2 de junio de 2024

Argentina, El Salvador, la economía y el catenaccio.


Hace años alguien descubrió que, casi en cualquier deporte, gana el que mete más puntos pero también el que consigue que no le metan ninguno. Los italianos, que para soluciones determinantes tienen un gen dedicado, inventaron el  catenaccio  y ello nos llevó a aburridísimos partidos de futbol donde ganaban ellos , excepto si jugaban contra alemanes. También pasó en baloncesto (obviamente sin alemanes pero con el Maccabi y los yugoslavos) , lo cual me lleva a las defensas salvajes de Dino Meneghin que siempre recuerda como , con 31 años, se enfrentó a un joven de 19 llamado Fernando Martin. Eso es otra historia.

El caso es que en una sociedad en la que el resultado prima sobre los métodos utilizados para ello ( siempre y cuando se actúe dentro de las normas) aquello era una posibilidad de ganar y ya sabemos bastante bien que el triunfo, desafortunadamente, no siempre va de la mano de la ejecución más precisa, la más estética o la más elegante.

Muy por encima del deporte y como juego máximo creado por los humanos está la economía. 

De todas formas, tal y como sucede con los ganadores históricos en ciertos deportes, también hay potencias variables en los ciclos económicos. Fenicios, vikingos, persas, los europeos,  americanos del norte, quizá los chinos... todo son fases del juego y en cada una de ellas se pone de moda una forma de jugar: La invasión, el capitalismo, las regulaciones legales, el terror o la ciencia como elemento colonizador.  Cada época ha tenido su forma de jugar y grandes ganadores y perdedores. Los romanos te hacían un acueducto y unas cuantas calzadas para poderte cobrar más tributos y los alemanes generaban unas deudas a Grecia que se cobraban poniendo sus empresas de gratis, con mano de obra barata, hace 10 años. Los americanos echaron una mano en la  segunda guerra mundial a cambio de vendernos sus cositas durante más de 50 años. Cada uno ha usado las variables de su época para ir ganando fases de ese juego. A nosotros nos tocó traernos cositas de América como quien hace dropshipping desde su cuarto.

Una cosa es cierta: las fases cada vez parecen más cortas. Los imperios no duran siglos. A veces ni siquiera décadas. Y como buenos humanos que viven con un ojo en el pasado y otro en el futuro, sin mirar al presente, sabemos que el cambio está a la vuelta de la esquina. Casi como un deportista que entrena, nos preparamos para la próxima competición.

Comparto la idea que se basa en que al final, fruto de la tecnología y de los competidores, del patrón dolar muere. Los chinos (y los rusos), que saben de esto, han ido acumulando materias primas (básicamente oro) desde hace tiempo porque hasta que nos pongamos de acuerdo con el próximo patrón, pasaremos por ahí. El terremoto mundial que fue la pandemia, si algo nos hizo ver fue el poder infravalorado que tienen las cosas que eres capaz de tocar, comer o transformar. En una sociedad sobre tecnológica se nos había olvidado el poder de nuestra tierra y que todo deriva de ella. Para un bitcoin hace falta un ordenador y para un ordenador silicio y para tener silicio hace falta alguien que lo extraiga de algún sitio. Ese sitio, por cuestiones lógicas, será Africa y ahí hay dos maneras de llegar: los chinos les hacen las carreteras a pagar en cómodos plazos ( al estilo romano) y los rusos les echan una mano para dar golpes de estado y arrasar un poquito ( al estilo Persa). El resto del mundo está muy ocupado mirándose el ombligo (basicamente europa) o tienen demasiados problemas como para meterse en los de los demás. Esos últimos son las ligas menores y es ahí, como en los campos de futbol de Brasil o de los barrios de Buenos Aires, donde aparecen curiosas y nuevas formas de jugar. Al fin y al cabo cuando uno no tiene nada que perder, la innovación o el atrevimiento loco es el camino.

Nayib Bukele, salvadoreño de origen palestino ( que ya determinó a Hamás como bestias salvajes) , llegó a un pais arrasado por la violencia y, ayudado por su conocimiento publicitario, sin que pareciera un dictador del siglo pasado, ha sido reconocido como alguien que ha reducido esa violencia en un tiempo record utilizando unos medios discutibles pero eficientes. Eligió el bitcoin como moneda nacional ( mala idea) y adoptó como suyas políticas liberales en lo económico que han llevado a este pequeñito pais a mejorar su posicion en el tablero mundial. Quizá pasar de 140 homicidios por cada 100mil habitantes a 2.4, ayuda, Parece que el pueblo, por ahora, le respalda y le tolera muchas de las cosas que hace porque va ganando partidos.

Otro al que el pueblo le ha elegido como entrenador es a Milei. Ya no es un pais pequeñito. Aunque considero personalmente que es un payaso hace años ya, cuando no era más que un señor que gritaba en las tertulias, captó mi atención. Aquí teníamos a Pablemos y allí al Pelanas. Este tipo está firmemente convencido que Argentina es un gran pais y que, como un club de gran cantera hundido en tercera división, la forma de hacerlo volver a primera es gestionarlo bien. El principal diagnóstico de Argentina, como era la violencia en El Salvador, reside en la inmensidad del estado. Una sociedad dependiente del estado lo único que consigue es perpetuar al propio estado. Los votantes volverán a votar a los mismos porque son quienes les proporcionan trabajos, dinero o mera subsistencia. Sin embargo cuando las empresas son estatales y carecen de comperencia o incentivo para realizar mejor su labor, no tiene pinta que lo harán especialmente bien. Así que la línea de actuación principal es adelgazar el estado al máximo y aprender que hay que trabajar y trabajar bien para salir adelante. Quitamos el ministerio de fomento y buscamos quien nos haga las mejores carreteras. El estado pasa a ser la grasa necesaria para que funcionen los engranajes de la economía. De la misma forma que en El Salvador aparecía el gobierno para meter a tu hijo pandillero en la cárcel, en Argentina tienes que ir a buscar trabajo porque se te acabó el chollo de ser funcionario.

Ahora ya, si eso, desde la visión occidental del estado del bienestar y como apelativo global puedes llamar fascista a estos dos sin saber definir exactamente qué es el fascismo, por supuesto. El problema es que, por ahora y como los italianos con su futbol de mierda, están ganando partiditos. Al menos en la liga de la economía.

El problema, obviamente, es qué sucede si les va bien. De la misma forma que vivimos en Europa el ansia de que el Reino Unido se vaya un poco al guano sin nosotros, miramos de reojo a éstos por si resulta que hayan acertado en algo. En un pais, como es España, donde más de la mitad de los jóvenes suspiran por ser funcionarios y los políticos, sobre todo los del gobierno, se aburren de prometernos pagas a realizar con nuestro propio dinero y a base de endeudarnos más ( porque eso será un problema del que venga después), me pregunto si no vamos de cabeza a una situación en la que el único destino sea convertirnos en Argentina. Zelenski era un actor de comedia cuando llegó al poder en Ucrania. No es tan diferente de un payaso ( y dadas las circunstancias no lo hace nada mal). La diferencia es que nuestros políticos actuales son payasos y comediantes, pero te intentan convencer que no lo son y, por supuesto, que quien no juega como ellos dicen es el enemigo diabólico del deporte.

Nunca me gustó el balompié italiano de aquella época pero ha ganado cuatro mundiales.

(Deneuve hizo  un disco delicioso que se titulaba "El codazo de Tassotti")


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