18 de febrero de 2013

Privacidades y transparencias

Hace varios años, cuando eso de las redes sociales era una tendencia, se hizo un estudio en el que se preguntaba a las personas sobre si estarían dispuestos a que sus datos personales circulasen por internet. Como resultado, y de manera mayoritaria, las personas indicaron que bajo ningún concepto se encontrarían cómodos si todas sus cositas estuvieran al acceso de cualquiera. Mas o menos por esa lógica aquel estudio dedujo, de manera incorrecta, que las redes sociales nunca serian masivas.


Sin embargo, aunque se pueden conocer tus miserias y contactos con una facilidad máxima, mas de uno sigue manteniendo que la privacidad y la seguridad de sus pequeñas cosas están aseguradas en manos de Facebook, de twitter, de gmail o de Microsoft. Supongo que necesitan creer, como quien cree en la honorabilidad de cualquier empresa o en un dios omnipotente, que aquello es cierto. Se quejan por la privacidad y estan sumisos en la nueva moda del Harlem Shake como si eso fuera graciosísimo cuando es una nueva sandéz más. Hace nada Microsoft lanzo una campaña asegurando que Google lee todas y cada una de las palabras que aparecen en tus Mail con el fin de enviarte publicidad acorde con tus intereses, mas o menos lo mismo por lo que en la barra lateral de facebook aparece publicidad dirigida para ti.

Con el paso de los años y de las modas todo aquello de las redes ha dejado de ser personal a ser masivo. Es cierto que la tendencia de uso de internet ha ido cambiando y este mes de enero se dio, por primera vez, la circunstancia de que se busca y se navega desde aquellas aplicaciones que sueles utilizar. Se busca casi tanto desde el buscador de Facebook que desde la pagina de Google, al fin y al cabo, ambos filtran resultados dependiendo de quien les contrate para vender publicidad.

Yo, cansado y molesto por todas esas consideraciones estúpidas que me acusaban de tener una vida paralela en internet, hice un ejercicio de transparencia digna de la publicación de la declaración de renta por parte de un político: dejar mi perfil publico. Aun así, me sucedió lo mismo que a los políticos, que aquel ejercicio se razonó insuficiente como si tuviera cuentas en suiza o mensajes privados conscientemente ocultos. En realidad me irrita pero me importa una mierda lo que piensen los demás de la misma forma que soy plenamente consciente que el futuro se enmarca en un despropósito de información personal descontrolada que va de un lado a otro del planeta a modo de nuestras imborrables huellas digitales.

También me importa bastante poco que las aplicaciones y los sistema operativos que usamos de manera masiva vayan, poco a poco, haciendo perder el control de nuestros archivos con ese dispositivo de localización contínua que es el teléfono. Dime, si eres capaz, donde se esconden las fotos que recibes a través del Líne. Cuéntame, por favor, en que lugar están los contactos del Messenger (muerto en breve (8 de abril)) o del skype. Explícame el motivo por el que, al pasar de un terminal móvil a otro, aparecen contactos que habías borrado a conciencia. Dime, incluso, la razón malévola por la que el whatsapp tiene escondida en algún lugar una copia de seguridad de tus conversaciones o la razón por la que, al volverte a hacer amigo de alguien a quien borraste en Facebook, aparecen los mensajes privados de los que escapaste el día que eliminaste el contacto.

Y, sin embargo, por mucho que digamos y aseguremos que no nos hace gracia que nuestros datos , nuestras conversaciones y nuestras fotos circulen por ahí, cada vez nos vamos sumergiendo en el pozo de todas esas aplicaciones sobre las que no tenemos ningún control (que le pregunten a #Pipipagalaropa). Cada día y cada actualización que llega nos va quitando el control sobre lo que escribimos, fotografiamos o activamos de manera inconsciente. Nuestro GPS, nuestra cámara de fotos y nuestros mensajes se van acumulando en servidores de la Europa del norte o en Palo Alto sin que tengamos aquel control arcaico y nostálgico en el que, para olvidarte de algo de manera definitiva, buscabas una carpeta y borrabas el contenido.

La "nube" es el gran engaño comercial y publicitario del siglo XXI porque para usar una utilidad maravillosa has de vender tu vida a extraños.

En realidad solo queda una opción ante todo aquello que se ha convertido en algo habitual en la manera moderna de comunicarse: asumirlo y joderse. Porque dejar de comunicarse es un precio, quizá, demasiado alto.

Aunque yo, y lo reconozco, saber todos estos datos hace que cada día me comunique menos. Eso no quita que Internet sea un invento maravilloso pero que la privacidad en internet sea una transparencia y una falacia en estado comercial puro.

(La foto tenia que ser de Linda Evangelista con alguna transparencia, que son las mejores)

1 comentario:

  1. Qué gracioso, porque a veces pienso que la gente suelta mucha información privada gratuitamente. ¡Cómo cambiamos con el tiempo!

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