27 de diciembre de 2022

Los 80 y la fuente de la eterna juventud.

Se cumplen, dentro de nada, 40 años de Thriller:

Cada vez estoy más convencido que existe una edad clave que podemos ubicar entre los 45 y los 55 en la que, prácticamente sin excepción, todos y cada uno son golpeados por uno o varios avatares (Vicisitud o acontecimiento contrario al desarrollo o la buena marcha de algo). Una muerte, un despido, un divorcio, un accidente o una enfermedad, da igual el detalle.

Así que, fisgando entre la gente, descubro una de las formas más comunes en las que lidiar con aquello: volver, sin ningún complejo, a aquella época en la que recordamos haber sido felices. Prácticamente oda la generación del baby boom se refugia en ese curioso lugar establecido entre el nacimiento del punk (mediados de los 70) y 1996, año que está establecido como el origen del autotune.

No se puede entender de otra forma la eterna durabilidad de fenómenos como Mazinger ( spoiler: no volvais a verlo porque es mucho mejor en vuestro recuerdo) o el Scalextrix. La repetición, casi como en una sesión continua, de la Guerra de las galaxias, Regreso al futuro, los Goonies o la siempre lider de audiencia Pretty Woman. No son mejores que muchas otras pero te llevan, te evaden y te posicionan en un momento de la vida en el que aun tenías la esperanza de poder ser quien creías que te merecías. 

Suelen decirte que la música , el cine, la literatura y las relaciones personales eran mucho mejores que ahora. Te ponen ese video de Fredy mercury ensayando y, después, a Bad Bunny berreando. Se les olvida Milli Vanilli. Te hablan de los efectos especiales del Halcón milenario pero jamás te indican el chroma infame tras el que volaba Christopher Reeve. Te van a contar que los 80 fueron un despiporre de libertades que ahora están siendo castradas por los arquetipos a los parece que te obligan a pertenecer. Se les olvida que no se podía ser punky sin perro mugriento o mod sin una vespa casi como ahora que parece que no se puede ser gay de derechas o rico de izquierdas (excepto si eres político). Lo importante no está ahí por mucho que se nos juntara la muerte del dictador y la llegada en tromba de todo lo que existía ahí fuera.

En verano de este 2022 me fui a ver a Los Enemigos y Los ilegales. Ahí estaba Josele, calvo y ronco. El día siguiente Jorge, más calvo pero sin el martillo que dicen que guardaba en el periódico de los domingos. En las primeras filas un grupo de cincuentones con las camisetas de los primeros discos. Borrachos, gritones, ruidosos, vociferando las letras e incluso con alguna cadena de eslabones enganchada en el cinturón hasta el bolsillo donde llevan las llaves. Se pasaban un porro trompetero y la única diferencia entre ese instante y 1993 eran las arrugas. Sin embargo estoy convencido que la hora y media de concierto volvieron a tener 19. Así que quizá, solo quizá, en cada concierto de Spandau Ballet, Depeche, La Polla records, Duran Duran o cualquiera que haya vuelto 25 años después se produce un efecto de rejuvenecimiento que algunos van buscando desesperadamente como la fuente de la eterna juventud.

Dicen que los juguetes que compran los adultos (maquetas de R2d2, trivial de los 80, ediciones limitadas de clicks de playmobil o seis cajas de Legos, por poner ejemplos) mueven más de 300 millones de euros, solo en navidad, en España. Súmale los discos, el renacer del vinilo, las giras infinitas de los números uno de los 80 y todas las visualizaciones de aquellas películas.

Como todas las épocas, incluidas la actual, hay joyas y maravillas. Pero lo que no tiene el mejor disco del 2022 es que no nos lleva, mágicamente, a ser jóvenes de nuevo. Demasiadas veces se confunde algo que nos gusta con algo que sea bueno, no me vale esa expresión de que el arte es arte y no es  comparable. El primer disco de Los Ronaldos me encanta aunque suene como un gato mojado y aquellos de Prince&The Revolution son muy buenos pero jamás me gustaron. Suena, ahora mismo, Once Upon a Time in the West, del Alchemy. Me parece maravilloso pero no estoy muy seguro si es porque sea una obra de arte o porque yo era el jodido rey del mambo en tercero de BUP mientras lo descubría.

Como buen boomer también tengo tendencia a buscar la fuente de la eterna juventud. Dicen que tiene bastante rock y un poco de pop facilón. Bueno, y la forma de ver el mundo de Spielberg cuando se tomaba unas copas con George Lucas.


Pd: Quizá es porque somos mayoría por lo que parece que los 80 y parte de los 90 nunca se van, pero también hay que pensar el motivo por el que vuelves allí.

20 de diciembre de 2022

20 diciembre y mi casa

Cuando, casi por propia ley de vida, me enfrenté a las decisiones que mi señor padre deseaba tomar para mi, simplemente no se opuso. Me dijo: "adelante". También me dijo: "a partir de aqui estás solo". Eso, en realidad, significaba que iba a estar por si me caía pero que me iba a recoger al segundo bote porque parte de la enseñanza también reside en reconocer todas aquellas cosas que duelen.

Así que lleno de orgullo y de esa desfachatez que se tiene cuando hay una vocecilla dentro que te repite contnuamente que eres el futuro rey del mundo emprendí un camino que muy rapidamente dejó de ser tan facil como parecía.

