29 de junio de 2013

La inculta ostentación de la sexualidad

Una vez un buen amigo, cansado de buscar y de buscarse, de querer y sentirse estafado, de fracasar y sufrir como sufren los adolescentes, me dijo que había llegado a la conclusión de querer encontrar a una persona que le acompañara y que, en realidad, le daba lo mismo que fuera hombre o mujer porque lo que quería era estar bien.

Un tiempo después salió del armario de la misma forma en que se van de las fiestas las personas elegantes: sin hacer ruido. No se puso un gorro multicolor, se depiló el cuerpo y lo embadurnó en aceite para salir a la calle gritando que le dieran cachetes.

Ayer me contaban que un tipo, en medio de una comida cerca de Copacabana, esperó a que llegara la camarera para decirla, con ese tono ronco que tienen los abandonados, que si se iba a España con él la haría de oro promocionando ese culo en los prostíbulos de su ciudad. No la dijo que le parecía hermosa sino que la pensó, aceitosa y a cuatro patas, siendo sodomizada como en un video de redtube.

Una de las cosas que creo que aprendí del amor y del deseo humano es que todos lo necesitamos y que todos lo tenemos. A todos nos gusta que nos deseen y a todos nos gusta follar pero quizá bajamos la guardia cuando descubrimos que lo que más nos reconforta es el momento "valle" en el que nos vamos quedando dormidos con esa persona a nuestro lado. Más de uno escapamos al ver que nos poníamos tiernos y alguna vez quisimos salir corriendo al ver el percal en el que nos habíamos metido. No hay ninguna diferencia si quien está al lado es hombre o mujer.

Tampoco hay ninguna diferencia en el lado de la educación o de la elegancia. No hay ninguna diferencia entre un tipo que insulta a una mujer con un procaz piropo sexista y un maricón desatado gritando que le gusta tu paquete desde la puerta de un bar. Uno no es un hombre, el otro no es homosexual. Los dos son engendros hormonados que se creen más que tú. Me siento tan insultado por el degradante supuesto masculino como mis amigos por la plumosa invención de una liberación mal entendida que habla de orgullo porque el orgullo debería de ser normalidad.

Nunca fue moderno hacer ostentación de la sexualidad. En ningún caso.

26 de junio de 2013

Sana, sana, culito de rana

Como pone al final del video: dedicado a todos los hijos de puta que defienden lo indefendible.

25 de junio de 2013

Autocornudos 2.0

-Veo que mi conversación no es interesante para ti. Adios. Cuídate

Eso podria ser el final de un montón de mensajes de esos que te encuentras en el whatsapp ante los que no puedes responder que "me estaba arrascando un cojón sin preocuparme por el movil" porque entonces te contarán, como si fueran el hacker más potente del mundo, que tu última conexión fue en un periodo de tiempo inferior al de emisión del mensaje y, además, pasas a ser un mentiroso. Y si eres un mentiroso entonces es que ocultas algo y si ocultas algo es que no demuestras confianza. Y si no demuestras confianza es que no mereces la pena y si no mereces la pena es que estas humillando a la otra persona y considerándola menos que a las otras conversaciones que puedes haber tenido o no. Puedes haber recibido una foto de un colega en donde sale una rubia chupando un limón o simplemente puedes haber estado tocándote el escroto, que es una actividad íntima y masculina. En ese caso, invariablemente, eres culpable.

Algunos estudios afrman que uno de cada cinco divorcios en EEUU son debidos a "cositas" del facebook. Ser incapaz de controlar la inseguridad de creer que se está follando a ese tipo con cara de maricón ibicenco que aparece entre sus amigos de facebook es una enfermedad causada por las nuevas tecnologías. Pensar, obsesivamente, si esa foto en la que sonríe se la hizo un fornido, sexuado y viril muchachote es una estupidez. Creer que cuando mira de reojo su teléfono, sonríe y lo esconde es porque un amante bien dotado tantea si puede pasarse por sus sábanas es enfermizo.

