23 de mayo de 2014

Personal trainer

Ni primavera ni tormentas ocasionales: estamos en plena operación bikini que es el deadline de la grasa.
No importa la consecución intelectual del éxito, no hay un deadline cultural. Importa, de una manera sangrante y piadosa, de una forma sacrificada y obsesiva o con una actitud espartana y exigente que las grasas o las formas se vayan a los lugares donde deseamos que estén. No hay gordos en el escaparate veraniego. Hay que entrar en la ropa que se compre cuando lleguen las rebajas de verano con el mojito en la mano y poniendo cara de que se está así todo el año.

Son las oposiciones al postureo personal, las ganas de coger colorcillo, la necesidad humana de sentirse observado y deseado. Muchas veces lo único que importa es saber que te miran y para eso, como si fuera la intro de Fama, hay que ganárselo con sudor.

Y, quizá por ser un fetichista de la mente, me pregunto el motivo por el que no hay una "operación cerebro", una temporada del año en el que se agoten los autodefinidos y la wikipedia sea más consultada que la dieta Dukan. No comprendo por qué las librerias no están repletas de personas deseando tener temas de conversación inteligentes, los conciertos saturados con los carteles de "no hay entradas", los museos ampliados o las charlas intelectuales con oyentes en el suelo porque ya no quedan sillas.

Creo que es porque es más fácil, como un producto chino falsificado, cambiar la imagen que aprender a pensar. Aunque lo uno sea algo voluble y lo otro sea para siempre.



Pd: Claro que hay personas hermosas que además son mucho más listas que yo. Conozco alguna pero, como las que son sólo bellas o las que son sólo hermosas, están por ahí viviendo su vida. Unas no me quieren por tonto y otras por feo.

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