25 de junio de 2024

Los protestones

Ya no es nuevo ni nos sorprende, pero de vez en cuando hay que reflexionar sobre algunos desparpajos modernos.


Básicamente, y para el que no tenga paciencia para el minuto que dura, una mujer que decidió tener un hijo con su pareja resulta que se queda sin pareja y decide que, dado que fue producto de una donación de esperma, el donante debería de pagar la manutención del hijo porque ella no está en disposición de trabajar. Y ya está. Obviamente si el devenir del amor hubiese sido diferente y el donante quisiera hacerse cargo de su hijo biológico en contra del deseo de esta buena mujer, le estarían acusando de intento de robo de niños. Sabemos con certeza contemporánea que las reivindicaciones son discursos victimistas con tono de drama apocaliptico en los que se deduce que lo que digo yo debe ser subvencionado y todos los demás son intransigentes a los que hay que aplicar la fuerza de la ley.

El problema reside en que llega a la edad adulta un grupo de personas que se creen sus propias cositas. Yo que sé, los microracismos de preguntar a un negro si es verdad que es de Albacete o de Vox. ( Que puede serlo, pero estadísticamente no es lo más habitual). Pasa lo mismo con el cartel del orgullo de Madrid. No sé si alguna vez habrás estado en una fiesta del orgullo. Normalmente, y lo digo también de manera estadística, un grupo de locazas entaconadas se suben en carrozas acompañadas de musica pop adoptada como himno, hacen ostentación de su legítima sexualidad y se toman unas copas por las noches intentando ligar todo lo que puedan. Así que han hecho un cartel con copas, tacones y preservativos. Como el ayuntamiento no es del partido que debe ser ( aunque sí del que han votado los madrileños) han  montado en cólera porque "se les estigmatiza". Todos sabemos que la celebración del orgullo consiste en una reunión de todos aquellos que aman a Laura reciclando envases antes de ir a misa, claro.

Soy de los que opinan, no sin polémica aunque con ningún problema porque haya quien opine lo contrario, que los actos de exaltación de la sexualidad propia son igual de anacrónicos que un grupo de obreros de la construcción en camiseta escupiendo al suelo y siendo soeces con muchachas en flor que paseen cerca de la obra.


Y aunque personalmente me la pela, cuando hay que quejarse, algunos lo hacen siempre. Incluso cuando les ponen un espejo delante. No son los gays, las lesbianas o los adoradores de Satán. Es toda una clase social. La clase social de los protestones.

De todos es conocido que la mejor manera de conseguir algo en una sociedad occidental es indignarse muy fuerte, aunque ni siquiera se sepa lo que se quiere.

El resultado final ante tanta soplapollez es que cuando alguien tenga, realmente, un problema, no sabremos diferenciarlo y se quedará hundido bajo kilos de impostura. Por otra parte nos hemos acostumbrado a determinados discursos y , como las drogas, cada vez hace falta una dosis más fuerte. En las ultimas semanas hemos considerado normal que bajo el paraguas de la igualdad se elimine el porcentaje de hombres o que los eventos solo para mujeres sean buenos para que seamos todos iguales. Hemos vivido con indignación extrema que unos militares de Israel lleven a un palestino en el capó del coche pero se nos ha olvidado que llevaron a una alemana violada medio muerta como trofeo el 8 de octubre, los otros. Volvemos a las polémicas por los dictadores muertos y estamos a veinte segundos de hablar de explotación calórica porque llega el verano y, oh casualidad, hará calor.

Pero no pasa nada porque hay Eurocopa y seguramente nos pitarán un penalty injusto por la conspiración que existe contra nosotros. Bueno, excepto si es a favor aunque haya piscinazo.

Un okupa llamó a la policía enfadado porque le habian okupado el piso. Un tipo que me robó me dijo  la semana pasada, al localizarlo, que lo que no va a hacer es robar para pagarme porque yo sería cómplice de un delito.

Será cosa de los vientos modernos.

7 comentarios:

  1. Hay que protestar aunque ello suponga en muchas ocasiones un absurdo. Hay que protestar porque si no se hace, nadie va a reparar ni en tus necesidades ni tu reconocimiento como individuo que no se ajusta a lo establecido.
    Protestar es una obligación para que algunas situaciones cambien.
    Ser parte de una mayoría es lo fácil.

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  2. Ahora también,
    sacándolo todo
    de quicio con
    el letrero de
    las narices ,
    que es el
    orgullo gay,
    si no , una
    variedad de
    carnaval,
    lo tendrían
    que quitar
    un año , y
    que se les
    quite la
    tontería a
    ellos .

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  3. A ver:
    Que una cosa es protestar (ante una situación injusta y pidiendo un cambio que beneficie a todos) y otra hacerse la víctima (que es pedir beneficios para uno mismo y, si acaso, para los que son como yo).

    Adivina cuál es la que está bien y la que está mal.

    Gracias

    PD - tenía curiosidad para saber cómo contabas el robo.

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  4. La definición de justicia está clara. Su percepción es subjetiva.
    Lo que fue justo o ajustado a derecho hace X no tiene porqué serlo hoy
    De ahí surge la protesta. La protesta mueve al cambio y las redefiniciones de lo que es justo o injusto.
    Efectivamente estoy de acuerdo en que hay una enfermedad hoy en día porque cualquier imbécil tiene un altavoz en RRSS.

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  5. Para el anonimo
    que escribió
    despues de mi,
    si me respondiste
    a mi, te equivocas,
    me importa una
    mierda el letrero,
    lo que ya me parece
    cansino, es esta
    piel de vidrio,
    que tienen muchos
    en España, alentados
    por este gobierno
    progre ,que llama
    ultraderecha a
    vox, y tiene de
    socios a su marca
    blanca en Euskadi,
    que es el pnv,
    alentados por
    emisoras de
    radio como
    la ser, que
    se tendria
    que llamar
    Onda moncloa,
    o Moncloa radio,

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    Respuestas
    1. A mí lo que me aburre es oír a asalariados quejándose ampliamente de este gobierno de izquierdas.
      Enumerar por favor todos los beneficios que la derecha en el gobierno central ha traído a la clase obrera.
      Y sí, contundentemente llamo ultraderecha a vox, qué es un partido que aparte de despotricar contra el desmadre de la inmigración descontrolada y acusar de sandeces a sus rivales políticos no tiene programa alternativo alguno.
      Yo me declaro recogenueces.
      Alguien con café?
      Yo traigo pastas.

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