La comunicación moderna es maravillosa pero es un catalizador de algunas de nuestras peores inseguridades. El problema es que si dices tres veces Bitelchus, aparece. La última hora de conexión ha sido hace varios minutos. "Si hubieramos estado follando- respondíó alguien una vez-no tendrías problema en saber si hablaba con otra persona o con un cangrejo con whatsapp". También conozco a quien, cuando va a limpiarse en el baño de su amante, manda un mensaje para parecer que se preocupa.

Las ideas o señales que nos mandan las nuevas tecnologías mienten en ambas direcciones. Ni te quieren tanto ni te engañan siempre.
Veo a niñas llorando, sintiéndose estafadas, mientras cruzan los semáforos en rojo con los pulgares sobre sus smartphones y tanta tontería me deja el escroto hinchado como la capa de batman cuando salta, solitario, desde los edificios de Gotham porque Catwoman, latex y vicio en estado puro, se hizo seguidora en twitter de El Pinguino. Mira tú que manera más tonta de perderse un polvo entre superhéroes.

Cada día aborrezco más la forma de comunicación y de autoflagelarse que tienen algunos en el mundo 2.0.

24 de junio de 2013

Victoria, no te rías.

Veo la foto de "La Becam" (véase anterior post):

Y recuerdo una maravillosa publicidad argentina (que sigo sin entender los grandes publicitarios que tienen en contraposición a los nefastos políticos que les mandan):
Por supuesto que independientemente de esos estudios que hablan, cual gitana echadora de cartas de parque del Retiro, de lo que tu foto de facebook dice de ti, es cierto que hay que reconocer que a la Spice pija no le queda especialmente bien la sonrisa.

Hay personas que salen bien en las fotos, y hoy en dia es una virtud. También hay personas que, y lo digo con completo conocimiento de causa, tienen la suerte de no aparecer obesas cuando les ponen una cámara de televisión delante de la cara. En el caso de la televisión no tiene que ver con el peso , sino con los rasgos, más o menos angulosos, del sujeto en cuestión. Ser un carapan, como es mi caso, me supone cinco kilos más en directo. "Estás mejor al natural que en la tele"- es una frase habitual en mi vida ante la que respondo con una sonrisa mientras meto barriga. Esto es porque la barriga se disimula muy bien con una camisa adecuada y un cojín en el asiento. El físico televisivo es como los pechos de las mujeres: que aparece y desaparece a voluntad. También, como los pechos, puede incorporar  un cartel de "mire usted aqui" como algunas camisetas que proliferan en las fiestas populares del verano. Algunos de mis compañeros de tertulia usan tallas menores para señalar a sus brazos.

Yo me veo estupendo en todas las fotos entre 1988 y el 2005, hasta en las que estoy haciendo el idiota (que son la mayoría). En realidad la foto era un momento ceremonial que podía poner el broche de oro a las andanzas de aquellos años. Quizá cuando fueron en color empezaron a perder la dignidad de los poses con profesionales que se hacían en los años 50 pero , quizá por tener que ir a revelarlas y por esa intranquilidad de no saber si el negativo nos había captado con los ojos abiertos o cerrados, eran algo mucho más especial que esea metralleta de clicks que se escucha en cada botellón adolescente hoy en día, justo en el momento de la exaltación de la amistad.

Reconozcámoslo: a las fotos ya no se les tiene cariño. Reconozcámoslo también: Victoria está mejor con la boca cerrada.

Los fotógrafos desaparecerán como lo hicieron las spice girls. Una de las dos cosas es una pena.

21 de junio de 2013

Informatica de otra galaxia.

Acaba de aparecer un cliente con estas solicitudes (por escrito) para la configuración de su ordenador.
Juro que es verdad.

18 de junio de 2013

Las mentiras posibles: Fase uno, fase dos, fase tres.

Dentro de ese saco de animadversión con la realidad existe la idea comercialmente brutal que afirma aquello que le dicen a los niños americanos cuando vienen al mundo: puedes ser lo que quieras. A nosotros, que hemos sido educados al abrigo de la maquinaria publicitaria occidental, nos han dicho lo mismo.

Así que nos hemos creido que el mundo es un buen lugar que ha sido dirigido por hombres malos. Hemos creido que la bondad es un componente intrínseco a la propia humanidad y que, casi como el concepto de Dios o la necesidad de comer, está grabado a fuego dentro del ADN de cada uno de nosotros.

