Hay, en realidad, una manera muy diferente de considerar los regalos según el sexo y la cultura. De la misma forma que sacrifiar un carnero puede ser una muestra de afecto infinita en algún lugar del planeta un par de flores o un chuletón con patatas fritas pueden ser, en algunos casos, mucho más "rentables" que el esfuerzo de elegirle la camisa y los zapatos adecuados o prepararla una sesión de cine, aunque sea con alguna pseudo pelicula en la que la protagonista sea un caballo.
Es que a veces hay que regalar flores, ja, ja.
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