Ayer, sumido en ese eterno fin de semana aburrido, solitario y cultural en que he convertido mis fines de semanas invernales, consumí con furiosa cólera un documental llamado Miss Escaparate en el que se viene a afirmar de una manera cruel y sangrienta que las figuras femeninas que están siendo socialmente aceptadas como válidas son una copia hormonada de la mujer de verdad, una especia de supermujer que vive alrededor de la búsqueda dolorosa y con final feliz del amor y el hombre perfecto y, por ello, deja en un lugar muy extraño a todas esas figuras, al estilo de Bette Davis o Ava Gadner, a todas aquellos personajes de las películas de los años 30 y 50 en los que eran de verdad complejas, personales, intelectuales y con criterio propio porque eso se supone que ES la mujer. Sin embargo hoy en dia los arquetipos se han visto salpicados por miles de Megan Fox que airean sus curvas encima de una motocicleta.
Y el problema no reside en que nos quieran vender una imagen que no se acerca en absoluto a la verdad sino que toda una generación ha asumido como verdad ese arquetipo. El número de niñas que se autolesionan, acuden a la cirugía o se sienten incómodas con su cuerpo ha crecido de manera exponencial en las décadas más próximas. Los chicos valoran mucho más un buen par de tetas que la posibilidad de razonar por parte de sus compañeras. La presentadora de noticias buenorra es un hito en el que más de una chica se quiere ver dentro de unos años. Las nuevas protagonistas de Disney son un grupo de preadolescentes en bikini.
Por alguna razón mercantilista y pueril las mujeres famosas nunca son valoradas por su cerebro sino por su look o el traspiés con sus tacones. Es extraño un titular sobre el inexistente estilismo de Rajoy pero hay millones de bromas sobre la capacidad cromática de los vestidos de Merkel o la reina madre.
El número de niños que quieren ser presidente de EEUU se mantiene hasta la mayoria de edad y, sin embargo, las niñas aspiran a ser presidente se reduce de manera inversamente proporcional al desarrollo de sus curvas. La cantidad de dinero que gastan las mujeres de EEUU en productos de belleza basados en cánones inalcanzables seria capaz de proporcionarles la economía suficiente para hacerse diez o doce carreras en la universidad privada. Son datos.
Sin embargo el documental culpa a los medios. Culpa a todos esos guionistas facilones que han visto el filón de los roles ultramarcados rentables en taquilla a pesar de que logren que las mujeres se autocosifiquen. Se olvida que la generación que viene por detrás nuestro, aunque expuesta al descontrol del horario infantil, no consume televisión, consume internet. Internet está repleto de videos que hace tu cuñado con chistes que le hacen gracia. Está lleno de epic fails y de porno, de chistes facilones y powerpoints con flores y mariposas, de niños perdidos y enfermedades incurables, de historias falsas o falsificadas que van de muro en muro, de mail en mail y hacen pitar al whatsapp. Los responsables del contenido de Internet son los propios usuarios y, por ello mismo, esta es una rueda que resulta complicada de parar sobre todo en las mentes que se basan en la simplicidad anormal que cree que lo que sale por la pantalla es minimamente real.
Vivimos en una sociedad contemporánea que necesita que los personajes que la pueblan sean perfectamente definibles en un arquetipo. Tenemos los futbolistas lerdos y ricos, los informáticos gordos y pajilleros, los aburridos padres de familia, publicistas ególatras babosos, las pseudomeretrices de quince años, los niños que han de querer una consola por navidad y los geek asexuados de The Big Bang Theory. Tenemos más, eso son ejemplos. Parece que hay que meterse en una de esas camisas prefabricadas. No se puede ser futbolista pobre o guapa e inteligente, es como un gran bug.
El problema es que todo esto es algo que ni siquiera nos lo planteamos sino que lo asumimos como cierto y es, realmente, una basura con la que colaboramos cada día. A mi me gustan las listas que son guapas. Soy un informatico que no está gordo. Nunca supe jugar al fútbol. No creo en la televisión, ni en el Hola, el Cosmopolitan, el FHM ni en Internet.
Siento si alguno lo puede tildar de machista pero a veces el techo de cristal que dicen tener las mujeres es algo que han colaborado a crear. No es, exclusivamente, una cuestión de leyes. También es sentido común. Mientras tanto, sin darnos cuenta, las presentadoras de informativos cada dia dicen cosas que nos importan menos. Ellos miran el canalillo y ellas se acordarán de la chaqueta o el color de las mechas mientras sus hijos repetirán, como los seres autocopiantes que somos, esa actitud. Ninguno recordará el contenido de la noticia. Casi todos sabemos que el Principe se enamoró de la que salía en los informativos y que ahora está mucho más delgada que entonces.
A ver cuándo aprenden que la belleza está en la persona en sí, no en su físico. Han hecho mucho daño y todavía no hemos visto todas las consecuencias.
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