Un día, más o menos cuando crees que estás preparado para lanzarte desde la rama donde está el nido que te ha resguardado hasta finalizar la parte básica de tus estudios, descubres con furiosa cólera que aquello no era verdad y que un imbécil con un padrino se ha quedado tu puesto de trabajo o que un artista de tercera con una chequera a sus espaldas es quien ha vendido las entradas que debían ser para los conciertos que no has dado. Es cuando terminas de leer una columna en un periódico y te preguntas si acaso quien lo firma sabe leer, porque escribir es un imposible. Es cuando ves cómo la masa hace cola para ser engañado en un centro comercial mientras te fumas un cigarro a la puerta de tu tienda viendo pasar los coches.

En ese momento te azota una bofetada de realidad parecida a las sensación que te queda cuando aquella chica se va con el tonto parlanchin y empieza a llover mientras llegas sin dinero a tu casa como un pagafantas de tercera división.

Sin embargo creo poder afirmar que es un estado mental temporal porque, de la misma manera que no es verdad que puedas ser el jodido rey del universo en todas y cada una de las cosas que te propongas con la intensidad adecuada, tampoco es verdad que todo vaya a ser una mierda.

Es cierto que hay hijos de puta afortunados. Es cierto que quien creías que era la mujer de tu vida se irá para siempre. Es absolutamente cierto que, en este mundo de globalidades magníficas, nunca lo tendrás todo. "La felicidad- decía alguno- es darse cuenta que nada es demasiado importante".

Por supuesto que es un problema educativo y un problema de tolerancia a la frustración. Me han dejado mil veces con mil agujeros en el alma por no ser aquel que debía ser, el que se comportaba como debía comportarse o en el que debía de convertirme. He perdido mil clientes por no darles la razón y me han dejado mil amigos por no haber acertado en el día en el que hicieron piña. Me arrastré por la universidad porque aquello no eran maquinitas girando y sorpresas científicas en un entorno cultural , tecnológico y juvenil sino un aburridísimo conjunto de fórmulas y pizarras que se repetían desde primero hasta sexto sin que jamás llegará la satisfacción de ver si todo eso era verdad. En la universidad científica de los 90 se hacían menos experimentos que en un programa televisivo de late night con un presentador sin gracia. Me he castigado mil sábados contra las paredes de mi casa por no ser mejor, da igual el aspecto a mejorar.

"La felicidad- dice otro- es tener buena salud y mala memoria"

Hay una tribu del amazonas, los Pirahä, que carecen de los conceptos de pasado o futuro en su lenguaje. Carecen, incluso, de los números: "Hay suficientes peces". "Hay muchos peces". "Hay pocos peces". Esta utilización del lenguaje, que nos puede parecer una aberración porque nosotros, como seres occidentales, vivimos en proyectos y futuros inciertos, es la que les permite vivir en una situación de felicidad carente de mentiras y de comparaciones.(video aqui) Carecen de decepciones porque han eliminado las expectativas.

No quiero decir con ello que crea que la fase que viene después de la decepción sea la de la pasividad. No quiero decir que después de descubrir que fuimos educados en una gran mentira la solución pase por dejarse llevar o abandonarnos al los vientos que nos soplen por las nucas. No quiero decir que, incluso en un alarde de venganza, tengamos que esperar a que ella vuelva o que el tiempo ponga a los inútiles en su sitio, porque eso no va a suceder.

Quiero pensar que ahora viene el momento en el que nos sentamos en una silla, miramos a nuestro alrededor y aceptamos que tenemos suficientes peces. Eso es lo que importa mucho más que los peces que nos dijeron que podíamos tener, los que quisimos tener o los que tengan los demás. Volvemos a retomar nuestros proyectos fijándonos en el camino más que en el destino. Aprovechamos lo que tenemos y lo que somos. Intentamos, como dijo Gandhi definiendo a la felicidad, "que es cuando lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos están en armonía".

"Una mesa, una silla, un plato de fruta y un violín, ¿qué más necesita un hombre para ser feliz?" Einstein.

