4 de noviembre de 2021

Josué y Erlantz

 ( os tengo abandonados, pero os puedo dejar pildorillas del libro nuevo)


Erlantz tiene más de un dedo roto. Es duro. Estar convencido de algo y haber visto demasiadas películas americanas le da cierta capacidad de aguante. En un momento, algo cansados de no avanzar, le tumban sobre una mesa, inmovilizándole de manos y pies. Un tipo se acerca con una especie de regadera sin alcachofa. Le tapan la cara con un paño y empiezan a verter agua sobre su cara, tapándole la nariz y la boca con ella. No se ahoga pero sufre la misma sensación que se tiene justo antes de desfallecer bajo el océano. -Esto me lo enseñaron los tipos de Guantánamo- le decía mientras volvía a llenar el agua.

Josué, que así se llama el tipo que sabe de Guantánamo lo que vió en tres videos de Internet, es pulcro y obediente. Nadie le obligó jamás a ser la persona en la que se ha convertido. Tortura a alguien como si parte unos troncos para la leña o te ayuda a subir un sofá a un cuarto piso. Es, casi en la definición del término, una bestia. Le gusta ser así. Se siente importante y en realidad es un arma con camiseta. Nació, casualmente, al sur de Madrid. Podría haber nacido en Kabul o en Medellin pero tuvo a bien hacerlo allí. Nunca fue un niño brillante, al contrario. Disciplinado, limpio, ordenado, educado pero brillante no. Y los niños, entre ellos, siempre son crueles. Así que le tocó ser al que pegaban en el colegio, al menos los primeros años. No porque tuviera gafas o fuera gordo, porque no lo era. Solamente porque era algo más lento que los demás y porque a alguien hay que pegar. Claro que, como sucede con los chicos, a eso de los diez o doce años empezó a hacer deporte y eso le resultaba fácil. Repetir ejercicios de manera cíclica no era lo mismo que hacer quebrados. Eso hacía. Con ello sintió que algo le salía bien y, además, ganó una importante masa muscular. Casualmente el resto de los niños, que son crueles pero cobardes, dejaron de pegarle porque ahora podía defenderse. Y aquellos que se divertían con su sufrimiento le invitaban a abusar del nuevo niño objetivo. Así que se sentía importante y, exactamente igual que con el deporte repetitivo, aprendió a sobrevivir ejecutando órdenes sencillas. En realidad daba igual pegar a un niño de quince años, enfrentarse en una estación de metro con una banda de sudamericanos o coger a su mujer y los niños para mudarse a Bilbao gracias a un trabajo en seguridad que le consiguieron. Claro que cuando Eta en el 2011 anuncia el cese de la violencia armada se queda sin trabajo y va dando tumbos entre puertas de discotecas, campos de futbol y conciertos. Ahora ha vuelto a sentirse algo parecido a importante y su mujer ha visto en sus ojos el brillo de que todo volverá a ser como antes: viéndole codearse con las personalidades, de traje e imponente en la televisión. Ganando una buena cantidad de dinero. Cambiar de coche. Eso les vendría bastante bien.

-Josué- suena desde un lado.

Se acerca y le susurra algo al oído. Él vuelve a Erlantz y le quita el paño. Comprueba las bridas que le sujetan y dice “tú no te vayas”. 

Al cabo de un rato reaparece. “Todo solucionado”- le dice sin pudor a su compañero- “A Gloria se le ha parado el coche llevando a la niña al colegio”. “Joder”- dice para sus adentros pero se le oye- “Tengo que cambiar de coche”.

-Bueno- y le mira a Erlantz- Siento el retraso. ¿Por dónde íbamos?

Josué sabe que los trabajos jamás se dejan a medias. Lo que no sabe ninguno de los dos es que si hubiesen nacido en lugares diferentes se iban a encontrar en la misma situación pero con los papeles cambiados.

-Por tu puta madre- responde Erlantz con las fuerzas que ha ganado en los anuncios de la película de su tortura. Al borde de las bridas, su reflejo, agarra el cuello, tensa el codo, le mira con la misma compasión de Amon Goeth, históricamente reconocido como “el carnicero de Cracovia”, y le parte la rodilla de un golpe seco.

Los Beatles tenían a los Rolling. Los Eagles a Lynrynd Skynryd. Blur a Oasis. Nirvana a Pearl Jam. Beyonce a Lady Gaga. Platero a Extremoduro. La Pantoja a la Jurado. Kortatu a los Nikis y los Lehendakaris Muertos. Josué a Erlantz.

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