28 de enero de 2013

Las pajas de España. Las vigas extranjeras

Cuentan que Jose Maria Escrivá de Balaguer se jactaba, en alguna comida de la Obra, de que las mujeres que atendían sin dirigir palabra alguna a los comensales tenían titulación académica y que eso era una prueba de su fervor por aquello que realizó a base de los esfuerzos de los demás y una polémica canonización posterior.

El uno de los últimos artículos sobre la juventud española en el extranjero Bloomerg se jacta de la cantidad de españolitos con título que se dedican a sobrevivir sirviendo ensaladas en los McDonalds de Londres. Supongo que se los sirven a esas adolescentes británicas que, pecosas, orondas y entradas en carnes, se quedan preñadas a los 17 solicitando un piso a la vez que se van con sus niños a jugar a las máquinas tagaperras que abundan en la costa del Reino Unido. Supongo que también sirven hamburguesas a los borrachos indecentes que se van a Salou a tirarse por los balcones o que, en el caso de que el español en cuestión haya emigrado a EEUU, sirven patatas fritas a alguno que, dentro de un rato, sacará un kalasnikov en medio de una escuela y se liará a tiros con todo aquel que encuentre por su camino.

He de suponer también, por mucho que se diga lo contrario, que el español en cuestión se tendrá que pelear por alguno de esos trabajos de mierda que pagan 400€ al mes por tener las cifras del paro bajas en Alemania mientras los jubilados alemanes van comprando, poco a poco, la isla de Mallorca. O quizá , si alguno es más intrépido que Frank de la Jungla, el españolito en cuestión servirá bebidas azucaradas a algún Taiwanes de esos a los que no les importa que sus niñas sean el fruto prohibido de la pederastia mundial. Eso mientras en Taiwan se ríen de lo que suponen que estamos viviendo en España.

Hace unos meses el NY Times hacía un reportaje sobre la pobreza de España cuando miles de personas vagan por la basura de Nueva York buscando en los cubos alguna reminiscencia del milagro americano, ese que no se moviliza por la sanidad pública porque no la tiene.

A nosotros, incluso, nos gusta pensar que en Grecia están peor o que Portugal se va a ir a tomar viento porque eso nos hace pensar que aunque la cosa está mal, siempre podría estar peor (podría llover). Nos gusta, también,  adorar a sociedades como la Islandesa, que tiene el tamaño de Barakaldo y que , en este periodo de tiempo, se ha corrompido, se ha enajenado, ha dicho que no va a pagar a nadie que no sea islandés y ha eruptado un volcán bloqueando a toda Europa. También nos gusta pensar que podemos ser  Noruegos o Finlandeses, pero omitiendo que los dos paises son más pequeños que Madrid y hace un frío que pela.

Pero lo curioso es que más de uno, cuando nos tratan como si fueramos una banda de imbéciles, les da la razón. Más de uno, cuando nos dicen que somos unos vagos y unos ladrones, les da la razón como si  por el mero hecho de ser birtánico, frances, aleman, chino, japones o americano del norte, fueran mejores personas.

En el metro de Madrid hay rumanos con dos carreras que sobrevien tocando el violín. En la costa del sol habitan pederastas británicos con título universitario y buscados por la Interpol. Yo vendí hoy un par de cartuchos de tinta a un profesor canadiense jubilado que no cambiaría España por nada desde que vino a dar unas charlas en los años 90.

En el mundo actual las gentes emigran. Ayer alguien se fue a Dubai desde mi barrio para vivir la aventura de su vida. Más de un amigo se fue a Mali buscando su sueño y algún otro se marchó a Rusia, a UK o a donde les apetezca. Eso no quiere decir que seamos unos mierdas. Ni siquiera quiere decir que el flujo migratorio sea en una sola dirección y, por supuesto, no quiere decir que seamos ladrones, idiotas o una generación perdida. Hay árabes, negros, alemanes, británicos, franceses, americanos y chinos en tu mismo barrio. Unos tienen títulos y otros no. Y hay españoles sin título que mandan, por mérito propio, en empresas importantes de todo el mundo de la misma manera que hay finlandeses con dos máster que sirven pizzas en Alcorcón.

Estamos perdidos el dia en que creamos ciertas todas las infamias sobre nosotros y nuestra juventud, sobre lo que hemos logrado y lo que lograremos.  Estaremos perdidos, como un esclavo que cree que el blanco es mejor, el dia que creamos tantas mentiras que vienen de algunos que, como el dicho, tienen una viga en sus ojos.

Por mucho que España sea un pais de pajas, y no hablo de ningún reality, sino de lo mucho que solucionar. Como todos los países. De eso no se libra ninguno.

Si hay una generación perdida es una generación global.

3 comentarios:

  1. Muy buen post, lo comparto absolutamente todo.

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  2. Madre mía, qué cacao llevas en la cabeza. Supongo que serás presa de algún desajuste hormonal transitorio por la crisis.

    Hay académicos que tienen respuestas en torno a los estereotipos que planteas en el texto.

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  3. Menudo empacho de tópicos ¿no?. Pues ya que estamos, mal de muchos, consuelo de bobos

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