Supongo que si la enseñanza era la fase uno y la decepción la fase dos, ahora viene la fase tres. Las tres son necesarias para que no nos suceda como a los Pirahäs, que fueron fagocitados por la cultura moderna y sus mentiras posibles.

De eso, aunque yo me he rebelado cien millones de veces contra la imposibilidad de ser mejor o de llegar más lejos, va el post.

15 de junio de 2013

Es la economía, estúpido

-Hola, quiero un procesador
-¿Cual?
-Uno. El más barato.

Desconozco si acaso este tipo de ejemplos se pueden dar en otras facetas comerciales del mundo.

-Bien. Tiene usted que tener en cuenta que hay muchos tipos diferentes.
-Si, pero mi cuñado me ha dicho que lo que tengo mal es el procesador.
-Y su cuñado es...
-...frutero.

Desconozco si acaso, por no pagar a un médico, alguno responderá a esos anuncios pegados en los semáforos de nuestras ciudades donde un tarotista nigeriano se compromete a curar el cáncer. Desconozco si alguno, casi con la misma mala realización que tuvo un par de cambios de enchufes de mi casa, se atreve a ajustar la quinta marcha del cambio de su vehículo por no pagar a un mecánico aunque, con ello, le salga una bujía volando cada vez que pase de 110 km/h.

Una cosa es la autosuficiencia y otra es la estupidez.

-Lo lógico, caballero, es que traiga el equipo para que nuestros técnicos titulados y experimentados hagan un diagnóstico (gratuito) y después decida usted.
-Ya, pero tienes que entender que la economía es la economía.

En ese momento el cliente se fué. Estoy convencido que compró un Intel Pentium 100 MMX por 10€ a través de una página rusa y ahora está doblando los conectores para meterlos donde sea que haya considerado su cuñado. Así que ya es definitivo, ya hemos pasado la barrera del ahorro. Si lo único que parece importar es el precio podemos considerar que lo que importa es que te la chupen, aunque lo hagan con las encías. Ahora ya hemos llegado al lugar donde todo es el dinero y no importa la calidad, la experiencia, la profesionalidad, la seguridad personal o la ética.

Ahora: "Es la economía, estúpido".

14 de junio de 2013

La economía inconfesable de los videojuegos

Con la celebración del E3 vuelven a dar el mismo dato que repiten desde hace años: el mundo de los videojuegos mueve más dinero que el del cine y la música juntos. Sin embargo parece que es como la prostitución, las drogas o el tráfico de armas: algo de lo que no se habla.
Resulta curioso como algunas de las actividades del ser humano se ocultan casi de una manera culturalmente admitida. Resulta totalmente correcto hablar del último disco del último fenómeno televisivo pero no del anteúltimo freak o de que Ron Jeremy ha estado en el hospital como si fuera el fin de una generación marcada por el porno cutre de los 70. Se puede hablar de lo mucho que necesitas sentirte arropado por una pareja que te quiera pero es de mal gusto afirmar que aspiras a que te desee sexualmente como uno de los aditivos que convierten una relación en una adicción que se perpetúa en el tiempo.

Una de las cosas que tiene la economía del siglo XXI es que ha buscado sus nichos en las bases de la propia naturaleza humana. Los nuevos ricos han cimentado sus ganancias en lo que consumimos y no en lo que decimos consumir. Nos gusta el cine pero un tipejo se hizo multimillonario con nuestras descargas. El antiguo dueño de napster (y socio de facebook) se acaba de gastar 10+2.5 millones de dólares en su boda. Nos gusta la buena ropa pero cada dia aparecen más talleres furtivos de copias de mala calidad donde CH significa Carmen Hornillos. Nos gusta estar con los amigos pero los videojuegos no paran de crecer, los "free to play" dan dinero en carretillas y mientras los redactores de los telediarios dejan la partida en pausa siguen creyendo que aquello es entretenimiento para niños. El día que alguno introduzca en el "coaching" un apartado de "herramientas de la gamificación" miles de gamers saldrán de sus cuevas y dominarán el mundo.

