29 de agosto de 2014

El triclosán, el escándalo y mi canela.

Desde que Internet se convirtió en masivo, desde que cualquier magarrán tiene la misma difusión mediática que un tipo con criterio, pruebas y razonamiento científico u homínido, no hago más que asustarme escandalizado. El colgate tiene triclosán. Es un escándalo.

Rexona maltrata animales, los aviones nos fumigan, la agencia de datos americana tiene una copia de las fotos que mandas por whatsapp a tus amantes, hay un tipo que maltrató a un perro, una niña abandonada en Móstoles, un político que se mea en las subvenciones por desempleo de doce parados...y a mi, a mi me huele el pito a canela.
Lo importante es escandalizarse, tirarse un cubo de agua por encima de la cabeza, hacer un "me gusta" en la próxima exclamación, compartir un vídeo con un imbécil haciendo una gracia o sacar conclusiones antes de leer el contenido porque el contenido es lo menos importante. Las madres, indignadas porque han dicho en televisión que la mantequilla es muy mala para los triglicéridos, la tiran a la basura en la casa de sus hijos mientras sus vástagos, por no llevar la contraria, hacen de aquello un dogma. Y beben leche de soja los meses impares. Un 0,0000001% de heces de caballo en la comida de ikea se convierte en "Ikea vede mierda de caballo". Y no deja de ser cierto pero tampoco es verdad del todo, porque no todo es mierda aunque haya una parte de cierto, incluso dentro de los muebles. 

Al igual que la democracia, en la que tu voto, el mío y el de un mono mayor de edad con documento de identidad valen lo mismo, en internet tus comentarios, los míos y los del mono valen igual. Y el loco no es el loco, sino los que siguen al loco. Así qué podemos considerar los bulos o los aciertos como estigmas de la verdad y dejar de ir a un restaurante o a un hotel porque tripadvisor diga lo contrario bajo la extraña bandera de la democracia de la red. Es más sencillo criticar, gritar, hacer de la barbaridad lo mismo que aquel perro, la niña, el foie y Riki Martín. Después, al intentar comportarse como un humano medio, hacer como si no supiéramos nada. "Por sí acaso", dicen las viejas y los llamados troles de internet. Unas porque se pierden al romperse el hilo que les une a la realidad. Otros porque han descubierto que eso les proporciona una popularidad que nunca tendrán.

En ese mundo en el que lo que no es fake es una barbaridad y la verdad no es emocionante, hay quien ya no diferencia sino que se deja llevar como una borracha en una fiesta, como un junco a merced del viento.

Claro que, después, se sigue comprando en Ikea, no se dona nada a quienes financian estudios para enfermedades, sigues haciendo el tonto con las fotos que mandas y, por supuesto, te lavas los dientes con mucha pastita y agua corriente.

Y me sigue oliendo a canela. Vamos, un escándalo. Estoy por publicarlo en facebook con muchas exclamaciones y con un "si estás de acuerdo COMPÁRTELO!"

No hay comentarios:

Publicar un comentario