Vivimos en un pais libre. Cualquier idea, cualquier proyecto o cualquier acierto o estupidez puede defenderse de una manera pública y democrática. Eso es una chulería.
Así que, como somos así de chulos y así de modernos, decimos cosas al aire y expresamos deseos que nunca se cumplen pero que intentamos dejar como improntas. Y, debido a la necesidad humana de asociarse en grupos, formamos nuestros equipos deportivos intelectuales con la forma de partidos políticos.
Y vió, el poder social, que era bueno.
Así que unos, sentados frente a una cerveza en medio del tiempo atmosféricamente loco de la península, hacen pública su libertad de razonar aquello en lo que creen que creen, casi como una fe de quita y pon. Hablan de la economía y de la justicia, de la necesidad de generar una población ética y de educar a quienes desvirtúan las leyes. Se callan al oir opiniones diferentes para aportar en vez de destruir. Pagan la segunda ronda y esperan llegar a casa con un matiz del contrario en alguna de sus dudas.
Entonces alguien dice: "hay una cosa que no soporto. Cuando estamos un grupo y aparece un gilipollas con el uniforme de mi ideología y se pone a defender las que se supone son las mismas ideas te tengo yo y lo hace literalmente con el culo"
Y entonces veo en él un mártir. No en el tonto o el el forofo, sino en el que, haciendo uso de su libertad, ha tomado partido por un programa electoral.
Porque hay alguno que va con la camiseta de Lacoste con los cuellos con la bandera española diciendo que hay que echar a los inmigrantes. Otros van con un palestino al cuello y barba mal arreglada hablando de abrir fronteras y ocupar las casas de campo de los ricos. He visto al algún gafapastas con ropa cara jurar que la regeneración democrática desde el poder es posible para acabar con el franquismo imperante y, después, pedir ayuda para pasar un nivel del candy crush. He visto a más de uno, con el traje regional moderno (chándal vasco, hipster desarrreglado catalán, gallego multicultural) asegurar que si tiene granos es culpa del agua española que corre por sus cañerías.
Son los arquetipos del contrario convertidos en realidad, casi como un cosplay sociocultural.
Y, a su lado, bajando la mirada. Siempre hay alguno que siente vergüenza de los de su equipo.
En esta España en los que cada uno es seleccionador nacional y tiene una opinión sobre Podemos aquellos que han llegado a alguna idea política (todas válidas) a base de criterio, razonamiento y capacidad intelectual de mayor o menor calidad pero con respeto por si mismo y por el contrario son los verdaderos mártires de la política.
El resto son tifossi. hoolligans, ultras, grupies, fans... se diferencia por el uniforme y al descubrir que razonan con el orto. (Luego, en una cuestión espacio-tiempo, son los que pasado mañana son radicales del equipo contrario).
Pd: voy a poner un ejemplo. Una cosa es que alguno le de por pensar y pueda llegar a creer que la independencia de Cataluña sea una opción racionalmente defendible y otra es que alguien diga este tipo de cosas (ver sentado)
El resto son tifossi. hoolligans, ultras, grupies, fans... se diferencia por el uniforme y al descubrir que razonan con el orto. (Luego, en una cuestión espacio-tiempo, son los que pasado mañana son radicales del equipo contrario).
Pd: voy a poner un ejemplo. Una cosa es que alguno le de por pensar y pueda llegar a creer que la independencia de Cataluña sea una opción racionalmente defendible y otra es que alguien diga este tipo de cosas (ver sentado)
Al margen de siglas e instituciones, un poco más de empatía ayudaría mucho a la convivencia.
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