Dicen que se ha demostrado que los aficionados a los videojuegos tienen una visión diferente del mundo y son capaces de encontrar más detalles en la misma escena que un humano normal no adiestrado. Mi madre y el responsable de los informativos de televisión siguen creyendo que aquello es el germen para volverse loco y ametrallar a los compañeros de instituto.

Whatsapp movió 27mil millones de mensajes en un día y yo no recibí ninguno invitándome a una cerveza, a escuchar un chiste, ver una película o invitándome a una cama. Tampoco ninguno que fuera un reconfortante "espero que estés bien" y que, en realidad, es el más necesario, el que decimos que mandamos a diario y el que menos se da. Es mucho más dificil encontrar a alguien con quien poder hablar y reir que a un soplagaitas que sea ocurrente en tu teléfono.

Los nuevos comerciantes se nutren de tus bajas pasiones, de creerte el rey de las ofertas, ver más videos de esa pornostar húngara o de reconocer que pagando unos dólares podrás gastar el tiempo matando unos cuantos malvados o derrapando por las calles de San Francisco con el Lamborgini que nunca te podrás comprar en la vida real.

Será por eso por lo que, aunque es una de las industrias que mueven el mundo, no es éticamente correcto hacerlo público. Quizá porque a la mayoría nos da miedo mostrar públicamente cómo somos en realidad, quizá el niño que fuimos se averguenza del adulto que somos en la intimidad.

Tengo una partida a medias y un video en pausa. Me da miedo volverme un geek o un freak, que no es lo mismo (aunque de pequeño fuera un nerd).

11 de junio de 2013

Waiting in vain

Aunque es de Bob Marley, Annie Lennox la convierte (como casi todo lo que toca) en maravillosa.

I don't wanna wait in vain for your love; I don't wanna wait in vain for your love. From the very first time I rest my eyes on you, girl, My heart says follow t'rough.  But I know, now, that I'm way down on your line,  But the waitin' feel is fine:  So don't treat me like a puppet on a string,  'Cause I know I have to do my thing. 

Don't talk to me as if you think I'm dumb;  I wanna know when you're gonna come - soon.  I don't wanna wait in vain for your love; I don't wanna wait in vain for your love;  I don't wanna wait in vain for your love, 
'Cause if summer is here,  I'm still waiting there;  Winter is here,  And I'm still waiting there. 
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Like I said:  It's been three years since I'm knockin' on your door,  And I still can knock some more: Ooh girl, ooh girl, is it feasible?  I wanna know now, for I to knock some more.  Ya see, in life I know there's lots of grief,  But your love is my relief:  Tears in my eyes burn - tears in my eyes burn  While I'm waiting - while I'm waiting for my turn, See! 

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I don't wanna wait in vain for your love; 

8 de junio de 2013

El periodismo y la malnutrición infantil

Hace unos días se lanzaban desde determinados medios las acusaciones que decían que los catalanes, derrochando dinero para hacer embajadas, estaban dejando que 740 niños casi se murieran de hambre en sus escuelas.

De ahí se pasó a 2865 solamente en Barcelona. Otros subieron al 25% de los niños españoles. Los mismos  niños que tienen ese problemilla con el botellón.

Ayer la Cadena Ser se lanzó a hacer "El mapa de la malnutrición infantil en España" contraponiéndolo con los gin tonics subvencionados del congreso de los diputados donde manda el PP.

Más o menos se lanza la idea de que Urdangarín se pone ciego a marisco mientras los niños que deberían de ser nuestros científicos del futuro se mueren de hambre por las esquinas en el mismo instante en que sus padres van perdiendo sus puestos de trabajo. Se intenta dibujar un lugar enfermizo donde los banqueros se ríen de los pobres que se mueren de hambre y los famélicos niños catalanes piden pan en su idioma natal porque el poder opresor del estado español les quitó la sonrisa. Se lanza la piedra de que en este pais, con más hamburgueserías que fruterías y con Matutano en plena expansión, no hay para comer.

Y nadie es capaz de decir que existe una posibilidad de que la malnutrición sea un problema del primer mundo al que nos queremos parecer más que al tercero que algunos quieren describir.

Hay días en los que el periodismo, utilizando a niños, me produce vómitos. Será que estoy malnutrido.

