Tuve un becario en cierta ocasión al que llamábamos "recoger piedra". No sé si alguno conoce los primeros Age Of Empires. En ese juego se seleccionaba a un habitante y se le indicaba que tenía que recoger piedra y él, complaciente y educado, se ponía a recoger piedra a ritmo hasta que terminaba. En ese momento se quedaba quieto junto al lugar donde antes estaban las piedras y no hacía absolutamente nada hasta recibir una orden nueva. Este muchacho era así y un día, a modo de prueba, le dimos una instrucción sencilla y al terminarla se sentó en un taburete y no se movió las dos horas después. Le pregunté si se había aburrido. Dijo que hacía su trabajo. Le pregunté si consideraba que había más cosas que hacer. Dijo que cumplía las órdenes.Le mandé a su casa. Se fue,supongo, por la senda que le habían enseñado sin cambiar ni un ápice de trayecto y, por supuesto, no pensar si existe una forma de optimizar el mismo.
Ese, amigos míos, es un perfil muy habitual.
Porque ¿para qué pensar si puedo equivocarme?. De aquella forma no hay responsabilidad, culpa o sacrificio. Hay quien, como Pedro Picapiedra, tira el martillo en cuanto da la hora y se va sin ni siquiera hacer un yabadabadú. Son los que se compran coches polacos y los que se quejan, porque es lo que toca, de la falta de criterio de los que deciden por ellos.
Algunos se vuelven locos un rato. El bigotes no lleva bigote y Ana Gabriel el pelo como una teresiana que está preparando sus nuevos votos suizos. Pero hacen lo que les dijeron que tenían que hacer y después la responsabilidad siempre es de los demás porque recibían órdenes casi como un soldado nazi en un campo de concentración. Cuando llega la hora de irse salen corriendo a un lugar lejano sin derecho de extradición, no sea que haya que ir a la cárcel y eso son horas extras no remuneradas aunque aprendas a pochar cebolla. La diferencia es que "recoger piedra" creía que no hacía daño aunque sus compañeros se quejaban de lo vago que era y otros se escudan en disposiciones morales discutibles para hacer lo mismo aunque hubieran estado más guapos en un taburete sin moverse.
Son ejemplos de cómo se intenta hacer cualquier cosa que no pueda implicar responsabilidad.
Ser responsable es el miedo que nos llega. Ya no lo dan en las escuelas. La robótica tampoco lo tiene.
Hay un chiste muy viejo que lo describe perfectamente. Ella es una mujer hermosa. Mucho. Tiene una mirada dulce y salvaje. Él se acerca y la empieza a hablar. Ella sólo hace gestos, asiente si le hacen una invitación, sonríe con unos perfectos dientes alrededor de los labios con comisura ascendente, que es como son los más atractivos. Cruza unas piernas largas y suaves mientras se sienta y él la sigue hablando,hipnotizado como un adolescente. Al cabo de un buen rato le pregunta por qué no le habla y ella, con voz chirriante responde "¿Pa qué, pa cagarla?". Ella sabe que sin hablar todo le sale mejor. Perder la perfección está muy mal visto.
Algunos se vuelven locos un rato. El bigotes no lleva bigote y Ana Gabriel el pelo como una teresiana que está preparando sus nuevos votos suizos. Pero hacen lo que les dijeron que tenían que hacer y después la responsabilidad siempre es de los demás porque recibían órdenes casi como un soldado nazi en un campo de concentración. Cuando llega la hora de irse salen corriendo a un lugar lejano sin derecho de extradición, no sea que haya que ir a la cárcel y eso son horas extras no remuneradas aunque aprendas a pochar cebolla. La diferencia es que "recoger piedra" creía que no hacía daño aunque sus compañeros se quejaban de lo vago que era y otros se escudan en disposiciones morales discutibles para hacer lo mismo aunque hubieran estado más guapos en un taburete sin moverse.
Son ejemplos de cómo se intenta hacer cualquier cosa que no pueda implicar responsabilidad.
Ser responsable es el miedo que nos llega. Ya no lo dan en las escuelas. La robótica tampoco lo tiene.
Hay un chiste muy viejo que lo describe perfectamente. Ella es una mujer hermosa. Mucho. Tiene una mirada dulce y salvaje. Él se acerca y la empieza a hablar. Ella sólo hace gestos, asiente si le hacen una invitación, sonríe con unos perfectos dientes alrededor de los labios con comisura ascendente, que es como son los más atractivos. Cruza unas piernas largas y suaves mientras se sienta y él la sigue hablando,hipnotizado como un adolescente. Al cabo de un buen rato le pregunta por qué no le habla y ella, con voz chirriante responde "¿Pa qué, pa cagarla?". Ella sabe que sin hablar todo le sale mejor. Perder la perfección está muy mal visto.
Al menos Pedro curraba hasta que daban la señal de aviso de fin de jornada.
ResponderEliminarCuando yo trabajaba en la petrolera, los que tenían el contrato bueno y horario hasta las 3, empezaban a hacer cola a las 3 menos diez (menos veinte, los viernes) delante de la máquina de fichar, para salir galgando y ser los primeros.
En caso de urgencia, se piraban antes y alguien fichaba en su lugar.
PD - Quizá la orden que hubieras debido darle al "recoge piedras" (interesante concepto) podría haber sido: "piensa. Y hazlo por ti mismo. Busca el beneficio ajeno, no tu propia comodidad".
Quizá el cobol no recogiera tantos matices...
Seguramente ese becario, al ser inexperto, estaba esperando que alguien le dijera lo que tiene que hacer.
ResponderEliminarY si responsabilidad es trabajar gratis para otros yo también hoy irresponsable.
También hay hombres con los dientes sucios, torcidos y pelos saliéndoles de la nariz con mucha labia que lo único que hacen es mentir, así que la decisión de callarse para no cagarla no es tan mala si es sincera.