23 de febrero de 2024

Realidades inteligentes no tan virtuales.

Hace ya unos años, y experimentando con lo que ahora es la inteligencia artificial, Microsoft desarrolló a Tay, que era una máquina que se comunicaba con los usuarios y aprendía de ellos para procurar generar un comportamiento autónomo. 16 horas después de su puesta en funcionamiento público lo tuvieron que retirar porque se había convertido en un generador de chistes racistas y se jactaba prácticamente de toda la mierda que engullía en Internet. 

Un tiempo después IBM quiso desarrollar un sistema de reconocimiento facial con el fin de detectar delitos pero lo tuvo que detener porque le salía que, al menos con los datos de los que se nutría, existen muchos delincuentes negros y eso es políticamente incorrecto.

La semana pasada Google presentó un IA generativa que, para que no le sucediese lo que a Microsoft o a IBM, incorporaba un sesgo inclusivo en su interior y los resultados tienen mucha gracia porque si pides que te dibuje soldados alemanes en las trincheras de la primera guerra mundial, es bastante probable que te salga una negra gorda lesbiana con tatuajes , vegana, y con un casco alemán. 


Mi impresión personal es que tanto Microsoft como IBM hicieron bien su trabajo aunque luego se asustaran de lo miserable e infame que es el mundo en el que vivimos. Lo de Google, casi al estilo de la Ana Bolena negra de HBO, es sencillamente ridículo. Intentar calmar la furia de lo políticamente correcto del siglo XXI es un acto de ridiculez que a veces resulta cómico. Y no pasa absolutamente nada por hacer una película futurista en donde vayamos por la calle con el rabo fuera o seamos todos insectívoros pero si haces un biopic realista de Gandhi, no le puedes hacer Arapahoe, de casi dos metros, ciclado como un loco del gym, que pida las plumas por Amazon y que solamente coma muslos de pollo de gallinas felices mientras baila canciones de Abba con un grupo de Cherokees eurofans transexuales antisemitas.

Así que cuando la inteligencia artificial observa el mundo real se asusta o se lo inventa.

Cuando, en 1988, fantaseaba con Linda Evangelista, Susana Hoffs, Dolores O Ryordan o Sharlene Spiteri, nunca me las imaginé tirándose pedos en la cama. Por supuesto que se los tiraban pero a mi no me gustaba aceptarlo. Viene a ser lo mismo que poner cara de asco cuando te aseguran que tus padres tuvieron sexo y que, además, fue salvaje y satisfactorio.

Existe una necesidad, que no entiendo de donde sale, de edulcorar la historia y la realidad para hacerla más amable con lo que nos gustaría que fuera. En la edad media lanzaban los excrementos por la ventana y también lo hacía Sisi Emperatriz. Las pelucas aquellas blancas tapaban calvas y piojos. En mi colegio solo habia un alumno asiático y actualmente, al menos en mi barrio, somos de mayoría caucásica. Si le pido a Google que me genere una persona real de mi barrio deberá ser, al menos hoy, caucásica, con humor clasista y si ve de lejos a un moro cree que le va a robar. Luego, como siempre, se jactará de lo inclusivo que es, si sale a colación en la conversación con sus amistades, y dirá que no tiene ningún problema con los homosexuales. Pero, si tuviera que elegir, no le gustaría que su hijo fuera una locaza sino que prefiere que se haga registrador de la propiedad.

Quizá antes de enfrentarnos a la realidad que nos dibuje la inteligencia artificial al observarnos tenemos que aceptar primero lo que somos. Y lo que fuimos. Ya veremos en qué nos convertimos.

3 comentarios:

  1. Qué interés tiene desarrollar la inteligencia artificial en una época que desprecia la humana?

    ResponderEliminar
  2. te hace parecer más listo de lo que eres... como los que buscan en la wikipedia en el water del bar para salir siendo los más estupendos del grupo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y llegan con una respuesta ingeniosa cuando el grupo ya ha cambiado de tema.
      Me suena, sí 😂😂

      Eliminar