Hace muchos años, demasiados, yo pasé uno estudiando en un colegio mayor de la obra. Allí, como prometedor estudiante de ingenieria industrial, tuve largas conversaciones sobre los diferentes planteamientos de la vida. Sobre la religión y la búsqueda de la santidad a través del trabajo. En una de esas conversaciones un estudiante de los cursos superiores me habló muy seriamente de lo necesario de esforzarse cada día para ofrecer nuestro trabajo al Señor y vivir sólo con lo necesario. Mientras me hablaba mis ojos se iban a una figura de una virgen esculpida en bronce y esa moqueta perfecta que teníamos a nuestros pies. El edificio, una moderna construcción de 7 plantas en el centro de Bilbao, disponía de una lujosa capilla en el primero y todas las comodidades necesarias para estudiar confortablemente. Sin embargo ese tipo me hablaba de lo poco necesario que es el dinero y yo pensaba que no es necesario cuando ya se tiene. Que es el mismo desprecio que tiene la juventud por la salud que les sobra. Al terminar su charla aprendida y sabiendo que era el momento de cambiar de tema me enseñó unas zapatillas de baloncesto que acababa de adquirir y que, obviamente, no estaban al alcance de alguien con pocos recursos económicos. Estoy convencido que tiene simpatía por Vox.
Hace menos tiempo me tomé unas cervezas con unos amigos jóvenes y militantes. Me hablaron de la importancia de cambiar el paradigma de la sociedad actual y un sistema explotador y machista basado en la industria y la deshumanizacion. Compraban cerveza artesana ( con licencia de heineken) en Amazon ( impuestos en Luxemburgo) y vestían ropa low cost (niños en asia). Viajaban de piso compartido (sin iva, por favor) en piso compartido pidiendo comida basura a raiders (falsos autonomos) y alquilando coches baratos de combustión. Creen que Bildu es un grupo de demócratas.
Estoy convencido que el primero aborrece a los hippys de tercera dIvisión que son mis amigos conocidos y, por supuesto, estos últimos odian al opus dei.
Pero si nos fijamos no se diferencian demasiado. Creen en su discurso y no lo cumplen.