6 de julio de 2019

Copiones ricos.

Los black keys hacen rock del bueno. Al menos del que me gusta a mi. El problema, quizá, es que su ultimo disco me da la sensación que ya lo he oido.


Algunos, con toda la razón del mundo, mantendrán que si algo se hace bien es suficiente. Por eso Jarabe de Palo hizo mil veces la misma canción. Por eso Phil Collins, Sting, Fito o Elton John se han ido repitiendo una y otra vez hasta mimetizar todas sus canciones en la misma. Se puede aplicar a la música pero también a las series, al cine o al diseño industrial.

Es curioso como vivimos en una época en la que una banda de visionarios se dedican a probar opciones, a crear y experimentar. Esos son los que persiguen sus sueños una y otra vez, zancadilleándose con cada prueba hasta que uno de un millón da con algo que funciona y que tiene la etiqueta de masivo o de rentable. Sobre todo de rentable.

Entonces van los chinos y lo hacen más barato. O esa fórmula se la dan a un par de productores que contratan a tres niñatos de OT, les ponen el autotune y se los llevan a los festivales. Vivimos en un momento en el que la única manera de despuntar es hacer algo que no haga nadie más y, sin embargo, existen especialistas en copiar las ideas de los demás. Amazon se dedica a ver qué productos tienen éxito y cuando lo localizan se hace su marca propia para aprovechar la suerte de los demás, incluso eliminando el producto anterior de su plataforma.

Los barrios ricos están llenos de copiones.
Los barrios pobres de idealistas con menos suerte.

Lo que me sucede al volver a oir lo que han hecho los Black Keys es que se han copiado a si mismos para ver si ahora llega algo más de pasta. Eso si, y lo diré en voz baja, el original siempre es mejor.

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