7 de junio de 2013

Modas, vagos e indignación

Parece que está de moda lo vintage por mucho que los hombres de buena presencia y mediana edad no tengamos a nadie que nos de un codazo por la mañana, unos ánimos y nos recargue las pilas diciéndonos que todo va a salir bien. Parece que está de moda lo analógico para hacerle fotos y subirlas a twitter y parece que está de moda escandalizarse como un perro por todo lo que sucede y después no hacer nada.

Es lo mismo que escandalizarse porque EEUU nos espía a todos y seguir comunicándose a través de tecnologías americanas.

En el único dia de sol que me ha dado la semana nos juntamos a la mesa un idealista, un crítico y un contrincante (que soy yo). Hablamos de cómo todos aquellos que se creen grandes pensadores parece que tienen una opinion formada sobre las miserias y las carencias de la sociedad en la que estamos siendo removidos como jugos gástricos productivos. La opinion la tienen formada porque son muy cultos y porque el 94% de la población dice informarse a diario. Ven documentales y ven programas de "periodismo de investigación" que te deja el cuerpo con una mala leche que te corta el colacao. Reciben cifras y guardan datos: El tesorero se quedó 38 millones. Se llevaron 700 millones en Eres falsos. Un futbolista con pinta de Justin Bieber reggetonero ha costado 50 millones.

¿Y?

Y nada.

"Los programas indignan pero lanzan un mensaje encubierto"- decía el idealista- "el mensaje es que no puedes hacer nada".

Así que el contrincante intentó llegar un poco más allá: "¿No será que, en realidad, no interesa?". Es como si la función del periodista, casi como un político opositor, sea perpetuarse en su rol crítico. Es como esas relaciones en las que ella insiste en lo mal que estás haciendo las cosas pero nunca es capaz de decirte exactamente la manera humana de solucionarlo. Te dice que quiere sentirse bien y que quiere que todo sea "una relacion normal" como cuando un político pide vivir en "una democracia normalizada" pero no sabes si quiere ir a un chino, un italiano, no sabes si quiere un abrazo o follar contra la pared. Te señala, como hacía mi madre cuando la habitación estaba desordenada, los errores pero, al contrario que mamá, no te dice cual es el cajón de los calcetines. Muchos de los periodistas de investigación se encuentran más cómodos en el escándalo que alguna pareja en el borde del abismo de la ruptura.

Entonces el tercero en la mesa puso los pies en la tierra. "Si nos dijeran lo que soluciona las cosas, si desde la televisión o los medios se lanzara algún mensaje claro para solucionar los problemas la audiencia se hundiría". Ahí hizo una pausa- "porque somos una sociedad de vagos".

Tiene razón. Sabemos que las grandes compañías nos estafan, que los "marimars" son más caros que la informática del barrio y que los apple y los carrefour y los amazon pagan impuestos en paises lejanos que impiden que nuestros médicos mantengan sus servicios y nuestros profesores sus salarios. Sin embargo, después de escandalizarnos nos vamos a un centro comercial porque parece más cómodo. Sabemos que la verdura es sana y que nos da años de vida pero consumimos basura en bolsas llenas de aire ondulado. Nos mandamos mensajes y videos que hablan de la felicidad pero nos importa una mierda que el vecino esté en paro. Creemos en el amor y no sabemos ponerlo por encima del orgullo. Queremos que las personas de bien cobren salarios dignos pero montamos en ryanair donde el truco para que sea tan barato es que azotan a sus empleados y escupen en los depósitos de fueloil.

Así que, casi con el café, llegamos a la pregunta de si acaso no hay vuelta atrás. Probablemente sea una moda estar informado y una tara ser incapaces de movernos del sofa esperando que lo arregle otro. O que no lo arregle. Si las cosas siguen mal tendremos con lo que indignarnos en el próximo "salvados" donde un comunicador nos escandaliza y, quizá, nos pide que veamos los anuncios de las mismas compañías que critica.

Con el último anuncio de cocacola dan ganas de tener una vida sana, eso sí, consumiendo azucar que, como la organización mundial de la salud ha advertido en más de una ocasión, es tan adictivo como la heroína.

