Desconfío de los buenos deseos pero, como a quien no le gustan las verduras aunque debe de comerlas, a veces mi organismo los necesita.
Esos deseos no deben de quedarse escondidos en los momentos significados: la navidad, los entierros, el día que te invitan a una boda o las fiestas de cumpleaños.
Acumulamos fechas. Todos los días son la efeméride de algo. En 1990, tal día como hoy se ejecutó la matanza de Puerto Hurraco y los hermanos Izquierdo salieron, escopeta en mano, por la calle Carrera disparando a las cabezas o a los corazones. En 1983 Bilbao se ahogó en sus propias inundaciones. El 26 de agosto de 1971 Astrud Gilberto era numero uno de los 40. Y a las 16:00, más o menos, enfrente de lo que ahora es un museo y que en aquellos tiempos era un muelle de descarga de plátanos que venían de Canarias, nací yo.
Por el camino llegaron y se fueron demasiadas cosas y demasiadas personas. Una vez me dijeron que, como la vida y la muerte, es una ley no escrita y contra eso, igual que contra la naturaleza, gastar energía es perderla. Nadie me enseñó a gestionar las cicatrices que te dejan algunos vacíos y con los años esas heridas se ven el en espejo mientras intento no marcar los pliegues de mi piel madura si me afeito por las mañanas. Tampoco supe gestionar bien aquello de que el tiempo pone a cada uno en su sitio o que hay recompensas a las buenas acciones. Simplemente aprendí a vivir sin esperar nada y , después, convencerme de lo contrario para seguir viviendo.
Todo eso, todos los días. Me equivoqué pensando demasiado. Va a sonar ególatra: me gusta quien soy pero no donde estoy. Debo aprender a reconocer a quien está en vez de esperar el momento en que se haya difuminado como una foto antes de dormir. También me queda pendiente esa lección en la que aunque cada día espero que sea ese en el que todo, como en un guión bien hecho, encaje para felicidad del protagonista, que hoy no sea. No tengo que llegar a la cama con la sensación de tener otro boleto comprado para el título de: Mierda. Las autoflagelaciones curan mucho más despacio.
Aprender es lo que queda siempre. Solo doy las gracias cuando es de verdad y las doy demasiadas pocas veces.
Sin embargo, a lo que iba: Desconfío de los buenos deseos.
Buenos deseos para mi. Hay que comer más verdura.
Felicidades, prefiero
ResponderEliminarfelicitar a que me feliciten,
cumplir años se ha convertido
en mi letania de cada año, la
razon es esa , que tengas buen
finde .
Yate mandé tu galletita, ¿verdad?
ResponderEliminarEl año que viene, más.