7 de diciembre de 2011

La poda del tercer sector.

Vamos a ser hipócritas. Se suele definir al Estado como El Primer Sector, a la empresa como El Segundo Sector y a todas esas organizaciones que se vienen a preocupar de los despojos que nuestra propia sociedad genera, el Tercer Sector. Se le suele definir como el conjunto de asociaciones civiles, fundaciones, mutuales, cooperativas, clubes de barrio, sociedades de fomento, cámaras empresariales, colegios profesionales, comedores sociales y organizaciones religiosas que se vienen a ocupar de parados, pobres, enfermos, desafortunados, putas, yonkis, despapelados y malavenidos.

Hasta hace unos años el tercer sector venía a ser donde las acaudaladas mujeres ociosas de señores ricos gastaban su tiempo y limpiaban sus conciencias. Ponían la pegatina de la cruz roja en la solapa de los transeuntes y se colocaban detras de la barra de un comedor social para llenar de potaje las bandejas de los usuarios del servicio. Más tarde y, todo hay que admitirlo, gracias a la labor que la parte de la Iglesia que hace de Iglesia realiza, se generaron lugares donde poder dormir si no tenías techo y donde poder poner en orden tu vida cuando ya estaba aceptablemente desordenada. Luego llegaron las obras sociales de las cajas y se dio educación a quien la quería recibir e incluso se enseñaron las pautas básicas de comportamiento a quienes venían a ayudarnos en nuestro prometedor futuro como Estado. Ahí estaban, en el lugar al que no llegaban las señoras con dinero que seguían con las pegatinas en las solapas de las camisas, una buena cantidad de jóvenes voluntarios que movidos por su conciencia social echaban una mano donde podía darse el caso y donde las monjas no llegaban. Pero el trabajo seguía subiendo, porque este sector sigue siendo un sector en expansión.

Así que, como la Iglesia huele a macropoder incontrolable, aparecieron las ONG. Hemos tenido ONG de todas las formas y colores, de todos los propósitos y todas las ideas posibles, casi siempre sin fronteras. Médicos, Payasos, Ingenieros, Jubilados sin fronteras. Asociación de ayuda al hombre de color, al Boliviano, al separado sin custodia, a la mujer maltratada, a los animales de compañía abandonados, al niño maltratado, al idioma Romaní e incluso creo que alguna asociación sin ánimo de lucro vigila la buena realización de las tortillas de patata en todos y cada uno de los bares que visitamos los domingos.

Y, probablemente, todas tengan cierta razón de ser porque se defienden de la imparable estandarización social a la que nos vemos avocados. Es seguro , también, que una persona que destina su tiempo de manera exclusiva a esta labor habrá de ser pagada por ello como un trabajador más.

Sin embargo las cajas, obligadas por orden ministerial a tener cierta labor social, ya aprendieron que es la parte de su negocio que flaquea, y van eliminando recursos o convirtiéndose en bancos. Los gobiernos, apoyos económicos de la mayoría de ellas, las van reduciendo su asignación como quien reduce la paga a sus hijos no productivos y los particulares, que gustamos de decir que queremos ayudar pero nos quedamos nuestro dinero en las cuentas naranjas, no damos ni un duro a no ser que veamos cierta compensación económica en ello. Por mucho que estemos de acuerdo en la necesaria labor social de nuestra injusta sociedad nadie ayuda por una motivación moral, mis egoístas lectores. Es más, se han descubierto grandes agujeros y profundos negocios al abrigo de la compasión humana.

Mi psicólogo, paradigma inoperante de la autoayuda, cobra 70€ por que yo busque mis soluciones dentro de mi mismo (ante lo cual le he dicho que si es así debarán ser 35 para cada uno). El cliente que me pidió pagar aquello más tarde y nunca lo hizo me dice que no tiene cuando lo encuentro en un bar tomando vino y muchos de los mal pagados trabajadores del tercer sector saben positivamente que la utopía de la reinserción de los usuarios de sus servicios es imposible.

Tenemos una sociedad llena de restos y de inoperancias. El tercer sector es absolutamente necesario, pero tambien es cierto que, como si fueran pequeñas empresas privadas, tienen que tener resultados tangibles. Quizá es el momento de ayudar exclusivamente a las organizaciones que se dedican a hacer cosas importantes y abandonar en el ostracismo del olvido a todas aquellas que surgieron al amparo del dinero infinito del Estado, pagado con los impuestos de los trabajadores y las empresas, para hacer el canelo sin preocuparse de poner los resultados encima de la mesa como si las buenas intenciones fueran la excusa para seguir cobrando.

Comer, trabajar, vivir, ayudar a quien puede salir adelante y a morir dignamente al que se lo ha ganado. El resto de las cosas a las que ayudamos con dinero público empiezan a parecer bajas de trabajadores falsas firmadas por médicos incompetentes que se llevan por delante a más de una persona que necesita la ayuda que se gastó en, quizá, clases de lengua romaní que no habla nadie o en carísimas jornadas de muestra de folclore peruano que no visitaste jamás mientras a tu vecina del tercero su nevera le hace eco porque no tiene qué comer.

Yo soy parecido a mi madre en estas cosas: si necesitas algo me voy contigo a un bar y te compro un bocata. Verte comer es el resultado. Dar dinero a una guapa secretaria en una lujosa oficina puede que te calme la moral, pero necesito una prueba del resultado. No me vale con una banderita de la Cruz Roja.

3 comentarios:

  1. Me gustan lo blogs que te hacen pensar. Muy buena pinta. Echa, si te apetece, un vistazo al mío.

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  2. En cuanto a la proliferación de ONGs, siempre he echado de menos a la de "Aduaneros Sin Fronteras".

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  3. Esta bien como comentario desinformado o como buena prueba de cinismo.. un mal social que convierte en mueca jocosa una desesperanza de pozo oscuro.... en todo caso prefiero leerlo como voz con ganas de escucharse, agilidad de verbo sin otro recorrido que "sonar" más allá de tratar de "decir"... una voz ingeniosa, versando en juegos inteligentes de retorica, frases demasiado comunes y en mi opinión fieramente duras para con los otros muchos prójimos.. aparecen caricaturizados...demasiado lejanos para comprender nada de lo que son hacen o pretenden.. acercarse a los temas es mucho mas dificíl que jugar a los tópicos, aunque estos se vistan de ingenio..

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