PD: Cuestionario:
¿Te enfanda que los bancos ganen tanto dinero? . ¿Pagas con tarjeta?
¿Te indigna la esclavitud infantil?. ¿Compras ropa barata?
¿Te gustan las mafias?. ¿Compras productos en alfombras?
¿Quieres un pais culto?. ¿Gastas en cultura?
¿Crees en la solidaridad?. ¿Apoyas a trabajadores de otras empresas con tus actos?
¿Estás a favor de la sanidad y la educacion publicas? . ¿Pagas todos tus impuestos?
¿Apuestas por tus vecinos?. ¿Compras en tu barrio?
¿Ves los documentales y los informativos?. ¿Haces algo?
¿Cómo se llama el último fichaje del barcelona?. ¿Y el último premio nobel?


4 de junio de 2013

Egoismo de andar por casa

He sido durante tantos años "el amigo informático" que creo poder decir lo que es el egoismo. Creo poder detectar, casi como si hubiera hecho un máster, todas esas ocasiones en las que alguien te llama y te pregunta qué tal estás para terminar en su casa quitando unos cuantos troyanos a cambio de unas palmaditas en la espalda y después, cuando has desgastado tu tiempo y tu esfuerzo de una forma gratuíta, hacen una pausa dramática para que te sientas incómodo y te vayas a tu cueva madriguera.

Supongo que es la misma sensación que puede tener una adolescente que se deja tocar las tetas más de un sábado por la tarde o a lo largo de los recreos, porque ya no conozco el timing de la juventud. Al fin y al cabo dicen que el sexo y la convivencia aumentan la fidelidad. Con el virus de la policía me han salido más amigos que nunca.

Está demostrado que cuanto mayor es la sociedad en la que nos movemos menor es nuestro grado de empatía. Si sufres un infarto en una población pequeña te ayudarán y en una gran urbe dejarán que te ahoges en la acera por no meterse en problemas. Por esa misma razón y teniendo en cuenta que las tecnologías lo que han hecho ha sido convertir nuestro mundo en algo más global es casi una obviedad afirmar que la solidaridad se ha convertirdo en una especie de moneda de cambio en una sociedad que he hecho como suyo el cambio de favores, siempre y cuando el balance final sea a favor.

Un antiguo amigo, quizá para reconfortarme diez minutos antes de dejar de llamar, me intentó demostrar que aquellas personas que están en tu vida van y vienen, como series de televisión que reponen, actualizan y se olvidan. Me intentó convencer que son ciclos, como en todo, y que esa idea que me persigue y que afirma que hay cinco (5) personas que no se van nunca es intrínsecamente falsa. Después le dije que teníamos que quedar otro dia. Me dijo que si. Nunca más se supo. Supongo que ya ha aprendido a quitarse sus virus. Supongo que ese es el motivo por el que no coge el teléfono.

En realidad son ciclos y eso es cierto. Hay personas que se acuerdan de ti porque no fuiste especialmente desagradable en la cama y hay personas que se acuerdan de ti porque pagabas las copas. Hay personas que se acuerdan de ti porque siempre estuviste disponible para escuchar y algunas porque saben que en tu persona van a encontrar aquello que necesitan en ese momento. No dudo que yo hago lo mismo. No dudo que esas búsquedas son irracionales.

El gran problema de la sociedad contemporánea, poseída por las tecnologías y la comunicación, por los medios y por los teclados en pantalla, es la soledad. Quizá es por una falta de toleracia a la frustración o un recelo absoluto al contrario, si es que incluímos como contrario a todos los demás. Supongo que por eso, en vez de perdonar, solidarizarnos y gastar un rato en preguntar gratuítamente qué tal estas esta mañana, el contacto entre humanos hipócritas suele tener escondido un objetivo personal ególatra e interesado que te deja cara de gilipollas cuando vuelves a casa después de actualizar un sistema operativo, defragmentar un disco duro, quitar unas cuantas toolbars y sentirte utilizado.

Estoy convencido que, aparte de afimar que va en aumento, puede hacerse extensivo a cualquier otra faceta de la naturaleza humana.