18 de septiembre de 2014

La novedad contínua.

Un nuevo sistema operativo( con 43 páginas de términos y condiciones de uso). Y de aquella vorágine de la presentación del antiguo no queda nada en el recuerdo, aunque haga unos pocos meses desde aquello. Y un nuevo líder de la oposición que ha descubierto la publicidad del programa de televisión sin cerebro. Casi se nos aparece, en blanco y negro, el anterior líder. Pero de eso hace demasiado poco tiempo. La memoria hace estas pasadas. Parece que te vi ayer, con esa marca en el trasero que adiviné cuando salías de la ducha. No recuerdo si era de mis manos o venía de serie con tu piel. Tampoco puedo adivinar el año en el que empecé la universidad y unas veces está lejos y otras demasiado cerca.

No entiendo la necesidad de vivir en la novedad contínua.

Seis es más que cinco. El Seat 131 era más que el 124. Windows 9. La última aplicación para conocer gente, la próxima moda. Lo estupendo y maravilloso que son los amantes baratos de un rato, cuando el rato está cerca. Hay que aceptar y abandonar, como un ciclo infernal que gira en espirales, las tecnologías, ideologías y modas para rendirse a las nuevas, los modernos manás de la felicidad siempre llevan la vitola de "nuevo" o de "revolucionario". Puedo adivinar cuando decidiste comprar el perro por la raza que tiene, porque yo tuve un Husky cuando lo tenía todo el mundo y ahora se llevan los perros patada o los que caraspean cuando se hacen mayores. De pequeño envidiaba a los que tenían un pastor alemán.

"Nuevo" no tiene que significar "mejor". Yo llevo aquí demasiado tiempo y no debo de ser mucho mejor aunque me sienta un hombre nuevo.

Abandonemos, en una caja tirada en el trastero, la ropa de ayer. Dejemos en un baúl a las amantes y a los besos que nos erizaron la piel al despedirnos en la puerta, porque son besos antiguos. Hay una esperanza no firmada en que, lo próximo, será mejor. Sin embargo sigo usando el teléfono de baquelita de mi abuela cuando suena en la mesilla de noche. Sin 4G, sin whatsapp. Con un sonido metálico casi como si hablara desde un pozo y ese auricular pesado y negro con el cable corto. Lo llaman vintange cuando quieren decir viejo pero sin tono despectivo. Aquí estoy, con mi moto con 11 años, mi coche de segunda mano, mis cicatrices de antaño y dos equipos con windows xp. Claro que sigo mirando de reojo todas las novedades, no sea que, al estilo Pleasentville, pase del color al blanco y negro en un supuesto mundo de ilusión.

La mayoría de las veces estamos entretenidos en aprender la novedad y se nos olvida disfrutar lo que ya funciona. La publicidad de "nuevo" mató la idea de "definitivo", casi como a la estrella de la radio.

(No es la versión original, por supuesto.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario