácilmente: jamás se manchan las manos, tocan un destornillador, arriesgan o aceptan equivocarse. Reyes de las excusas como un adolescente que llega tarde y borracho a casa. En definitiva: nunca hacen nada. Mucho menos constructivo.
(El problema es que alguno, al oir tanto convencimiento, les vota.)

Será una cuestión de edad pero empiezo a tener la extraña costumbre de fiarme antes de las historias reales que de ensoñaciones teóricas paridas en una brain storming detrás de una mesa con botellitas de agua mineral sin gas.

4 de junio de 2017

Pure Comedy



The comedy of man starts like this /Our brains are way too big for our mothers' hips /And so Nature, she divines this alternative / We emerged half-formed and hope that / whoever greets us on the other end / Is kind enough to fill us in / And, babies, that's pretty much how it's been ever since / Now the miracle of birth leaves a few issues to  address / Like, say, that half of us are periodically iron deficient / So somebody's got to go kill something while I look after the kids / I'd do it myself, but what, are you going to get this thing its milk? / He says as soon as he gets back from the hunt, we can switch / It's hard not to fall in love with something so helpless / Ladies, I hope we don't end up regretting this / Comedy, now that's what I call pure comedy. / Just waiting until the part where they start to believe / They're at the center of everything / And some all-powerful being endowed this horror show with meaning / Oh, their religions are the best /They worship themselves yet they're totally obsessed / With risen zombies, celestial virgins, magic tricks, these unbelievable outfits / And they get terribly upset / When you question their sacred texts / Written by woman-hating epileptics / Their languages just serve to confuse them / Their confusion somehow makes them more sure / They build fortunes poisoning their offspring / And hand out prizes when someone patents the cure / Where did they find these goons they elected to rule them? / What makes these clowns they idolize so remarkable? / These mammals are hell-bent on fashioning new gods / So they can go on being godless animals / Oh comedy, their illusions they have no choice but to believe / Their horizons that just forever recede / And how's this for irony, their idea of being free is a prison of beliefs / That they never ever have to leave / Oh comedy, oh it's like something that a madman would conceive! / The only thing that seems to make them feel alive is the struggle to survive / But the only thing that they request is something to numb the pain with / Until there's nothing human left / Just random matter suspended in the dark / I hate to say it, but each other's all we got

La comedia del hombre comienza así: / Nuestros cerebros son demasiado grandes para las caderas de nuestras madres / Y así la naturaleza adivina esta alternativa / Emergemos medio formados y esperamos que quienquiera que nos salude en el otro extremo / Sea lo suficientemente amable para llenarnos / Y, niños, eso es más o menos como ha sido desde entonces. / Ahora el milagro del nacimiento deja algunas cuestiones que abordar / Como, digamos, que la mitad de nosotros está periódicamente deficiente de hierro / Así que alguien tiene que matar algo mientras cuido a los niños / Lo hubiera hecho yo mismo, pero ¿qué vas a conseguir de la leche de esta cosa? /Él dice que tan pronto como vuelva de cazar, podemos cambiar lugares /Es difícil no enamorarse de algo tan indefenso / Señoritas, espero que no terminemos arrepintiéndonos de esto. / Comedia, ahora es a lo que yo llamo pura comedia / Esperando hasta la parte donde ellos empiezan a creer / Ellos están en el centro de todo / Y algún ser todopoderoso dotó este espectáculo del horror con significado. / Oh, sus religiones son las mejores /Se alaban a sí mismos pero están totalmente obsesionados / Con los zombies resucitados, las vírgenes celestiales, los trucos de magia, estos atuendos increíbles / Y se enojan enormemente cuando cuestionas sus textos sagrados escritos por epilépticos que odian a la mujer. / Sus idiomas sólo sirven para confundirlos / Su confusión de alguna manera los hace más seguros / Construyen fortunas envenenando a su descendencia /Y entregan premios cuando alguien patenta la cura / ¿En dónde encontraron a éstos matones que eligieron para gobernarlos? /¿Qué hace tan notables a estos payasos a los que idolatran? / Estos mamíferos están empeñados en formar nuevos dioses / Así pueden seguir siendo animales ateos. / Oh comedia, sus ilusiones no tienen otra opción más que creer / Sus horizontes que se alejan para siempre / Y cómo es esto irónico, que su idea de ser libres es una prisión de creencias / Que nunca jamás tendrán que dejar. / ¡Oh comedia, es algo que sólo un loco concebiría! / La única cosa que parece hacerlos sentir vivos, es la lucha por sobrevivir / Pero lo único que piden es algo que adormezca el dolor / Hasta que no quede nada humano / Sólo la materia aleatoria suspendida en la oscuridad Odio decirlo, pero todo lo que tenemos somos los unos a los otros.

2 de junio de 2017

La metáfora de la cucaracha muerta.

Las cucarachas no mueren patas arriba en la naturaleza y sin embargo en tu casa, cuando te las encuentras cadáver, están al revés porque se resbalan en el parquet (dado un alto centro de gravedad hecho por un Dios cabrón) y luego no pueden ponerse en su posición habitual. No es una invención, es un hecho.

Es una de esas anécdotas que tiene la vida y que las cucarachas, en su pequeña conciencia, desconocen. La muerte está a un paso del abrillantador de suelos. Es casi un efecto de la teoría del caos, del mundo de las casualidades, de no volver a ver esa mirada más que fugazmente en el metro y no poder dejar de recordarla los últimos segundos de vigilia antes de dormir de lado, o mirando al techo sin fallecer hasta mañana. Un perro agradecido y confiado duerme con las patas arriba y si fuera una cucaracha estaría muerta. No se puede hacer extensivo lo de uno al otro, lo tuyo a lo mio ni mi verdad a la tuya. Tampoco sé si la cucaracha soy yo o eres tú.

El caso es que no somos los mismos aquí o allí, en la naturaleza o pasando el Pronto. El entorno y el pasado, a veces como un interruptor que nos enciende una luz de alarma o simplemente como una cicatriz que va con nosotros, nos genera mil maneras nuevas de morir, de confiar o de deshacernos. Y no nos afecta igual ni nos hace lo mismo. Soy incapaz de comprender que alguien no se estremezca con alguna canción y sin embargo hay muchas canciones que nunca me pueden sonar a verdad. Tengo mi mochila, mi trolley azul con pocos kilómetros en sus pequeñas ruedas y todas mis cicatrices. Las tengo alrededor del tobillo derecho, en un costado y una casi imperceptible donde empieza el agujero izquierdo de la nariz. Me caí miles de veces de la bicicleta de pequeño y tuve el problema de que mi padre siempre me enseñó a levantarme solo para no aprender a gestionar el concepto de solicitar refugio. A eso es a lo que tiendo: a ponerme en pie otra vez porque si no lo hago quedaré cadáver hasta el martes. Es algo aprendido. Y no pedir ayuda porque el concepto de orgullo nunca lo entendí correctamente.

A veces sólo hace falta que te pongan en tu posición para empezar a corretear hasta nuestros escondites. Las veces que hagan falta y de forma recíproca. Si no lo haces, mueres dando patadas al aire siendo algo pequeño, casi invisible.


Por mi parte: No soy mal levantador, creo. Me está costando aprender que cicatrices tenemos todos, no siempre en el mismo sitio y no siempre nos estremecen las mismas canciones. El centro del mundo es un paraboloide hiperbólico.