8 de noviembre de 2018

Justicieros gilipollas. Malditos.

España es un país de justicieros. Y de gilipollas.

Ayer salia la noticia de que un buen grupo de justicieros españoles, defendiendo la integridad moral de la patria, habían decidido como buenos jueces del supremo que Dani Mateo, la sombra alargada de la gracia más recalcitrante del único programa que sigue haciendo chistes de Rajoy, era indigno de vivir como una persona. Así que gracias a la contrastadísima información de un twitt decidieron hundir un restaurante propiedad supuestamente del sr Mateo. Y fueron en hordas a por él. ¿A quemarlo?. No, por favor, qué poco moderno. Vamos a ponerle puntos negativos en Tripadvisor y luego juntar las puntas de los dedos como hace el malvado Sr Burns de Los Simpsons. Claro que además el restaurante en cuestión no es del sr Mateo y ahí están, los gilipollas justicieros, jodiendo a un tipo que probablemente estaba trabajando sin saber el motivo por el que le venían las hostias.

En España, que no sé si sucede en otros lugares del mundo, hemos arrasado con la vida de uno al que le pusieron la foto diciendo que era pederasta. Hemos matado miles de veces a Samar Badawi sin tener ni puta idea de quien es. Hemos ensalzado a actores porno diciendo que son grandes científicos. Hemos metido a Albert Rivera como narcotraficante gracias un chiste de Monedero. Miguel bosé ha muerto más veces que su gato y antes que existiera Internet. 

Unas cuantas verdades: Urdangarín sigue en  la cárcel, Ada Colau no ha declarado la guerra a los españoles, ser gay no sumará para ser funcionario con el psoe, no se han prohibido los villancicos por la igualdad de religiones, no hay tuberculosis en Nájera, echenique no ha dicho que Nadal sea un imperialista, la revista Time no considera a la Policía Nacional como la mejor del mundo, Amancio Ortega no ha comprado 100 millones de Bitcoin... (son todos bulos reales)

Existe más de una página para contrastar los bulos y a veces sólo hace falta aplicar el sentido común o buscar tres segundos, pero es mucho más divertido creer que desde casa, haciendo clicks (no de Famobil), se equilibra el universo.

Y luego, además, todos esos que van por ahí ajusticiando, se quejan de que el sistema quiere manejarnos. Los mismos que no se preocupan si la foto es real, si acaso le están jodiendo la vida a un inocente o si los datos son verdad o mentira.

El problema de Internet es que si escupes para arriba, no te cae en la cara  porque no hay gravedad.

No he visto a nadie perdiendo perdón en sus publicaciones justicieras. Perdón pero por gilipollas.
Leed, leed, malditos.

Extra: Queman a vivos a unos por un bulo de whatsapp.

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