3 de julio de 2019

Mediocridad mainstream

Ya es definitivo.

Chernobil me pareció una serie correctamente realizada que no me aportaba mucho más que un  documental que dieron en la2 hace varios años. Paquita Salas me resulta una serie con una argumentacion del tipo caca-culo-pedo-pis-derechos fundamentales-monólogo de tercera. El disco de Rosalía, aunque fenomenalmente producido, me aburre. La Sexta me abruma con su intento de ser una cadena con superioridad moral que comparte accionariado con la Razón. No me gusta ni uno de los discos más vendidos, salvo si son un refrito de éxitos, pero ya vale de tener a Police, Elton John, Queen o incluso Camilo Sexto ( número 7 en fnac hoy). De entre los libros más vendidos, sufro un escalofrío al ver a alguno que es un psicólogo de bar (Lo siento, sr Espinosa) o algo que se vende como libro y es una coleccion de Tweets escritos en servilletas (nunca sé si es desfreds, defreds o Marwan).

Algunos dirán que es un punto de vista de viejuno,  que lo es. O también es la necesidad de no volver a creer que un disco de Melendi o de Fito son música de verdad. No lo son. Son tonadillas pegadizas, como paquito el chocolatero. De fácil digestión, de recordatorio veloz. Son como una paremia no especialmente compleja.

No hay absolutamente ningún producto cultural de consumo masivo que me haya emocionado en los últimos tiempos y eso es porque tengo la piel más gruesa o porque cada vez que veo a un imbécil jugando al juego de la reivindicación me parece un niño comparado con las reivindicaciones de verdad. Mi madre habla de la guerra o de la represión de una forma muy diferente a la que hace Wyoming o Puigdemont, que no es más que un cobarde en un chalet subvencionado gritando que es fascismo, machismo, onanismo, clasismo u homofobia todo el que no piensa como él.

Eso no quita que haya maravillosas creaciones artísticas, pensadores maravillosos en todos los bandos, libros increíbles, películas emocionantes, harinas para pan de verdad y hasta políticos con rigor. ( Y dejo un video de esos que están bien hechos y no ve nadie)
Pero tenemos que aceptar, y por eso es definitivo, que haciendo las cosas bien no se llega a nada.

El producto, por sí mismo, es menos valorado que el envoltorio o las mil palabras que lo acompañen en el argumento de venta. Conozco dentistas increíbles pero Dentix anuncia que un implante vale 300€. Os aviso , como un asterisco en la promoción , que un implante es un tornillo. Si ya quieres que te pongan un diente, son 1500.

Estáis deseando que os engañen y lo siguen haciendo porque les prestáis atención. Si consumimos mediocre, más mediocre habrá.

Y lo que está pasando es que la mediocridad es mainstream.

Pd: y para ejemplo algo que intenta ser canción del verano (sin autotune) y suena a muy viejo


1 comentario:

  1. Mainstream= mierda .

    A mi me gusto el documental Chernobil .

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