Una de las primeras enseñanzas llegó con la solución habitacional. Yo estaba acostumbrado a mis dos habitaciones con baño, a que la casa estuviera siempre limpia y ordenada y que mis calzoncillos llegaran, mágicamente limpios, de la cesta de la ropa hasta mi armario. Busqué vivienda con unas previsiones favorables respecto de mis ingresos futuros y descubrí la cantidad que era capaz de afrontar hipotecariamente. Sin embargo adiviné una zona en expansión dentro de la ciudad y un segundo piso monísimo del que me encapriché. También encontré una coqueta vivienda de delgados tabiques y peculiares vecinos pequeñita cerca del trabajo. Fui a hablar con mi padre. "Me gusta el piso cerca de la ría. El blanco"- le dije. "El otro"-por el pequeño- "es mucho más humilde y los patios tienen serios problemas de mantenimento". Él me miró atentamente. "Así que si me ayudas con un aval superior o, lo que es más fácil, con seis o siete millones de pesetas"- reconozco que es algo del siglo pasado- "podría acceder al mejor piso que, ademas, se revalorizará bastante con los años".

-¿Cual te puedes pagar?

Efectivamente. Los siguientes años jugué a ver si la rata de esa semana en el patio era más o menos grande que la de la semana anterior. Y me tuve que esforzar para mejorar de ubicación. No me fui de fiesta ni de vacaciones porque cada día me daba cuenta que el camino por recorrer estaba delante.

Por otra parte la vida, que es injusta y posee extraños giros de guión, me colocó muy cerca de una debacle económica pocos años después. Casi como un accidente de un conductor borracho que no era yo me puso muy contra las cuerdas. En ese momento me dijo que quería hablar conmigo.

-Cualquier cosa que necesites. Cualquier cantidad. Yo te la doy.

De aquello salí por mis medios con sacrificio, paciencia, abogados y trabajo. Un par de años después me mudé a un lugar mejor pero siempre supe que él estaba allí para las cosas importantes. Jamás me hubiera comprado una vivienda de lujo pero siempre iba a ser el primero en llegar cuando las cosas se ponían verdaderamente duras. Aprendí dos cosas: a valerme por mi mismo y a saber que no estaba solo.

A veces solamente tener la certeza de que está , te tranquiliza. No está desde un 20 de diciembre de hace demasiados años. Pero está. Sé que me entiendes.

Mañana tengo trabajo y recuerdos.

Pd: por cierto, padre, yo tenia razón y aquella zona se revalorizó. Tú también: no me la podia pagar.

19 de diciembre de 2022

Diferentes palabras, mismo significado.

Poliamor son cuernos. Fijo discontinuo es temporal. Aportación por uso es peaje. Crush es tu pareja. Outfit es tu pinta vistiendo. Stalker es cotilla. Sieteveinticuatro es, básicamente, todo el rato.

Ayer juraba un político que nunca se hará un referendum en Cataluña, que como mucho será una consulta. Hace no mucho, en uno de esos reportajes que me poseen cuando me despliego en el sofá, contaban que Uber, con el tiempo, se ha convertido en una compañía de taxis convencional en San Francisco. La realidad, obstinada y miserable, termina convirtiendo en lo mismo lo que parecía que era diferente pero, en realidad, era igual. Solamente se maquilla con palabras diferentes para que algunos puedan vivir en la ilusión de ser los primero en hacer lo mismo.

El gobierno de Uk, atosigado con sus problemas de brexit, de inflaciones y de cambios gubernamentales, ha enviado una nota a sus funcionarios pidiéndoles, encarecidamente, que no utilicen el término Navidad para no excluir ni ofender a otras religiones. Importantísimo. No lo llames igual para no ofender a Abdul. A veces tengo la sensación que los gobiernos y las leyes se parecen a las compañías de teléfonos. Cuando eres cliente te hacen ofertas mucho peores que las que hacen a quienes no son clientes. Se trata peor al de casa que al vecino. Se obliga a un respeto para con el otro que no nos profesamos entre nosotros. Pero, a lo que íbamos: no lo llames Navidad pero haz regalos, cena con la familia, date un paseo por la sierra, acuérdate de tus amigos y familiares, añora con cariño a los que se fueron y haz propósitos para el cambio de calendario. Pero no se te ocurra llamarlo navidad porque eso es de retrógrados anacrónicos.

Dice, mi cuñado de pega, que el fascismo solo lo puede ejercer la derecha porque viene de fascio y eso es un invento italiano que hicieron los de derechas. Por eso mismo, y respaldado por las referencias de la wikipedia, no se puede ser fascista de izquierdas. No se puede pegar un tiro en la cabeza a alguien por pensar diferente , dar un golpe de estado, manipular los resortes del estado, convertir los medios de comunicación en títeres de los propios intereses o simplemente dar una patada en el culo a los derechos humanos. Si alguien hace eso no se le puede llamar fascista o dictador. Ni Castro, ni Eta, ni el tipo ese de Perú, ni Stalin son fascistas. Son "incorrectas formas de llevar a cabo el ideal social de la izquierda". Y así se zanja la discusión. Se cambia el nombre y punto pelota.

Conozco a quien me aseguraba que las palabras son los instrumentos que van educando a nuestra sociedad. Que si eliminamos expresiones terminaremos extirpando problemas intrínsecos como el racismo o el machismo porque lo que vamos haciendo es normalizarlos de forma inconsciente. Yo siempre he mantenido que lo que importa es la intencionalidad del lenguaje. Que si a un colega le digo "qué pasa, hijo de puta" es más que probable que no considere a su madre una meretriz y que incluso represente un grado de cercanía mayor que con aquellos a los trato de usted.


Pero como nos hemos dado cuenta que somos incapaces de solucionar los problemas nos hemos dedicado a jugar con la literalidad, que es una forma de hacer trampa. Si no se llama igual ahora me quieres convencer que no es idéntico. No me cuentes que no es lo mismo porque le has encontrado un nombre nuevo. Imbécil es lo mismo que "persona que dispone de un retraso mental moderado"

Así que : feliz navidad, hijos de puta. ( Y hanukka,  adviento,  ceremonia de sacrificio de la cabra o como te de la gana de llamarlo)