15 de noviembre de 2013

Distracciones excarcelarias

Al violador del ascensor  no le esperaba nadie a la salida de la cárcel, al del portal sí, supongo que de algún sitio donde no hay quien viva. A Kubati le esperaban sus colegas, sus víctimas y más flashes que al último premio de Asturias de la investigación, la ciencia o cualquier cosa provechosa para el ser humano en general.

Son cosas de la opinión pública, de lo que hay que hablar para no hablar de lo que importa porque, en verdad, me importa una mierda pinchada en un palo que ahora vayamos a tener dos docenas de asesinos por las calles y unos cuantos violadores no castrados preguntando si vas al tercero o al cuarto mientras se ponen atrás cuando se cierran las puertas.

A falta de fútbol habrá que hablar de las excarcelaciones. Si no hay mundial, estamos al principio de la temporada y no se ha muerto ningún famoso entonces hay que buscar algo con lo que despistar. Belén Esteban era la mano que nos enseñaban para darnos con la otra. El iva siempre se subió en una fase final futbolística, entre el tercer y cuarto penalty.
Existe una tendencia a pensar que el ser humano, por conciencia o por constancia, va mejorando la especie con el paso del tiempo. Darwin y la selección natural afirman y demuestran, para desgracia de los creacionistas, que vamos a mejor y, casi llevando la contraria a la propia naturaleza, parece que caemos en las mismas estrategias facilonas y tontas de engaño una y otra vez. Llegamos a Ikea para perdernos y aún estamos convencidos que las ofertas de las operadoras de telefonía son honestas y que vigilan nuestros derechos mientras nos regalan algo que no dan al resto de los mortales sin llegar a reflexionar sobre donde nos lo van a cobrar con intereses.

En definitiva: nos encanta que nos engañen, que nos despisten, que nos prometan cosas que sabemos positivamente que no se van a cumplir. Nos gustan las películas imposibles con finales felices desorbitados y queremos que nos digan que somos altos y que nuestros ronquidos son orfidales para el corazón cuando se acuestan sin tocarnos a nuestro lado. Nos gusta que nos prometan amores eternos y adquieran compromisos que duren siempre como si "siempre" fuera tan fácil como decirlo. Queremos tener el coche con el depósito lleno sin pasar por la gasolinera, porque eso no aparece en los anuncios.

Hemos descubierto que creer que las cosas son así no nos entristece ni nos preocupa.

Y que dejarnos llevar es el camino más fácil.

Por eso ahora, en vez de estar pendientes de que llega el frio y el invierno sin que haya suficiente leña para la chimenea, nos escandalizamos porque hay más delincuentes en la calle después de cumplir las leyes por las que fueron juzgados y condenados sin pensar que esas eran las mismas normas que pusimos nosotros los dias de los juicios y de las condenas.

Y nos lo ponen en la cara, entre la indignación y la sensación de que van a violar a nuestras hijas y matar a nuestros policias cuando, en realidad, es una operación de despiste para que dejemos de ver la misma mierda de los últimos meses.

Es como hacer campaña para mirar al cielo de Madrid y conseguir , asi, que no se vea el suelo lleno de mierda.

Pd: También es verdad que, dada la tendencia general, si nos vienen de frente, nos asustamos.

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