Supongo que cuando se puso a descarga la primera película en screener (que es cuando se ve fatal y se oye la tos del tipo de la fila de delante) más de uno pensó, no sin razón, que nadie en su sano juicio dejaría de disfrutar la excelencia técnica de un cine por ver en una pantalla de 15" un despliegue de desencuentros tecnológicos de tal calibre.
De la misma manera al notar la diferencia entre un mal mp3 y un disco perfectamente grabado más de un melómano no hubiera considerado, en su momento, que eso de reducir longitudes de onda menos audibles en favor de la compresión del audio no era un riesgo para la venta de sus discos (que incluían las letras, los créditos y un montón de fotos). Sin embargo en viernes descubri que la seccion de discos nacionales de alguna gran tienda es un desierto que posee a Vetusta morla como revelación, a Alejandro Sanz como gran novedad y ninguno de los artistas que he descubierto ultimamente.
Es curioso que todo eso haya sucedido después de decenios en los que los pequeños saltos tecnológicos eran la panacea de todos los "culturetas" que íbamos a por un amplificador nuevo o que corríamos de altavoz en altavoz para ver si era verdad eso del sonido envolvente 5.1. Ahora tienes, es cierto, una televisión 3d de 50 pulgadas en la que ves Divinity cuando vas de moderno, Tele5 si es que vienen los colegas con sus parejas e Intereconomía cuando estás en soledad (porque ya no dan porno y a mi ese canal me pone más tenso que Brianna Banks). Con un poco de suerte has conectado un cable HDMI de altísima definición desde el ordenador y te pones una película descargada en Avi.
Teníamos (y tenemos) el messenger y el skype pero nos enganchamos al whatsapp.
Tuvimos, supongo, a alguien que nos hacía pensar pero terminamos siendo mucho más colegas de quien se iba con nosotros a tomar cervezas o incluso pudimos tomarnos dos gin tonics de calidad en bares de moda pero elegimos hacer botellón sentados en el suelo.
La posibilidades siempre las hemos tenido ahí e incluso el desarrollo que ha ido teniendo la sociedad nos ha otorgado enormes posibilidades que hemos ido castigando por motivos dispares. Unas veces ha sido la vagancia, otras la supuesta economia. La mayoría de las veces ha sido por miedo. Miedo tuvimos cuando pudimos comprometernos y nos dejamos querer por alguien que no nos importaba o simplemente nos encerramos en casa. Miedo nos dió que nos vieran mal en la cam del ordenador y preferimos jugar con el double check para reducir la comunicación pero tener una irreal sensación de control de nuestras mentiras. Miedo tuvimos el día que quisimos un abrazo pero dimos sexo o cuando se nos subieron las hormonas pero nos depedimos con un abrazo y un pequeño beso porque no supimos decir con clase lo que teníamos dentro burbujeando.
Pudimos comprar mejor pero elegimos llevarnos por las publicidades e incluso cuando tuvimos un trabajo que nos gustaba lo cambiamos por otro de mayor salario pero menor satisfacción, supongo que para pagar la televisión que nunca hemos aprovechado o el todoterreno que nunca metimos por el monte y que ahora no podemos pagar porque nos quedamos en el paro.
El problema reside en que después, como si fuera un resultado lógico de obsolescencia cultural, dejan de hacer televisiones en 3d, cierran algunos bares y las películas parecen todas asquerosos screeners o copias infinitas de "aquí no hay quien viva". El resultado es que no aprendiste a dar caricias ni a pedir sexo sin ser soez. Lo que sucede es que los artistas ya no hacen cuadernillos con las letras de las canciones y que cambiaron aquella bonita costumbre den el darte un bocadillito de jamón en los vuelos de menos de una hora de avión por intentar venderte un boleto de lotería.
Y que ya no hay nadie para charlar con tranquilidad en el messenger mientras suena, dando literalmente por saco, el sonidito del whatsapp mientras el facebook se va llenando de soplapolleces.
A veces no tenemos lo que podemos sino lo que elegimos.
Independientemente de que sean elecciones equivocadas.
A veces no tenemos lo que podemos sino lo que elegimos.
Independientemente de que sean elecciones equivocadas.
estoy de acuerdo ,pero a veces tampoco es lo que elegimos ,por que lo que hemos elegido ,simplemente no es para uno mismo.
ResponderEliminarsabemos si lo que hemos elegido es lo mejor? no ¿sabemos si era lo adecuado? no
ResponderEliminarsabemos que es lo que tenemos y a veces no hay elección.