17 de diciembre de 2018

2018, el año del egoísmo y del odio.

Buscando un resumen del 2018, pero no un resumen personal sino global, creo que ha sido un año de profundo egoísmo, pero egoísmo de éste:


Es decir. Ese tipo de egoísmo en el que se quiere todo de manera personal y lo que le suceda a los demás da lo mismo porque el interés personal está muy por encima del interés global. Quererlo todo, como definición, es algo lícito sobre todo si no hay ningún tipo de reparo en los daños colaterales. Querer ganar más, una pensión superior, una rebaja de impuestos, una virilidad más sensual, un coche menos contaminante pero que corra mucho más y sea más molón con una bocina que toque la traviata. Pagar menos por lo que se consuma, aunque eso implique injusticias que no son nunca responsabilidad propia sino de algún ente superior y malvado con forma de gobierno, de jefe o de mandatario extranjero. Vacaciones en velero, una pareja fisioterapeuta los sábados y que le gusten las películas de tiros los martes o las argentinas los jueves. Que sepa hacer croquetas. Respeto para lo propio, desprecio para los jugadores del equipo contrario. No trabajar y tener más dinero. Desconfiar del futuro.

Ese es el 2018. Un año del odio. Piénsalo. Reconoce que, aunque fácil, no es el mejor camino posible.

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