Hay revoluciones que se desean y otras que suceden. En eso podemos estar de acuerdo.
Pero una revolución no tiene por qué ser una ruptura dramática con la vida anterior, como si nada valiese. Una revolución no tiene que tener esos miles de componentes cinematográficos con los que nos gusta edulcorar el futuro que, después, no es.
Los pesimistas existenciales sabemos que visualizar lo negativo, según dicen algunos gurús, ayuda a gestionar las herramientas para superarlo cuando llega. Y muchas veces llega aunque vivimos en una sociedad a la que nadie enseña a gestionar la frustración. No existe, ni siquiera como opción, que los pilotos en sus xwing no entren en el corazón de la estrella de la muerte para salvaguardar el futuro del universo, incluso en alguna galaxia muy muy lejana. Con tres soles pero rojos.
Conozco a quien se deja llevar como un adolescente en grupo y sin criterio, como un contrabandista de consignas que se mueve al aire de la ultima moda: que fue yonki, vegano, de apple, de android, coach y aprendió a bailar salsa pero se fue a un concierto de trash metal. Tengo un amigo que dice que cuando estás solo es cuando te pasan cosas. No estoy de acuerdo con ellos. Creo que cuando has tirado la toalla pero todavía está en el ring, goteando del sudor de la pelea casi perdida, es cuando aparece algo que te vuelve a poner en pie.
La vida tiene espirales muy curiosas y un día, creyendo que todo está perdido, se termina con una sonrisa tonta y feliz al salir de un portal casi de madrugada (nota de género: aqui la versión en femenino). No quiere decir que haya que agotar los cartuchos de la escopeta de cañones recortados para que aparezca el próximo venado. No quiere decir que haya que poner el dedo gordo del pie, en una escena grisácea y lúgubre sobre el gatillo, mientras el final del rifle entra en nuestra bocaza. Solamente es que cuando el ansia nos posee los resultados suelen ser inciertos, cuando hay que hacer una revolución porque sí y como sea no tiene pinta de salir bien. Hay canciones que se buscan y otras que llegan sin avisarlas. Las canciones que llegan son las importantes, las que terminan llenándolo todo, como fotografiar una espalda nada más despertarse por la mañana sin saber el motivo que nos llevó a hacerlo.
Vivimos, insatisfechos con cada frase y cada paso que no es el definitivo, buscando la nueva revolución y las pequeñas grandes revoluciones llegan sin avisar.
A veces desaparecen, de la misma y efímera forma que hacen las personas en nuestras vidas.
Pero a veces se quedan.
Como las canciones.
Y huelen a casa.
Me has recordado cuando, hace mucho, estudiaba a Kuhn.
ResponderEliminarhttps://es.wikipedia.org/wiki/La_estructura_de_las_revoluciones_científicas
Gracias.