He estado revisando, como todos los años, las entradas de este blog. Reconozco que no son muchas pero vosotros, los que me leéis, ya no sois los miles de cada día sino una banda de degenerados locos que se aferran a refugios absurdos como puede resultar mi vomitorio.
No voy a dejar escapar de entre los momentos del año el hecho de haber publicado mi segundo libro que es, y lo siento por el primero, mucho mejor. Es una radiografía del egoísmo humano en las relaciones modernas, en la mercadotecnia y en el valor de la vida. Toma ya.Curiosamente una de las cosas que nos deja el año es algo parecido a lo que quise escribir, aunque algunos se quedan sólo con la mamada interruptus de la página 39. Nos hemos descubierto como egoístas, como vendedores sin escrúpulos con discurso moral y hemos dado un valor a la vida que quizá, solo quizá, tampoco es tan importante.
Siempre pensé que a nosotros nos parecía muy loco que alguien se pusiera un cinturón bomba y se hiciera explotar en un mercado de infieles pero es porque creímos que la concepción de la vida que tenemos es la misma en la cabeza del terrorista suicida que, con la vida de mierda que probablemente tiene, prefiere lo que le espera en el más allá. Con y sin cien vírgenes para él. ( que no entiendo la manía que tienen algunos con las vírgenes cuando entrenadas son mucho más divertidas)Por otra parte hemos descubierto cómo nos venden cosas que ni nos hacen falta ni son a nuestro favor. Nos venden, por ejemplo, que cerrar nuestro bar y quedarnos sin ingresos está muy bien porque así seremos mejores personas. Mientras tanto, quien nos vende ese discurso, se sube el sueldo público. Nos venden, y voy a ser honestamente hostil, que van a castigar a los ricos y hemos descubierto que si somos autónomos ( que se nos sube la cuota en plena pandemia) o si cambiamos de coche (que a partir de mañana son una media de 700€ más de matriculación) o si tomamos un refresco, o si tenemos un par de empleados, o si trabajamos para vivir, entonces es que los ricos éramos nosotros. Se nos venden discursos pero se nos sodomiza, eso sí, diciéndonos que nos quieren. Dime que eso no es de comercial de tercera división o tercera vicepresidencia. O segunda, que ya ha ascendido. O primera. O desde el banquillo de la oposición. Ha sido un año de trampas. España se ha convertido en un lugar de extremos.
Y, lo que me resulta más claro: somos una banda de egoístas de mierda. Alguien me dijo que tenía muchas ganas de verme y le duró hasta el martes que apareció uno con un máster ( o varita mágica, no sé. Varita, seguro. "Ha sucedido así"- me dijo. Yo pensé, entonces, que cambiaba más rápido de parecer que un presidente del gobierno).
Si algo ha sacado todo esto, en donde a algunos les gusta pensar que están viviendo en una serie de televisión de demasiados capítulos, es que exigimos de los demás lo que no damos. Nos queremos creer el protagonista bondadoso atacado por las fuerzas del mal encarnadas en los demás: En los negacionistas, en Trump, en el fascismo que solo es de derechas, en la Eta, en la industria cárnica o en los fabricantes de incienso para quemar en tu casa mística. Da igual. Vivir en un extremo está de moda porque nos permite ser víctimas. Y a las víctimas, me da lo mismo que sean del imperialismo progre o del capitalismo que mueve a los políticos como títeres, hay que darles lo que piden sin preguntar el por qué lo piden. Creo que lo escribí con ganas aqui.
Así que así acabamos el año: hipócritas, en una guerra contra todo y procurando haber elegido el arquetipo correcto de comportamiento.
Y no hemos descubierto lo que es verdaderamente importante porque hemos jugado a un juego que yo propuse hace muchos años: imagina un mundo en el que no existe lo que a ti no te gusta o no te interesa. Por ejemplo, en mi mundo no hay espárragos. Así que el mundo que estamos dejando, piénsalo bien, asesina al comercio de la equina que da trabajo a tu vecino. No hay conciertos ni se compran los libros que deberíamos ( ¿ te he dicho que he escrito un libro?). Los bares están cerrados. Las calles son desiertos a partir de las ocho de la tarde. No puedes conocer gente nueva que te aporte puntos de vista diferentes. No debes bailar. Nadie sabe, en realidad, si sonríes al verle.
Quizá nos hemos equivocado al elegir. Y elegir, me lo dijo quien me hizo daño al irse jurando que la había echado, es renunciar.
Lo único que ha salido más fuerte es el sesgo cognitivo que no es más que buscar pruebas de eso que ya creíamos para ratificar nuestras razones. Y en eso internet es maravilloso porque si crees que existe una china con tres tetas, la buscas y hasta sale una foto. Pero eso no quiere decir que exista.
Así que es un año de egoismo, vendedores falsarios y exageración del valor de la vida. Sé que no estareis de acuerdo con esto último pero yo no creo que vivir sea respirar cada mañana sin poder hablar, reir, amar o aprender. Eso sí, cotizando como un perro.
Nos vemos en el 2021 que podría ser peor, podría llover.
Pd: ya he empezado el libro nuevo. Es de humor. Y de terroristas. Y de contraterroristas que son terroristas. Vamos, que va de intentar demostrar que los extremos son demasiado parecidos. Que si cambias tus argumentos de lado y te parecen una mierda quizá es que son una mierda. Que Podemos, Bildu y Vox se parecen demasiado. Cada uno vive en su serie televisiva pero ninguno en el mundo real. ¿ Para qué? Si les va de puta madre así.
Pero que demasiado
ResponderEliminarse parecen , yo
los seguiré
ignorando , el
problema es que
aunque no les
des
tu voto, ellos
seguirán dando
por saco, con
respecto a las
viñetas, si es
que vale mas
una imagen que
decir de todo,
incluidas
injundias de
toda clase ,
imagen , que
tengas/tengamos
todos un mejor año,
al menos, que este,
un saludo.