18 de agosto de 2016

La economía hipster

En medio de un verano demasiado parecido al aparatoso invierno laboral hago lo mismo que en invierno: me duermo viendo las noticias, las novedades y alguna entrevista moderna que habla de lo chulo que es el mundo que vamos a crear con nuestras mil millones de bondades. Así que aparece, en una sala casi barroca con dos sillones modernos, de esos que son más modernos que el Ikea porque parece que abrazan los culos en vez de martirizarlos, una entrevistadora elegante y un tipo con un poco de barba, una camiseta con cuello de pico y una chaqueta que le hace aparentar seriedad o, al menos, intelecto. Y hablan. Hablan de proyectos en escuelas de Africa. Hablan de las nuevas formas de educar a nuestros niños con juegos y con elementos que les lleven a un desarrollo cognitivo superior. Hablan de encuestas y de datos recibidos, de los días en los que la educación convirtió, sin decirlo por supuesto, a este mundo en un planeta de gilipollas y cómo él mismo, con una sonrisa perfecta, está convencido que eso se terminó porque va a seguir con sus proyectos por todo el mundo hasta encontrar el cáliz de la verdad. Y se gusta tanto que me fijo si acaso se ha quitado alguna costilla para las noches de soledad entre proyecto y proyecto.

En otro canal, de manera enésima, Julia Roberts le pregunta a Richard Gere qué es lo que fabrica. Él se queda quieto y, tras titubear, dice que nada. Coge empresas, las particiona y las vende. "¿No fabricas nada para ser rico?"- creo que le pregunta. "No"- responde él.

Y yo vuelvo a la entrevista para ver si acaso me entero de donde sale el dinero que permite, al jodido hipster, viajar tanto y tener los dientes tan blancos, porque eso no es natural, eso es blanco de dentista caro. No lo dice. Sigue con sus banalidades sobre la bondad de la infancia, que seguro que es bondadosa. Sigue con sus proyectos y sus estudios, lo cual me parece muy bien porque hace falta que haya mentes preclaras que nos guíen al resto de los mortales sin cerebro pero, en una parte de mi, en la prostituta de gran corazón que tengo dentro, me pregunto qué es lo que fabrica.

Podría decir que fabrica niños listos, pero tampoco lo tengo tan claro. Está bueno eso de ser honesto y bondadoso pero, joder, hay que saber coger un destornillador o amasar el pan. Es muy bonito saber de Feng Shui pero antes hay que poner correctamente los ladrillos en las casas. Antes del decorador está el pintor, antes del pintor el albañil y antes del albañil el arquitecto. Luego ya veremos si el cabecero de la cama apunta al norte o al sur. Entonces creo que algo estamos haciendo mal. Mi abuela hablaba de empezar la casa por el tejado y yo creo que primero hay que saber pensar, luego usar las manos y después ya nos podremos chupar las pollas, como la canción.

La nueva economía es molona. Todos nos queremos, todos somos un equipo, todos vamos juntos de acampada y hay alguien que ha puesto un tobogán en la sala de juntas. Esas son las bondades de las que se habla. Hablar de dinero es un poco más jodido. Hablar de trabajo, sudor, esfuerzo, sacrificio y mancharse las manos resulta casi una herejía. Conozco a quien abandonó su trabajo porque no le gustaba parte de él. Le gustaba arreglar los Aston Martin DB9 pero cuando le traían un Opel Corsa lo despreciaba. Ahí está, esperando Aston Martin rotos en la cola del paro preguntándose por qué. Pero claro, el truco de los nuevos ricos es que no tienen nada a la venta. Venden aire y, lo que es más curioso, se lo compran sin embotellarlo. Parece que ahora mismo sólo se manchan las manos los tontos, los pobres o los que van a los realitys de las islas lejanas. No hay que fabricar nada y mucho menos hacer algo mejor que la competencia. Ningún anuncio habla de lo mejor de un producto sino de lo feliz que te va a hacer, lo guapo que eres, lo mucho que vas a ligar o lo gracioso que es el ego del publicista. Ningún referente popular fabrica nada. Algunos golpean pelotas, otros hacen gorgoritos y la mayoría manda a hacer gárgaras a su público mientras se toca las pelotas. Y los niños quieren ser futbolistas, politólogos, youtubers o gilipollas, que viene a ser lo mismo por mucho que les eduquen al estilo "todo el mundo es bueno" del tipo desconocidamente remunerado de la entrevista del canal 24h.

Estamos sumergido en una cultura en la que se aspira a ser opinador, a decir, con estadísticas múltiples, lo que se debe hacer, cómo se debe hacer y cuantas veces se debe hacer. "Según un estudio..." dicen en televisión cuando ni uno de ellos ha trabajado en la puta vida llevando un saco, madrugando para ir a un puerto, apretando una tuerca o simplemente viviendo de lo que son capaces de generar por ellos mismos. Ni uno sólo de los mil opinadores ha ido a la puerta de un cliente que no le paga, de una gran empresa que le ha dejado un agujero o, simplemente, ha tenido que buscar en lo más profundo de sus capacidades la forma de ganar dinero para comer ese mes. Al menos eso parece quizá por la falta de respeto con la realidad. 

Porque en realidad, si estamos en una isla desierta, necesitamos un tipo que nos haga una balsa, otro que corte los troncos, alguno que haga los remos o el timón, las velas o incluso que estudie el cielo para conocer el rumbo. Quizá vendría bien una planificación del trabajo o hacer una cabaña para dormir los días de fabricación de la balsa pero no veo en esas necesidades a alguien que se dedique a dar por el culo contínuamente recitando lo mal que lo hacemos todo. Tampoco uno que me quiera alquilar la balsa que he hecho yo y mucho menos a alguien que me quiera vender balsas de una gran superficie porque en algún sitio ha deducido que quiero una balsa.

En la economía hipster se adora al investigador, al elucubrador y el triunfador es el que no hace nada y eso, sinceramente, es algo muy malo porque, si lo piensas bien, no es que no fabriquen nada mejor, es que no fabrican nada.



(Aclaración: fabricar en el sentido de generar un bien. Ejemplo: Un médico fabrica porque las personas están sanas y van a sus trabajos donde hacen cosas que ayudan a los demás. Un cirujano plástico que sólo pone tetas a las celebrities que no las necesitan porque arreglar las caras de los accidentados en tráfico pobres le da asco no fabrica nada)
(Aclaración 2: quería ir por otro lugar pero me he liado)




Test:
             Responde a la pregunta: ¿De dónde sale tu sueldo? 

2 comentarios:

  1. Lo que no has aclarado es quién es el chuloputas.

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  2. Los Chinos. Los Chinos si que fabrican cosas. Fabrican cosas y se frotan las manos. Occidente se queda con su Uber y sus apps mientras ellos fabrican objetos tangibles. Cada vez mejor y mas baratos. Quien nazca en china hoy día esta naciendo en un buen sitio.

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