Existen elementos que son inversamente proporcionales a la verdad. Hay muchos más teléfonos de última generación en poblados chabolistas que en el mismísimo barrio de Salamanca. Urdangarín va en un golf de tercera mano.
Ostentar ya no es cool. Lo que mola es llevar una chamarra gastada, comerse un pincho de tortilla sentado en un escalón cerca del bar y liarse un cigarro antes de irse a dormir a un hotel de cinco estrellas y, aunque quemes la ropa cada vez que te la pongas, volver a parecer un buscavidas por la mañana con la barba a medio afeitar, algún roto en el pantalón, unas zapatillas casual, una camiseta básica y la misma chupa de cuero que el tipo del anuncio.
Ostentar ya no es cool. Lo que mola es llevar una chamarra gastada, comerse un pincho de tortilla sentado en un escalón cerca del bar y liarse un cigarro antes de irse a dormir a un hotel de cinco estrellas y, aunque quemes la ropa cada vez que te la pongas, volver a parecer un buscavidas por la mañana con la barba a medio afeitar, algún roto en el pantalón, unas zapatillas casual, una camiseta básica y la misma chupa de cuero que el tipo del anuncio.
Hubo una época en la que los ricos tenían que demostrar que lo eran de la misma forma que en la edad media aquellos que eran pálidos y casi albinos tenían en su tez la demostración absurda de que eran más que los demás. En los años 80 sacar el ladrillo que era un móvil o tener un coche aún más grande era el equivalente a la blancuzca piel medieval. La globalización del cambio de siglo y las copias chinas casi imperceptibles cambiaron aquello. A partir del 2000 hasta el más gilipollas tenía un iphone y el último soplagaitas se había comprado un Chayanne Cayenne que rugía junto a los BMW M3 de los chicos con pelo corto y gafas en la cabeza en los semáforos.
De alguna forma habría que diferenciarse de los demás. Las demostraciones públicas de poderío las podía hacer cualquiera.
Así que alguien descubrió que lo vintage era la seña de los nuevos ricos. Y una nueva banda de "posh" dejó Marbella para irse a las playas recónditas de Ibiza donde hacer picnic, liarse unos porros, jugar al voley playa y esperar a que el mayordomo les vaya a recoger con su yate. Claro que lo del yate sólo lo ves a última hora, cuando has pasado toda la tarde pensando que querían robarte el bocadillo de la toalla.
Conozco a quien afirma que un rico es un tipo que parece que te va a robar pero que huele bien. Más o menos un "perrovintange".
Mi abuela diría que las chicas de Desigual son unas cabareteras descocadas. En el último anuncio de Louis Vuitton las modelos parecen prostitutas.
Parecer rico es de pobres. Ironías del siglo XXI. Ya no te puedes fiar.
Sí que parecen prostitutas. Aix, a ver si nos van a liar, lo de que las apariencias engañan es cierto, pero antes era por lo contrario.
ResponderEliminarBueno, el neogrunge está en camino
ResponderEliminarya lo anuncian los nuevos catálogos del low cost
y ya q estamos nos recuerda q el grunge,ese auténtico de los 80 del pasado siglo, era muy de rico vestido de pobre
el eterno retorno
El anuncio, por cierto, me encanta